Hasta ahora no entiendo las razones del por qué tanta bulla porque Tito, el prolijo ex gobernador del Cauca, invirtió recursos públicos en una tienda de pollos y en un spa. Y es que los Caucanos tenemos fama de envidiosos y de no valorar lo nuestro, pero a mí me parece que esa inversión, entre muchas que hizo, es francamente innovadora; “pollo para todos” eso pensó.
La generosidad de Tito no tiene límites; es única, pero lo que más me trama es el Spa. Aún no lo he visto pero me lo imagino; una tina con agua tibia y saludable, limpiecita de meados y de pelos, con un rollo, por si acaso, de papel higiénico y con un sistema de relajación especial el cual será motivo de envidia para algunos y de orgullo para otros, para Tito, para su clientela y para mí.
Tito, allá iré, te lo prometo. Gracias por darnos semejante regalo.
En el Cauca necesitamos políticos así, como Tito, amantes de la buena mesa que den pollo a quien quiera, lechona y tamales. Que inviertan lo de las regalías en más Spas, en centros holísticos y bioenergéticos. Que piensen en las fritanguerías, panaderías y salchicherías. Que crean en los tarotistas, los magos y adivinos. Políticos con alma y corazón, diría yo, capaces de echar a rodar los recursos públicos en miles de millones de pesos en proyectos innovadores como estos.
Tito es hoy mi héroe, mi Odín, y presto estoy a salir en su defensa; a marchar hasta Bogotá con algunos líderes afronortecaucanos, lambones todos, para explicarle a ese contralor que como Tito en el Cauca no hay otro; que Tito es Tito, único e irremplazable. Que esos 16.000 millones que se gastó en esos pollos y en los spas son una mamada y que la plata no alcanzó, que exigimos más a cambio de no tomarnos la panamericana.
Viva Tito presidente. Que Viva!!!