Por supuesto que resultan trágicos, muy trágicos, los estragos provocados en Mocoa por "la furia de la naturaleza". Sin embargo, quiero preguntar ¿realmente son causa de la "furia natural"? Muchos afirman que es imposible evitar las tragedias naturales y que aquellos acontecimientos están a merced de los elementos. No obstante, los que piensan eso están muy lejos de la verdad sobre este tema. Tal vez por ello prueban inocentemente hechos que provocan esas catástrofes.
Detrás de un acontecimiento como el de Mocoa o el de Salgar (Antioquia), el año pasado, sí está la intervención de una furia; pero no precisamente la de los elementos. Es la furia del hombre que, tal vez de forma inocente, provoca desastres de tan altas magnitudes.
Sucede que si la cuenca de uno o varios ríos están deforestadas en gran parte, como es el caso de las cuencas de los tres ríos que se desbordaron en Mocoa, el agua no tiene donde realizar su ciclo de forma correcta. De este modo, se presentan precipitaciones excesivas. Según los análisis, en la zona de la tragedia, en una noche cayó el agua que normalmente cae en un mes. Esto es alarmante. Es una prueba de que el agua no está en equilibrio. Además, si a esto se le suma el efecto que aparece cuando toda esa agua que cayó no tenía bosque suficiente para albergarse, es preciso imaginar el nivel exagerado de los cauces de los ríos.
La deforestación que causa la tala indiscriminada, los monocultivos, y especialmente la ganadería extensiva, es el motor de las catástrofes relacionadas con inundaciones y avalanchas. La acción inconsciente y desarmomizada del hombre es capaz de causar tragedias inimaginables. Muy pocas personas tienen la certeza de que si el hombre no transforma sus modos de interacción con la naturaleza es muy seguro que sigan sucediendo desastres tan devastadores.
Un habitante de la cuenca de uno de los ríos desbordados había advertido el grado de deforestación en el que se encontraba el territorio. Del mismo modo, predijo la catástrofe pero nadie le hizo caso. Al final, es la furia de la naturaleza humana que en su afán por producir dinero termina provocando calamidades.