El martes de esta semana sorprendió la prensa nacional con el despliegue de una información relacionada con el tráfico de influencias para trámites de registro de identidad, que involucra a las entidades que cumplen esta función como son las notarías y la Registraduría. Una emisora de cobertura nacional entrevistó a un funcionario de entidad competente y señalaba el entrevistado los hallazgos sobre casos de cambio de identidad, nacionalización de extranjeros y trámites con delincuentes internacionales como es el caso de Al Qaeda, que explícitamente citó, además de las situaciones de venezolanos que constituyen el pan del día en la actualidad.
La noticia parece trascendental por la gravedad de los hallazgos, pero no es sorprendente, si recordamos el libro escrito por Jean-Francois Gayraud y publicado por Editorial Tendencias de Barcelona en 2007 con el título El G9 de las mafias en el mundo. El autor en 544 páginas describe la situación de las mafias internacionales y su extensión en casi todos los países del mundo, incursionando en las esferas pública y privada.
Con el surgimiento de la globalización y después de 1990, el espíritu de la aldea global que el capitalismo neoliberal instauró en el sector monetario con la globalización financiera, se extendió a otros campos de la vida social usando formas no convencionales y violatorias de las normas, como se aprecia en la esfera del factor trabajo, que no se globalizó formalmente como ocurrió en el sector financiero, pero que el instinto de conservación de la humanidad ha propiciado con una especie de globalización de la mano de obra con procedimientos ilegales. De la misma manera, dice Gayraud que las mafias originarias en algunos países, han penetrado las esferas política y económica y se han extendido por todos los continentes, citando el caso de nueve grupos mafiosos principalmente europeos.
Para Gayraud, dinero, poder y secreto son la esencia de las organizaciones mafiosas que hoy se manifiestan claramente en la privatización de los bienes públicos, como dice el autor poniendo el ejemplo del manejo de los residuos sólidos y líquidos en Italia, los cuales están en manos de la Cosa Nostra de Sicilia. Pero así mismo se observa en las carreteras la plusvalía de la tierra urbana, las obras públicas, la explotación de los recursos naturales, los servicios de tránsito y transporte, etc. donde empresas multinacionales han metido la mano y son las que operan los procesos económicos, como también en el campo político, donde las entidades mafiosas internacionales financian campañas y facilitan la elección de gobernantes y legisladores.
No es de extrañar por eso la noticia de los tentáculos internacionales en los casos del registro de identidad encontrados en la investigación publicada por radio el martes en la mañana. Muchos fenómenos ocurren en Colombia cuya explicación no es evidente y por ello es lógico pensar que está presente el secretismo mafioso del que habló Gayraud en 2007, ya que han pasado catorce años desde la publicación del libro y lo más probable es que esos tentáculos se hayan incrementado y extendió a otras áreas y no que se hayan disminuido; igualmente, además de los nueve grupos que cita el autor, en este período de más de un decenio, seguramente han aparecido otros grupos fortaleciendo así el fenómeno de la globalización de las mafias.