Hace mucho tiempo, cuando la humanidad aún creía que habían personas designadas directamente por Dios para gobernar, un rey en Francia dijo: "el estado soy yo" y sus consejeros, cortesanos y súbditos aplaudieron su genialidad porque lo creían así.
Hoy, pasados mas de 400 años después de dicha frase nos encontramos en Colombia con un fiscal cuestionado, no por habladurías ni chismes de peluquerías. Los hechos esgrimidos que ponen en tela de juicio su imparcialidad, desde el hecho comprobado de haber sido asesor jurídico de una empresa afiliada al grupo AVAL , hasta las grabaciones de personas directamente implicadas con el escándalo de odebrecht, y que tuvieron directo conocimiento de los hechos de corrupción ampliamente conocidos por la opinión publica, están plenamente demostrados y evidencian que aun existen personas que su mente e idiosincrasia siguen viviendo en el siglo 17; a ellos no les ha pasado por la cabeza la revolución francesa, ni la ilustración, ni entienden que las instituciones estatales están por encima de las personas y que precisamente esa es su función para garantizarle a los ciudadanos que ellas son transparentes y que persiguen deberes funcionales que van más allá de los intereses individuales que particulares puedan tener en ellas.
Cuando personas como Nestor Humberto Martinez creen estar por encima de las entidades que representan, se configura el despotismo y a su vez dicha institución pierde legitimidad ante los ciudadanos, porque la sociedad ve que, muy opuesto a los deberes funcionales de dicha institución, ésta no garantiza el respeto por la soberanía popular sino por el contrario, está para satisfacer los deseos e intereses egoístas de una sola persona.
En el caso de la fiscalía general de la nación esto es muy grave ya que, incluso antes de que NHM fuera nombrado fiscal general, gozaba con una credibilidad muy baja, por no decir nula. Yo, como abogado, soy testigo de la incompetencia e ineptitud que existe en dicha institución, la cual podríamos denominar como la responsable directa que los delincuentes no sean condenados, ya sea porque comete errores a la hora de llevarlos al proceso , no incorpora al proceso las pruebas necesarias para lograr condenarlos o simplemente las implementa mal, lo que ocasiona que dichos errores sean aprovechados por los abogados de los delincuentes y le soliciten al juez la absolución, y los jueces , atados de manos y obligados a actuar en derecho, por más intención de hacer hacer justicia que tengan, sólo les queda liberarlos. Eso sin hablar de la lentitud en las investigaciones y de la poca diligencia en el esclarecimiento de los hechos, que obviamente llevan a lo mismo, a la impunidad.
Y ahora, como si lo anterior fuera poco, en el ente -para mi- más inepto del estado colombiano, se encuentra como director una persona que tiene tras de si serias acusaciones de clientelismo y corrupción; ha ocasionado serios problemas administrativos porque no sólo se ha tenido que nombrar a otras personas -ad hoc- para la investigación de hechos delictivos de los cuales se le acusa de haber sido parte de ellos, sino que también ha puesto en evidencia la mediocridad e inexperiencia de un presidente , el cual tuvo que nombrar hasta tres ternas para "investigar" a dicho fiscal. Pero para NHM no pasa nada; a él poco o nada le importa la credibilidad de la fiscalía, siempre y cuando la credibilidad de él no caiga; él piensa "la fiscalía ya tiene la credibilidad por el piso, acá lo que importa es la credibilidad mía, porque si renuncio les doy la razón a los que me acusan" y con dicho actuar mandandole un mensaje nefasto a la sociedad colombiana, la cual concluye que acá las personas están por encima de las instituciones y que se pueden eludir las leyes y las consecuencias de ella si tienes los amigos y apoyos necesarios para hacerlo. Y las consecuencias de ello ya se ven: el día de ayer, manifestantes quemaron la bandera de la fiscalía precisamente por ello, porque para la gente la fiscalía ya no representa al estado, la fiscalía no es de los colombianos, es de Nestor Humberto Martinez.
Los trogloditas, esos mastodontes mentales con sus trajes y corbatas se jactan de vivir en el país sudamericano "con la democracia más antigua de la región" y hablan de "respetar las instituciones" pero no tienen ni una sola noción de teoría del estado. Es que democracia no es sólo hacerse elegir con tasas de abstención del 60% , también es hacer respetar -de verdad- las instituciones y hacer valer sus deberes misionales y funcionales, porque si vamos a vivir de frases de cajón, quedamos como la canción de Tito Nieves, "viviendo en un mundo de mentiras, fabricando fantasías para no llorar".