Solo con ver a Juan Diego Gómez, se sabe que hay algo diferente en él, no solo su pinta, muy europea, en la que se puede combinar un pantalón amarillo con unos tenis rojos, o en la que una camisa de varios colores no tiene ningún problema en acompañar un jean verde y una especie de rosario (Yapa Mala) que lo lleva siempre, no como los católicos para rezar sino como un símbolo, muestra de su filosofía de vida, el budismo.
Esto en muchas partes del mundo es común, pero en una ciudad tan conservadora como Manizales, se ve, digamos, que un poco extraño.
Hace dos años que no come carne, y es de buen sentido del humor, lo más interesante es que a sus 31 años, es un científico que decidió dejar su vida en Suiza para venir a poner en práctica sus conocimientos en Colombia, puntualmente al Centro de Bioinformática y Biología Computacional – BIOS.
Muchas veces se siente el futuro muy lejano, las películas de ciencia ficción en donde humanos tienen partes de máquina o viceversa, solo parecen eso, historias, pero temas como la inteligencia artificial, la neurociencia, la neuroprótesis son la punta de lanza de la ciencia hoy en día y Juan Diego es experto en esto.
Tiene conocimientos y experimentos en los que se reemplazan partes del sistema nervioso que se han perdido o dañado con artefactos mecánicos, por ejemplo para un amputado o incluso para alguien que sufrió de un derrame cerebral, reconectar lo perdido biológicamente con nuevas tecnologías.
“Me enteré del Centro, me pareció atractivo, tenía ganas de volver a Colombia y poner en práctica mis conocimientos. Me parecía injusto que el hecho de uno irse a formar al exterior fuera algo malo, porque ya no podía volver a su país, decían que estaba sobre calificado , que no había músculo financiero, estaba condenado a quedarme, y yo sí tenía esa visión de volver”, dice Juandi, como ya lo llaman sus compañeros de trabajo.
Nació en 1983 en un municipio de unos 30 mil habitantes, Neira, Caldas, allí vivió su niñez y juventud hasta que se fue a Pereira; estudió Ingeniería de Sistemas en la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP), se presentó a una beca, puntualmente, a un job training, en la que concursó con miles de postulantes de Latino América y ganó, se fue para Berna, Suiza, a trabajar en ese proyecto durante un año en el Mem Research Center.
De allí se presentó a una beca para hacer una maestría en la Universidad Autónoma de Barcelona, en el Computer Vision Center, en visión por computador e inteligencia artificial; dos años después hizo su segunda maestría en la Universidad Rey Juan Carlos, en Madrid, en informática.
Una de las tesis de grado fue comprada por el Boston Scientific, que está en el top 10 de las empresas más representativas de equipamiento científico del mundo. Trata de “un sistema para detectar fallas cardíacas, luego de un infarto el cirujano recupera la arteria central, pero en ocasiones las micro venas quedan atrofiadas y son imposibles de ver a ojo, lo que genera mortalidad; desarrollamos un sistema de visión por computador para ayudarle al cirujano a ver esas micro venas y evaluar su recuperación”. Esto fue en el 2010.
Pero para Juan Diego, dos maestrías no eran suficiente, y se presentó a una beca doctoral en Ginebra, Suiza, allí entró al Laboratorio de Visión por Computador de la Universidad de Ginebra y estudió 4 años. Su tesis está concursando para el premio Latzis de excelencia académica, que tendrá su resultado a finales de este año.
Desarrolló un sistema para invidentes, que, básicamente transforma los colores en sonidos, un código sonoro para traducirlos. ”Por ejemplo decimos que el azul es una flauta, y el verde una guitarra, el cerebro inicia un proceso de diferenciación y neuroplasticidad, pudimos sustentar neurológicamente que con el tiempo, el cerebro se reconecta”.
Es decir, tiene un sistema que hace ver de nuevo a quienes perdieron la visión en el transcurso de su vida, pero y quienes nacieron así ¿qué?, “Aunque no era el objetivo, hicimos pruebas con personas nacidas ciegas, y aunque no tienen el concepto de color, conocer que esta parte suena así y esta otra de esta manera, les ayuda a organizar espacialmente sin saber qué es el color. Diferencian zonas, etiquetan áreas”, explica Juan Diego Gómez.
Posdoctorado y regreso a casa
Al terminar su doctorado empezó a sentir nostalgia por Colombia, quería volver, pero no encontró oportunidades, por tal motivo, inició su posdoctorado en EPFL (Escuela politécnica federal de Lausana), una de las 20 instituciones de educación superior más importante del mundo, estudió en el LNCO, el laboratorio de neurociencias; el tema, neuropótesis y neuroingeniería.
En la mitad del posdoctorado se dio cuenta de BIOS, y le escribió al Director General de ese entonces, Mauricio Rodríguez P.h.D., “no tengo ningún vínculo con Colombia, nunca me ha patrocinado una beca, no le debo un peso a nadie, yo volví por iniciativa propia, porque quería hacerlo, desde que terminé el doctorado quería hacerlo, pero no encontré a donde irme, por eso inicié el posdoctorado, seguí en la búsqueda, cuando conocí a BIOS me lancé y aquí estoy”, está orgulloso de regresar a su patria, aunque asegura que el cambio ha sido fuerte, aunque venía una vez al año al país.
El reto era dejar el posdoctorado a la mitad y volver a Colombia a poner en práctica sus conocimientos.
Su responsabilidad
Ahora en BIOS, tiene grandes retos, generar aplicaciones revolucionarias al primer muro de visualización en Latino América, y ya cuenta con varias ideas. “Por ejemplo diseñar un modelo en el que se trabaje con personas amputadas. Se puede hacer una visualización con un pie virtual, estudiamos qué movimiento quiere hacer el cerebro y la máquina lo hace; sería representativo porque acabaría con una enfermedad común en quienes padecen de esto, llamada el miembro fantasma, que causa dolor porque el cerebro quiere mover la mano pero no hay correspondencia visual. Se puede hacer una terapia interesante. Herramientas que impacten”.
Ha sido cercano a la medicina, la madre de su hija y su exesposa son médicos, ha trabajo con cirujanos y neurocirujanos toda su vida, y afirma que le apasiona el cerebro.
“El hecho de estar hablando usted y yo, lo que llaman el problema difícil, cómo el fluido eléctrico, en un fluido material se convierte en el sabor a queso, u olor a vino, la ciencia aún no ha descubierto cómo un cerebro físico donde hay neuronas y electricidad, se convierte en algo más, en la consciencia, es un milagro que vivimos día a día. Es algo muy atractivo de estudiar”.
Juandi espera ser un colombiano que revolucione a su país a través de la investigación científica, quiere salvar vidas gracias a la tecnología; ya hace parte de esta revolución tecnológica en la que el país se esfuerza en ser pionero en bioinformática y biología computacional, ahora las metas hay que seguir cumpliéndolas, de la mano de BIOS.