Durante quince años Luis Alberto Moreno manejó el Banco Interamericano de Desarrollo en el cual los Estados Unidos tienen una participación del 30%. Había un acuerdo tácito en que el Presidente de la poderosa entidad financiera debería ser un latinoamericano, pero Donald Trump rompió las reglas e impulsó tempranamente la candidatura de su asesor para asuntos del hemisferio Mauricio Claver-Clone, un hombre de la cuerda del republicano Marco Rubio, hijo de padre español y madre cubana, nacido en Miami.
El saliente Luis Alberto Moreno, quien por obvias razones no puede opinar abiertamente, en dos ocasiones había logrado frenar la llegada de Claver-Clone a la cúpula directiva de la entidad, cuando a pesar de haber sido propuesto por el Departamento del tesoro para la vicepresidencia, el colombiano había logrado atravesarse, rechazando su nombre, según el columnista y ex funcionario del BID el mexicano Jacques Rogosinzki.
La elección de Mauricio Claver-Clone este sábado representa no solo una derrota para Moreno quien había logrado manejar con éxito las cuerdas políticas del banco sino la llegada de un poderoso enemigo a las entrañas de la entidad, donde siempre se busca tener en el sucesor a un buen amigo, afín a las políticas impulsadas para asegurar continuidad.