Guido Echeverri llegó a la Gobernación de Caldas en 2011 respaldado de la mano del conservador Omar Yepes pero respaldo por una alianza amplia de liberales, el Polo y el partido ASI. Los unió un propósito: acabar con las 46 hectáreas de coca que se escondían en las montañas de la Cordillera Central y dejar un departamento libre de cultivos. La condición: no jalarle al glifosato, una decisión que venía desde antes, así fuera en contravía de la línea del gobierno nacional. La educación seria su gran aliada.
Echeverri le dio continuidad a la erradicación manual y concertada que venía desde el año 2009, iniciada por el entonces gobernador Mario Aristizábal. Diseñó el programa junto a las comunidades que estaban dispuestas a cambiar los $12 millones mensuales de ingreso que les dejaba la coca al mes si las autoridades departamentales se comprometían a construir escuelas y carreteras, llevar seguridad, salud y cultura, y apoyarlas en los proyectos productivos. Además de volver a reconstruir la confianza que había quedado minada con el conflicto armado en la región, tendrían como propósito común acabar los cultivos para eliminar la violencia, y viceversa.
El plan comenzó a aplicarse en tres veredas de Samaná y después se extendió a otros municipios del oriente caldense, igualmente golpeados por el conflicto: Marquetalia, Pensilvania, Victoria, Manzanares y Norcasia. Los campesinos empezaron entonces a recuperar sus cafetales y levantar cultivos de cacao, caucho, aguacate y caña de azúcar y junto a estos nacieron las primeras cooperativas para negociar los productos y meterlos en cadenas económicas. Una labor que funcionó por las alianzas que lograron con el Comité de Cafeteros, la familia Escobar propietaria de ACESCO –a la que pertenece el ex candidato presidencial Oscar Iván Zuluaga- y el Plan de Desarrollo y Paz del Magdalena Centro iniciado en su momento por el padre Francisco de Roux.
Guido Echeverri, abogado egresado de la Universidad de Caldas, creía que la estrategia debía ser fortalecida con programas de educación. Si algo le había enseñado su paso por la rectoria de su alma mater, la Universidad Manuela Beltrán y la docencia en la Universidad de Salamanca en España, era que la pedagogía era una forma de evitar que se retomara la violencia como la solución a los conflictos. Desde ahí marcó la hoja de ruta que seguiría en sus cuatro años de administración.
La tarea se vio interrumpida cuando el 27 de junio de 2013 el Consejo de Estado anuló su elección por estar inhabilitado para ocupar el cargo por el nombramiento el año anterior de su esposa Ana María Jaramillo, secretaría de Hacienda de Manizales. La ventaja fue que el plan lo continuó el gobernador (E) Juan Martín Hoyos, escogido por el presidente Juan Manuel Santos para reemplazarlo, y quien contó con el respaldo del conservador Omar Yepes y la misma coalición política. La llegada, por vía de elecciones atípicas, de Julián Gutiérrez Botero tampoco modificó el escenario político ni el plan de gobierno, con lo cual Caldas, este año fue certificado por la ONU de no contar con una sola hectárea de coca.
Guido Echeverri volvió a ser elegido gobernador en 2015, esta vez de la mano del Partido de la U y el espaldarazo de Cambio Radical. Retomó la estrategia que había trazado en la primera administración y aunque no existiera una sola plantación de coca, el reto era evitar que las comunidades volvieran a sembrar, por lo que destinó cerca de $80 mil millones para entregar y remodelar colegios, reforzar la Universidad del Campo y crear programas artísticos en las escuelas del departamento.
Echeverri visitó hace un año la vereda de Encimadas, una de las más afectadas por los cultivos de coca. En un acto público junto a la comunidad, que hace 13 años atrás dejó su tierra por los enfrentamientos entre el Ejército y la guerrilla, reabrió el colegio del caserío y una escuela cultural que se estrenó con los redoblantes, los clarinetes, los xilófonos y las trompetas de la banda escolar Sonidos de Paz.
En medio del debate por la reanudación de la fumigación con glifosato, el gobernador Guido Echeverri recibió el reconocimiento de “Caldas libre de Cultivos” de UNDOC, el 27 de junio de 2019. A su lado estuvo el comandante del Ejército Nicacio Martínez, el subdirector de la Policía Antinarcóticos, y Leonardo Correa, coordinador Técnico del Informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de la ONU.
Echeverri puso sobre la mesa al departamento como ejemplo para enfrentar la coca sin fumigaciones aéreas y a través del diálogo con la comunidad. De hecho, a principios de agosto el representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en Colombia, Pierre Lapaque, presentó un nuevo informe junto al presidente Duque resaltando las 2.000 hectáreas menos que se registraron en 2018. Es la primera vez en los últimos años que el crecimiento se detiene, y el representante Lapaque no dudó en poner a Cladas como ejemplo de lo que debe hacer el país para continuar con esa reducción; sin embargo, Duque y su ministra de Justicia Margarita Cabello preparan un proyecto con el Consejo Nacional de Estupefacientes para arrancar las aspersiones con glifosato como una estrategia en la lucha contra las drogas en los próximos meses.