Cuando en agosto del año 2000 Diomedes Díaz se enteró de que el Juzgado 46 penal de Bogotá le había quitado el beneficio de casa por cárcel, dentro del proceso en su contra por la muerte de la joven Doris Adriana Niño, quien era uno de sus últimos amores, y que irían por él a su casa en Valledupar para trasladarlo de nuevo a una cárcel, le pidió ayuda y protección a su amigo y fan Jorge 40. El entonces jefe paramilitar le ordenó a su fiel escudero David Hernández Rojas, alias '39', recoger al cantante y esconderlo en la finca Las Nubes hasta nueva orden.
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Pero la historia oscura y casi trágica de Las Nubes no empezó ni con Diomedes Díaz ni cuando Jorge 40 se quedó con ella. La ambición, la violencia y la sangre han sido protagonistas en esta tierra codiciada por muchos.

Las Nubes fue escenario de despojos, amenazas y enfrentamientos entre campesinos inocentes, amigos y familiares ambiciosos, guerrilleros y paramilitares, hasta que la familia Gonzáles Hinestroza, los verdaderos dueños y herederos lograron recuperarla después de muchos años de peleas judiciales y personales.
Beltrán Manuel Hinojosa Arias empezó a trabajar una tierra baldía, abandonada en Badillo, en el norte del Cesar y la transformó en una finca de más de 300 hectáreas cultivada de arroz. La bautizó Las Nubes. En 1975 logró que el gobierno en cabeza Alfonso López Michelsen se la titulara.
Hinojosa Arias nunca se casó. No tuvo hijos. Consideró a los hijos de su hermana María Fernanda como suyos, entre ellos Joaquín José, su preferido. Entre todos y a punta de azadón y pica convirtieron Las Nubes en una próspera finca arrocera.
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Pero acabándose la década de los años 80 Beltrán Hinojosa cayó enfermo. Quedó ciego. Por esa época, Nelson Escalona Martínez, hermano del compositor Rafael Escalona, se hizo más amigo suyo y se ganó toda su confianza y le propuso llevárselo a vivir a Valledupar. Escalona aprovechó la vulnerabilidad del viejo y su ceguera, para hacer unas cuantas maturrangas a así poder quedarse con la finca: alteró la partida de bautismo y convirtió a Beltrán en pariente suyo al ponerle el apellido Hinojosa Martínez. La última jugada fue hacer un testamento falso.
Mientras esto sucedía en las notarías de Valledupar, la familia Hinojosa mantenía la posesión de la tierra. La amenaza no era solo legal la presencia de guerrilleros y luego de paramilitares a la región agravaba la situación, que se terminó de complicar con la muerte del dueño de Las Nubes en 1991.
Mientras los herederos de Beltrán Manuel defendían sus tierras de los paramilitares, pagándoles extorsiones, por otro lado, les hacían frente a las pretensiones de Escalona, quien con documentos y testamento falsos bajo el brazo empezó a reclamar las tierras.
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En 1992 Un juzgado en Valledupar le entregó la titularidad de la finca a Escalona, pero los Hinojosa no se salieron de los terrenos y siguieron peleando su finca en los juzgados. Una lucha que tuvo su recompensa cinco años después. En 1997 el Tribunal Superior de Valledupar les devolvió la posesión a los sobrinos de Beltrán Hinojosa.
La alegría duró poco. A finales del 2002 con el mismo falso testamento otro juzgado de Valledupar volvió a fallar en favor de la familia Escalona. Con los documentos a su favor, los Escalona le vendieron la finca a alias ‘39’, quien mal compraba propiedades para su jefe Jorge 40 en medio de la pretensión de apoderarse de las mejores tierras del norte del país.
Con los paramilitares ya dueños de la finca y bajo amenazas de muertes que se hacían efectivas día y noche, los González Hinojosa no tuvieron más remedio que salir de las tierras que habían trabajado por casi 30 años.
Y entonces apareció Diomedes Díaz
Una vez libre por la muerte de Doris Adriana Niño, por la que solo terminó pagando 32 meses de cárcel, Diomedes Díaz compró la finca en 2005. Pago 81 millones de pesos. La orden de que le vendieran la finca al cantante la dio directamente Jorge 40.
Diomedes convirtió la gigante hacienda en su refugio preferido. Era su palacio de excesos. Se dice que en esas tierras compuso algunas canciones, festejó parrandas épicas con los excesos que siempre le gustaron.
En 2006, apretado por deudas, Diomedes Díaz le vendió la hacienda por 84 millones de pesos a Teodora Daza, esposa de su manager José Zequeda, perpetuando la larga cadena de posesión ilegítima de Las Nubes.
A pesar de las adversidades y las amenazas, la familia González Hinojosa nunca dio perdida Las Nubes. Luego de la desmovilización de las AUC, en 2006, creyeron encontrar un camino para recuperarla. Una pelea que estuvo llena de obstáculos. El abogado que acompañó ese reclamo fue asesinado.
No obstante, la promulgación de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras en 2011, en el gobierno de Juan Manuel Santos, se abrió una nueva esperanza. En 2012, Joaquín José González Hinojosa, sobrino del primer dueño legal de estas tierras, se presentó ante la Unidad de Restitución de Tierras, contó su historia, la historia de su tío y también la historia de la finca. Iniciaron así un proceso legal que se prolongaría por varios años.
Una vez muerto Diomedes Díaz, en diciembre de 2013, sus hijos también entraron en la pelea por quedarse con la enorme hacienda. No lo lograron. Los Zequeda Daza, tuvieron la posesión de Las Nubes por encima de todos hasta que en 2019 la ley que le devolvía las tierras a quienes sufrieron despojo en medio de la guerra emitió un fallo.
Finalmente, en marzo del 19, el Tribunal Superior de Cartagena le devolvió la hacienda González Hinojosa, legítimos herederos de Las Nubes. La entrega oficial se realizó en una ceremonia llena de simbolismo y emoción. Acompañados por policías y soldados, Ena y Rosario, junto a otros miembros de la familia, recorrieron los campos que durante años cultivaron arroz, de los que fueron sacados por los hombres de Jorge 40.
Hoy, en esta hacienda de 363 hectáreas, la memoria pesa más que la cosecha. En Badillo, los viejos cuentan que la tierra tiene memoria y muchos conocen la historia de Las Nubes, la finca que se hizo más famosa desde que fue el refugio más querido de Diomedes Díaz y su amigo Jorge 40.