El viernes 3 de junio sufrí un acto de discriminación racial en el bar Cachao, ubicado en la calle 82 con carrera 13, en plena Zona Rosa de Bogotá. Mi meta era ver el partido de Colombia con cinco amigas más, por eso llegué de primeras al sitio e hice fila para pedir una mesa. Antes mío entró una pareja sin reserva y cuando llegó mi turno la encargada me dijo: "Todo está reservado, no hay cupo". Le respondí que era raro porque el señor que estaba delante de mí entró sin reserva. Ella me respondió que él era cliente y que por eso lo dejó pasar.
Me pareció extraño y me quedé cerca para cerciorarme que en efecto solo entrara gente con reserva. De repente, llegó una de mis amigas y sin saber mi antecedente preguntó por una mesa para cinco. A ella le respondieron: "sí, cover de 10 mil y un consumo adicional por botella". En ese momento yo me acerqué y pedí llamar al administrador para que me explicara por qué me dieron una respuesta diferente, que me diera una razón. Sin embargo, este sujeto me dijo que tampoco entendía, que si gusto ellos me dan una mesa, que me deje atender.
Los dueños de sitio, por intermedio de terceros, han manifestado que lamentan el hecho, porque se trató de un acto individual y no una política del lugar. Por esta razón sostuvieron que iniciarán acciones para prevenir que este hecho se vuelva a repetir. Y ahí yo pienso: "veremos qué pasa".
Este episodio no es fortuito, no es aislado, y es más común de lo usted se imagina. Nos pasa a los negros y negras de Colombia todos los días y de diferentes formas.
Pareciera que en Colombia los negros y las negras siempre estamos bajo sospecha. Si entramos a un supermercado, es común que el vigilante se vaya detrás suyo, porque a lo mejor va a robar; a usted lo requisan más de la cuenta y muchas más veces que a otros. Hay sitios donde a usted no lo dejan entrar; hay canchas del barrio donde no lo dejan jugar; hay lugares donde no le alquilan; hay lugares en Bogotá donde asesinan a nuestros jóvenes...
La lista es larga y cuando esto pasa, la gente dice '¿Otra vez? No es que hoy hayan más casos de discriminación, lo que sí hay son más denuncias. Hoy entendemos que la discriminación NO está bien, que es un delito y que nos toca denunciar. Y que además, debemos lograr no solo sanción legal, sino también social. Esta última es muy importante y representativa.
Mucha gente lee esto y dice: "qué resentidos son. Seguro ella estaba mal vestida. Seguro no llenaba el "target" del sitio. Eso le pasa por no ir a los sitios de negros". En fin, siempre existe la tentación de culpar a la víctima.
La conclusión es simple: aquí estamos y aquí nos quedamos. Somos parte de este país, hacemos este país día a día desde muchos lugares y desde muchos escenarios. Vamos a seguir luchando por una vida con dignidad para todos y todas.
Desde mi escenario seguiré aportando al desarrollo de una educación que reconozca y valore los aportes que millones de negros y negras hacemos a este país a diario. Una educación que abra la puerta a una movilidad social colectiva para nuestras comunidades y a un reconocimiento y valoración social