Sabemos que este país está lleno de problemas, que la línea de pobreza está llegando al cincuenta por ciento y que el tal gobierno del cambio está resultando un bluff de proporciones descomunales. Sabemos que para ser sofisticados necesitamos tener un empleo digno, horarios que no nos condenen a estar en un Transmilenio durante tres horas. ¿Quién tiene datos para usar el celular en un trancón bogotano? Con una conectividad tan baja como la nuestra a Internet, 60%, no hay mucho espacio para el streaming. Somos tan miserables que no tenemos ni siquiera pagar 16 mil pesos de Netflix y eso que esta es la plataforma que sigue mandando de lejos, pero la coreanización de este gigante está haciendo cada vez más aburrido e inútil pasearse por ahí. Eso sí, Bronca, la apoteósica miniserie de A24, la productora de moda en el mundo, hace que no todo sea tan monótono en Netflix.
En cambio, wow, lo que está pasando en HBO es digno de mención. A todo el catálogo, que incluye lo mejor de la historia de la televisión, incluyendo las clásicas Los Soprano, The Wire, Girls, se suman maravillas como Rain Dogs, una historia punk de una mamá rebelde con su hija buscando desesperadamente un techo y un amor en la deshumanizante Londres contemporánea, la extraordinaria Perry Manson, que en su segunda temporada está llegando a cotas creativas insospechadas y bueno, está Sucession.
Cada tanto tiempo aparece una serie que rompe con todo, que acapara audiencias y enloquece a la crítica. Las últimas han estado en poder de HBO. La última pudo haber sido Game of Thrones y sus siete temporadas. Pero, ojo, Sucession apenas necesitará cuatro temporadas para marcar un hito. El capítulo en donde Logan Roy, el patriarca de la familia, tiene un percance de salud en su avión privado, está entre los grandes de la televisión de todos los tiempos. Una actuación grupal digno del Emmy, de los Globos de oro. Una comedia que es un drama pero también es una comedia ácida, un ensayo sobre lo asquerosos que son los magnates que se adueñan de los medios de comunicación para lavar mentes.
Y aparecen en el firmamento otros proyectos, con la envergadura de una serie sobre Harry Potter y la de los sabuesos de la Casa Blanca, además de una serie con Elizabeth Olsen que amenaza con romper todo. Netflix se estanca al lado de esta producción abrumadora de HBO.