La educación se ha transformado paulatinamente de acuerdo a los adelantos y avances que tiene la sociedad, adaptándose a las nuevas necesidades y requerimientos que surgen con los cambios a través de políticas educativas globales y nacionales. De igual forma, la tecnología se ha ido adentrando en la educación, puesto que hace parte de los adelantos que la humanidad ha desarrollado con el tiempo, incorporándose al currículo como herramientas que median los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Así, reflexionar sobre la forma de enseñar es una tarea que los profesionales del campo educativo día a día lo hacen, pensando en que la educación no puede quedarse relegada del desarrollo tecnológico y científico que el mundo necesita. Por ello, el Ministerio de Educación Nacional (MEN) traza los lineamientos y programas para que la escuela ejecute procedimientos de capacitación a docentes y estudiantes en el manejo y uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), proporcionando elementos para ser incorporados dentro del currículo y la planeación de las clases, rompiendo esquemas y paradigmas de educación tradicional.
Ahora bien, es claro que la llegada de la pandemia ocasionada por el COVID-19 a Colombia impactó también en la educación. El país no estaba preparado para asumir una educación virtual de forma total, los estudiantes quienes para ese entonces eran considerados nativos digitales, dejaron entrever que lo eran, pero no el manejo de recursos educativos digitales como se esperaba, los usaban, sí, pero no con el propósito que se creía les era útil; incluso muchos de los estudiantes ni siquiera contaban con dispositivos en casa para acceder a la formación virtual que en muchas de las instituciones educativas e implementó para garantizar y sostener el sistema educativo. Ahí entonces, hubo la necesidad de repensar en la forma de enseñar.
La educación virtual desde casa generó inicialmente un alto índice de inasistencia escolar, ocasionado por el uso de plataformas y medios que para docentes y estudiantes eran relativamente nuevos y que muchos aprendieron durante el proceso. El apoyo de los padres y/o acudientes, fundamental para el continuar con el aprendizaje. El cambio de ambientes de aprendizaje suscitó la concepción de un nuevo paradigma educativo que probablemente años atrás funcionaba con la educación a través de la televisión y la radio, pero que en la actualidad ha cobrado importancia por los adelantos tecnológicos y el uso de la red de internet para acceder a la información. ¿Cuál es el problema entonces? Consideraría que la marcada inequidad social.
Desde casa el padre de familia asumió un rol mucho más activo y comprometido con la formación escolar de sus hijos, buscando los recursos para solventar las exigencias de la educación virtual y en algunos casos tratando de sostener la educación con la recepción de guías escolares impresas que en un momento determinado incrementó el trabajo escolar de los estudiantes y que generó trastornos para aquellos si requieren el acompañamiento del docente, pese a que la escuela dentro de la concepción del desarrollo de habilidades y competencias procura siempre por fomentar el autoaprendizaje y la resolución de problemas, en Colombia, el compromiso no es total. De ahí que muchos estudiantes desertaron y no cumplieron con las metas propuestas para finalizar el año escolar.
Sin embargo, el inicio de un nuevo año escolar desde casa obligó a que muchos desertores se reintegraran al sistema educativo, esta vez asumiendo con vehemencia el compromiso de adelantar sus labores bien sea desde la virtualidad o desde el trabajo con guías, orientado por el docente; puesto que la labor del docente no fue pasiva, los docentes emplearon diversos medios para sostener el contacto con el estudiante, el WhatsApp, el gran aliado de la comunidad educativa, con él se buscó garantizar la orientación y guía de aquellos estudiantes que por diversos factores no pudieron conectarse a clase de forma virtual, las llamadas, las videollamadas, fueron el pan de cada día para los maestros, se diría tal vez que incluso la educación llegó a ser casi personalizada.
La flexibilización del currículo por su parte fue transcendental para sostener la educación de forma virtual, adaptándose al trabajo desde casa y para estudiantes en casa, rompiendo los paradigmas tradicionales y buscando que el ambiente de aprendizaje, sea dinámico, interactivo y que logre trascender el confinamiento garantizando un aprendizaje de los conceptos básicos y fundamentales para el propio desarrollo de las competencias frente a la resolución de problemas de un entorno real que se pueda ejecutar desde la casa.
