Con un sirio encendido en la mano izquierda y en la derecha, un marcador rojo, Rosita escribe el nombre de su hijo en una tela blanca extendida en frente de la Catedral de Barrancabermeja. “A mi hijo se lo llevaron los paramilitares en la toma del 16 de mayo, tan sólo tenía 17 años y no le hacía daño a nadie” le dijo la señora a la comitiva que estaba promoviendo el acto simbólico.
La Red Nacional de Programas Regionales de Desarrollo y Paz, Redprodepaz; la Conferencia Episcopal y una Orden de Dominicos, realizaron una Peregrinación por el Río Magdalena con la Imagen de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, este recorrido inició el pasado 14 de septiembre en La Dorada, Caldas y recorrió todos los municipios ribereños hasta llegar a Barranquilla el 19 de Octubre, con el fin de purificar el río como símbolo de vida y dejar atrás el nombre que lo ha caracterizado siempre: río de muerte.
Durante el recorrido de la imagen por todos los municipios, hubo uno que convocó a diferentes movimientos de víctimas, que hoy luchan por el perdón, la reconciliación y la paz de Colombia: Barrancabermeja. Al ingresar a la iglesia, las personas se encontraban con afiches que tenían las cifras de las masacres, homicidios, desaparecidos y desplazamientos forzados, registrados en el municipio desde el año 1985 hasta el 2013. Estas estadísticas fueron documentadas por el Observatorio de Paz Integral, OPI y del Departamento de Prosperidad Social, DPS. La mayoría de índices apuntan hacia el año 1998, si, el día en que los paramilitares ingresaron al municipio y asesinaron a 25 personas.
El 98 fue un año que marcó a Colombia, por un lado Andrés Pastrana Arango es Presidente de la República y Caracol junto con RCN se consolidan como canales privados. Por otro lado, las regiones del país sufrían el flagelo de la violencia, en su peor dimensión, ocurren las tomas guerrilleras del Mitú, El Billar (Caquetá) y de la Base antinarcóticos de Miraflores (Guaviare), asesinaron a 124 militares y secuestraron a 160, entre esos combates, a un solado en Fóqueme, Cundinamarca le pusieron una granada en los genitales para que estallara cuando estuviera volando en el helicóptero.
La noche de la tragedia
El sábado 16 de mayo de 1998 los barranqueños sufrieron la peornoche de sus vidas. Un grupo de cincuenta hombres fuertemente armados entraron al barrio El Campín, comuna siete de Barrancabermeja, y asesinaron a 32 personas por tener supuestos nexos con militantes de los grupos guerrilleros revolucionarios del Ejército de Liberación Nacional – Eln y Ejército Popular de Liberación – Epl.
Guillermo Cristancho Acosta, alias “Camilo Aurelio Morantes” comandante de las Autodefensas Campesinas de Santander y Sur del Cesar (AUSC), asesinado en 1999 por los hermanos Castaño, fue quien ordenó perpetrar la masacre del 16 de mayo, dejando como autor intelectual a Mario Jaimes Peña, alias “Panadero” quien actualmente se encuentra pagando una condena de 40 años de prisión en la cárcel La Modelo de Bucaramanga. Jaime Peña, padre Jaime Yesid Peña, secuestrado y después asesinado por los paramilitares, relata lo ocurrido esa noche.
El Campín estaba de fiesta, un bazar que reunía aproximadamente 150 personas para recolectar fondos de la fundación infantil cultural de Barrancabermeja, era la oportunidad perfecta para que los paramilitares hicieran su incursión. Las personas estaban bailando en la cancha de microfútbol del barrio, cuando llegaron cincuenta hombres fuertemente armados vestidos de civil, algunos con chalecos antibalas y en la parte de atrás tenían insignias del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), por lo que no generó tanta desconfianza por parte de los barranqueños.
Mientras gritaban “guerrilleros hijos de puta” hicieron que todas las personas se tiraran boca abajo en el asfalto. Los paramilitares con lista en mano, empezaron a identificar a los que se iban a llevar. Algunos llorando subían a las camionetas pensado que no iban a volver a ver a sus familiares, mientras otros se resistían y morían degollados o con tiros de gracia en el mismo lugar. Esa noche se llevaron en total a 25 personas y dejaron a siete cuerpos sin vida en las vías del barrio. Entre los secuestrados se llevaron a Diego Fernando Ochoa López de 20 años y su hermana melliza Alejandra María Ochoa López no permitió que se llevaran a su hermano, por lo que también fue secuestrada y asesinada por los paramilitares. Varios meses después de la incursión paramilitar, se dio a conocer que las 25 personas secuestradas, fueron asesinadas y enterradas en fosas comunes ubicadas en el departamento de Santander.
Una semana antes de que ocurrieran los hechos, el ejército hizo varias batidas en las que pedían los documentos de identidad de todas las personas del barrio y sus alrededores, a los barranqueños no les extrañó este actuar, porque pensaron que era rutina. En una de las entradas del barrio, sitio conocido como la Y, había un retén militar custodiado por más de 15 soldados del Batallón de Artillería de Defensa Aérea Nueva Granada, el cual fue levantado horas antes de que ocurriera la incursión paramilitar. Las personas que quedaron en la cancha al ver que se llevaban a sus amigos y familiares, acudieron de inmediato a la estación de policía y a la oficina del DAS, y según versiones sólo habían tres uniformados porque el resto de personal estaban de fiesta.
El diario Vanguardia Liberal estuvo presente la audiencia pública donde rindió indagatoria Mario Jaime Peña, alias “Panadero”, ante la Fiscalía delegada de Justicia y Paz afirmando que “Un capitán y un mayor del Ejército, adscritos al Batallón Nueva Granada; el director del DAS de la época en Barrancabermeja, un coronel y un teniente de la Policía del Magdalena Medio, tenían pleno conocimiento de la ejecución de la masacre del 16 mayo de 1998” también dijo “Con el capitán y el mayor nos reunimos varias veces en las oficinas del B2. En esas reuniones les conté los planes de hacer una limpieza de guerrilleros en algunos barrios, para la cual necesitábamos que ellos cuadraran su gente para que ese día no hicieran retenes ni desplazamientos en el sector”
Barranca se vistió de fiesta para recibir la Virgen Peregrina, pero en el rostro de las personas, se reflejaba esa tristeza, esa impotencia de no poder recuperar ni siquiera los cuerpos de sus seres queridos. Por esa razón, el inmenso telón blanco de aproximadamente 12 metros en frente de la catedral, para que las personas escribieran el nombre de los seres queridos que habían perdido durante este conflicto armado, la tela no fue suficiente. Mientras el Ejército quitaba retenes y la Policía de fiesta, “El Panadero” no sólo acabó con la fiesta del pueblo sino que terminó con la vida de 25 personas.