El hombre más rico de Brasil, Eike Batista, empezó vendiendo polizas de seguro de puerta en puerta. Tenía 18 años y necesitaba ganarse unos pesos para sobrevivir en Alemania mientras terminaba un curso de Ingeniería Metalúrgica en la Universidad Técnica de Aquisgrán. Su familia se había mudado de Brasil a Europa por el trabajo de su papá cuando él apenas era un niño, por lo que tuvo que cursar el colegio entre Ginebra (Suiza), Düsseldorf (Alemania) y Bruselas (Bélgica). En ese momento sus papás tenían que regresar a Suramérica y él necesitaba un empleo que le permitiera mantenerse en Europa. Tenía dos opciones, o se ponía un traje de paño y salía a la calle a buscar clientes, o regresaba con sus papás y sus seis hermanos a Governador Valadares, el municipio brasileño que lo vio nacer.
Como su madre alemana le había inculcado disciplina y carácter, Eike no dudó en aceptar el puesto. Vender polizas no le quitaba todo el día pero sí le exigía juicio y constancia, pues tenía que facturar para poder comer. Aunque fuera el hijo de Eliezer Batista, ex primer ministro de Minas y Energía, exsecretario de Asuntos Estratégicos y expresidente de la Compañía Vale do Rio Doce, una importante empresa minera, Eike no quería regresar a las faldas de sus papás. Lejos de la idea de fracaso y aferrado a las palabras de su mentora superó el estrés que le producían las ventas y lo transformó en el motor de su emprendimiento.
Hoy hay quienes atribuyen su vínculo al sector minero a los negocios de su papá, pero no hay duda de que la vocación de negociante es algo que nació con este empresario en potencia. De regreso a Brasil en los años 80, llegó hablando cinco idiomas; portugués, alemán, inglés, francés y español. Estos idiomas fueron sus armas de batalla dentro del comercio de oro y diamantes, convirtiéndolo rápidamente en el intermediario entre los productores de la Amazonía y los compradores de Brasil y Europa. Hasta los 21 años trabajó fuertemente como empleado hasta que logró fundar su propia empresa de compra venta de oro. La bautizó Atram Aurem y la bendijo bajo la insignia del sol inca que hoy sigue siendo la marca registrada de sus multimillonarias empresas.
Al año y medio Atram Aurem ya le había dejado a Batista un capital de seis millones de dólares. “Somos movidos por el deseo de emprender. Está en nuestro ADN identificar oportunidades únicas de negocios y desarrollarlas partiendo de cero.”, manifestó alguna vez a través de un mensaje del Grupo EBX, el conglomerado empresarial de minería, gas, petróleo y generación de energía que fundó en 1982. En ese momento lo dijo porque era la síntesis de su historia de vida. El alma mater de la biografía de un hombre que erigió su fortuna sobre un proyecto visionario: crear la primera planta aurífera aluvial mecanizada en la Amazonía.
Lo que parecía ser una nave espacial para una película de ciencia ficción se convirtió en el motor de un imperio conformado por varias empresas con servicios diferentes. OGX al petróleo, MMX a la minería, LLC a la logística y MPX a generar energía. Todas tenían algo en común: la letra X al final, el amuleto de la suerte de Batista para quien es el símbolo de la multiplicación.
De 1980 hasta el 2000 Bastita amasó una fortuna de veinte mil millones de dólares gracias a ocho empresas de extracción de oro que fundó en Brasil y Canadá, y a otra de plata en Chile. Durante la última década las cifras continuaron creciendo. De 2004 al 2010 estructuró el capital de sus empresas alcanzando el puesto 142 de los hombre más ricos del mundo según la revista Forbes. En 2009 escaló a la posición 61 y se posicionó como el más millonario de Brasil y en 2011 alcanzó el octavo lugar a nivel mundial con una fortuna de 30 mil millones de dólares.
A sus 54 años ya estaba a punto de cumplir su cometido: superar a Carlos Slim. “Limpia tu espejo retrovisor en el lado derecho y limpia tu espejo retrovisor en tu lado izquierdo, porque no sé por qué lado te voy a superar” comentó sonriente en una charla con la BBC, en tiempos donde parecía transitar por una autopista.
En 2011 separado de la modelo Luma de Oliveira y padre de dos adolescentes, Thor y Olin, quiso dedicarse a la filantropía. El desarrollo social, la diversidad cultural y el equilibrio ambiental empezaron a ser puntos importantes en su agenda. Batista hizo donaciones de hasta 253 millones de dólares. "No quiero ser solo el hombre más rico de Brasil, quiero ser también el más generoso". Donó 13 millones de dólares a la candidatura de Río de Janeiro 2016 y financió un programa de descontaminación en la ciudad. Sin embargo, poco a poco su fortín se fue descascarando. Lo que cimentaba su riqueza no era más que un conglomerado de deudas.
2011 fue el último año en que Batista pudo disfrutar plácidamente de lo que más le gusta hacer en la vida: correr, nadar y competir en lanchas deportivas. Su yate Pershing valorado en 19 millones de dólares, su Mercedes McLareng y su avión privado, hoy a la venta por 26 millones, se encuentran parqueados porque a Batista solo le queda tiempo para negociar lo que le queda.
Su ocaso empezó el 26 de junio de 2012 cuando su principal dependencia, la petrolera OGX, informó que uno de sus pozos produciría cinco mil barriles al día en vez de veinte mil. La confianza de los inversionista se fue a pique perdiendo 585 millones de dólares en menos de 10 meses. Como consecuencia del estancamiento de la producción petrolera, LLX que iba a construir el mayor puerto de América Latina dirigido a campos petroleros, tuvo que paralizar sus obras. Hace poco para saldar deudas Batista firmó un acuerdo con la empresa alemana E.ON que lo dejó con el 19% de participación en MPX. Mientras tanto, la minera MMX está buscando comprador y el grupo Batista intenta renegociar unas deudas con once bancos por 3.600 millones de dólares que vencerá en marzo de 2014.
A sus 56 años Eike Batista ve como se desmorona su monopolio. En 19 meses pasó de ser el octavo hombre mas rico del mundo al perdedor más grande de los multimillonarios. Hoy éste brasileño se aferra a los 900 millones de dólares porque sabe que ya está lejos de cumplirle la sentencia a Slim, la X ha dejado de multiplicarle su fortuna.