El actual campeón de la Champions League, el Chelsea FC, vive momentos bajos. Su máximo accionista, el ruso Roman Abramovic, quien compró al club londinense en el 2003, convirtiéndolo en uno de los más poderosos de Europa, está pidiendo 4.000 millones de euros por el equipo. El embargo que le ha impuesto la Comunidad Económica Europea a Rusia, ha obligado al magnate a salir de uno de sus bienes más preciados. Entre los pretendientes están la familia Ricketts, dueños de los Chicago Cubs; el consorcio liderado por Todd Boehly, codueño de Los Angeles Dodgers; el multimillonario Stephen Pagliuca, dueño de los Boston Celtis y del Atalanta italiano; y, por último, Martin Broughton, expresidente de British Airways y del Liverpool.
Pero a último minuto apareció la oferta de Alejandro Santo Domingo, dueño de la cervecería Ab Inbev, considerada como la más poderosa del mundo. Él y un grupo inversor ayudarán a hacer la compra lo que convertiría al colombiano en un dueño minoritario de uno de los clubes más populares de Inglaterra.