Difícil saber si lo que enamoró a los colombianos, durante el paso del comediante tolimense por Masterchef, fue su carisma, su destreza en la cocina o su particular humor. Lo que sí está claro es que el exintegrante de Con Ánimo de Ofender, pertenece más a las tarimas que a las cocinas. Tal como lo demostró esta semana, acompañado de los miles de fieles que asistieron al show de Franko Bonilla en el Movistar Arena.
No es el primer comediante colombiano con un logro similar, pero sí es uno de los pocos de su gremio que lo logró vendiendo entradas que en la semana de la presentación valían, las más baratas, 170.000 pesos colombianos, sin contar los acostumbrados gastos por el servicio de la tiquetera. Otros colegas han logrado llenar el mismo coliseo, pero cobrando mucho menos.
Como siempre suele ocurrir en estos casos, el humor de Franko Bonilla tiene aplaudidores y detractores, sobre todo el de sus primeras etapas, que podía tener chistes de humor negro que incluso podían incomodar a los amantes de este tipo de comedia.
Pero parece que con los años Franko ha entendido que no es ese humor políticamente incorrecto el que lo hará brillar en los grandes escenarios del continente y que, en realidad, su mayor talento no está en su “ánimo de ofender”, sino en su capacidad para contar historias de forma entretenida y aplicando ese ingenio que lo ha acompañado desde sus inicios.
Antes de ser comediante, Franko Bonilla se graduó de educación física en la Pedagógica, pero dentro de sus rutinas también se ha convertido en psicólogo y sociólogo (o lo que la ocasión requiera) y mientras en televisión se desempeñó como chef, con pequeños dotes actorales, ahora parece estar comenzando con su faceta de empresario.
Porque en la página de la tiquetera que vende las entradas para su show, aparece que el principal responsable del evento en el Movistar Arena, y el que se habría ido de… espaldas si su presentación no funcionaba, es él.
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Cómo nació Franko, el contador de historias
Muchos comediantes colombianos como Gonzalo Valderrama, Diego Camargo o Diego Matheus, comenzaron haciendo cuentería en las universidades bogotanas. Franko Bonilla, quien también hace parte de este grupo, comenzó a relatar estas historias porque quería reconquistar una mujer llamada Carolina.
Parece que ella amó la presentación, pero no la idea de volver con él, porque ya estaba saliendo con alguien más. Pero al menos, la experiencia sirvió para que Franko descubriera una nueva vocación en su vida.
Como Franko sabía que no era un gran escritor, se dedicó a buscar ideas en grandes autores como Mario Benedetti o Gianni Rodari. No sólo se enamoró de la profesión, sino de descubrir que podía hacer sus primeros pesos y depender menos de su madre. Pronto descubrió que no sólo existía la cuentería bonita, sino también la que divierte y hace reír.
Dicen que García Márquez remarcaba en sus charlas que todo buen escritor debe comenzar por ser un buen lector y que parece que, para ese momento, los autores de los libros que Franko Bonilla tomaba como referencia lo habrían convertido en un creador de historias.
Se inventó un cuento llamado Instrucciones para subirse un triciclo, que según él repitió durante los siguientes diez años. Pero sus amigos comenzaron a decirle que su verdadera vocación era la de humorista y que, aunque también podía romperla contando cuentos reflexivos y bonitos, Franko había nacido para ser "un payaso".
Los comienzos como comediante
Muchos años antes de hacer un Movistar Arena y de girar por el país presentándose en todo tipo de escenarios, Franko comenzó haciendo comedia itinerante, pasando una mochila para que el público decidiera el pago... así como le tocó en los inicios a muchos de sus colegas.
Se presentó en parques, bares, eventos privados y hasta en un avión, ante casi 300 personas y por cuenta de la empresa Volaris. La presentación fue tan jodida, que el único micrófono disponible era el intercomunicador que usan las azafatas.
Hasta que llegó a la televisión, donde se presentó en Sábados Felices, Comediantes de la Noche, el canal de cable Comedy Central (famoso por sus segmentos de comedia donde se han presentado otros grandes del humor colombiano como Ricardo Quevedo, Iván Marín o Ibrahim Salem) y participó en YouTube del recordado ciclo Con Ánimo de Ofender. Aunque decir que el comediante recien comenzó en ese punto sería negar una carrera de aciertos, tropiezos y mucha dedicación.
Pero lo que sucede con este popular formato de humor negro, improvisado, entre amigos y que, aunque triunfó en YouTube, ni siquiera fue creado para esta plataforma, es que revolucionó la comedia hasta tal punto, que el éxito de Con Ánimo de Ofender, terminó tocando a todos los que pasaron por él: Camilo Sánchez, Camilo Pardo, Gabriel Murillo, Ibrahim Salem y Franko Bonilla, entre muchos otros.
En algún momento, Con Ánimo de Ofender terminó por disolverse; el show ya no era el mismo y ellos tampoco. Los primeros que salieron a flote fueron Camilo Sánchez y Camilo Pardo que la rompieron su Fucks News, pero 2024, parece haber sido el gran momento del estrellado para Gabriel Murillo y Franko Bonilla.
Dos amigos que hacen un humor con similitudes, pero que han encontrado distintas formas de desarrollarlo. Mientras Gabriel Murillo ha elegido ser políticamente incorrecto, Franko parece más interesado por moderarse para alcanzar la masividad que con tres décadas de carrera tiene más que merecida.
Romperla por primera vez en el Movistar Arena, parece ser uno de los tantos premios que la vida parece tenerle preparados. El cielo es el límite... o tal vez no, porque ya estuvo allí.