Después de que Johan Mojica fuese considerado como el mejor lateral izquierdo de las cinco ligas más fuertes de Europa, no hay nada más que pensar: La selección Colombia no clasificó a Qatar por la paupérrima gestión que realizaron tanto Jesurún como Rueda.
Y es que con el talento que han demostrado los futbolistas nacionales en el exterior no hay otra excusa. Lucho Diaz es figura en el Liverpool, Sinisterra se vuelve noticia cada fin de semana en Holanda, y ahora Mojica está siendo pretendido por, nada más y nada menos, que el Atlético de Madrid ¿Qué es lo que hacen los clubes, que no hizo la selección, que ponen como un relojito a los colombianos?
Es una pena que futbolistas de tan amplias características tengan que esperar otros cuatro años para demostrar su jerarquía en una Copa Mundo, y más aún, que sigan siendo irrespetados por una Federación a la que no le gustan los procesos y que siempre pone pañitos de agua tibia en el banco, en vez de buscar un técnico de peso.
Habrá que esperar si esta generación de promesas le dan el vuelco al fútbol colombiano, que a día de hoy, tuvo una regresión y volvió a ser un equipo de media tabla después de haber tocado la gloria en el mundial de Brasil 2014. Eso sí, los directivos tienen que reflexionar sobre su responsabilidad, porque los cracks que hoy brillan en el viejo continente perderán cuatro años de sus carreras sin poder traerle gloria a la camiseta amarilla de la selección, y todo por la falta de gestión de algunos directivos que piensan en muchas cosas, menos en el fútbol.