Estoy emprendiendo un proyecto, uno que me tiene con expectativas y esperanza, esta última palabra es difícil en estos tiempos de inhumanidad y crueldad.
Como todo proyecto nuevo llega cargado de ansiedad; he intentado adherirme a ese sentir de toda persona que emprende. Y lo digo, porque en el fondo sé muy bien que ese sentir no es está impreso en mí hasta el momento, pero cuando me preguntan últimamente ¿qué tienes? tengo que decir 'ansiedad', solo eso.
En definitiva, mi sentir no es más que aflicción en medio de una sociedad podrida. Pensé mucho en escribir, pero ya no podía sostener más palabras ahogándome.
A mí se me murió Manolo, mi perrito de 4 meses. Un carro se lo llevó delante de mí y yo me quedé mirándolo, y él mirándome fijamente, como sorprendido en medio del dolor que estaba sintiendo, y yo con las manos vacías corriendo de un lado a otro, pidiendo a gritos un veterinario.
Casualmente en ese lugar había dos veterinarias que estaban sin su veterinario en el momento, sin embargo el padecimiento de la gente mientras yo gritaba por Manolo en mis brazos los llevó a llamar a uno de los veterinarios.
Así fue como llegó uno de ellos a la zona, me miró a los ojos, cargo a mi perro y me dijo: "ya no se puede hacer nada, tiene todo reventado por dentro". Desde ese día ha sido un vacío inconmensurable y unos recuerdos llenos de congoja, pero también he sentido un amor infinito por los animales, porque aunque ellos no hablan saben guardar nuestros silencios y acompañarnos, porque aunque no hablan el mismo idioma demuestran una incondicionalidad y un amor indescifrable.
En Colombia y desde hace un año atrás vengo leyendo noticias: “Lanzaron a un perro desde un segundo piso y lo mataron”, “Denuncian envenenamiento de un perro en un hogar”, “Abandonaron a un perro en plena de vía de...”
El perro corrió detrás de sus “dueños” inocente e ingenuo de lo que le estaban haciendo, porque así son ellos, y así uno encuentra en las noticias y en la viralidad tantos inhumanos enceguecidos y sin alma que tienden a afectar, porque mientras unos lloran a sus perros otros les causan daño.
No es justo tener que vivir viendo una sociedad enferma. Los animales son seres sintientes y la fiscalía debe prevenir de manera más robusta más que sancionar, porque un solo dolor es suficiente para un ser tan indefenso.
A mi Manolo, mi amor y agradecimiento eterno, a los animales que causan daño, que la vida los perdone.
