La fatal creditocracia

La fatal creditocracia

Ya es hora que en las escuelas se enseñe al niño a ser financieramente independiente, a ser empresario, a invertir desde pequeño, a leer críticamente

Por: Alejandro Barros Tobías
septiembre 12, 2023
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La fatal creditocracia

La creditocracia es un sistema económico, social y financiero en el cual todos los bienes de consumo, incluyendo aquellos de primera necesidad, deben ser financiados con el crédito. Una deuda que se adquiere sin importar las consecuencias mediáticas para la tranquilidad y la vida.

En este sistema económico el trabajador se convierte en el eslabón más importante de la cadena porque se perpetúa en el endeudamiento, a pesar de que ello constituye una amenaza para el ejercicio de su propia libertad y al mismo tiempo en un botín del financista.

Desafortunadamente somos una sociedad atrapada en el mundo de la  creditocrácia. Hoy en día hasta para comprar el pan y la leche nos han educado para utilizar el crédito, en muchos casos sin tal necesidad pero si costumbre.

Vivimos en un sistema en que las personas tienen que pedir dinero prestado para satisfacer sus necesidades básicas, la idea del sector financiero y del propio gobierno es mantenerte endeudado todo el tiempo, aún más, la entidad financiera  cuando tiene una garantía bancaria de su víctima, no le interesa que éste le pague y cuando se atrasa en sus pagos, continuamente le ofrece alternativas para ponerse al día sin pagar un peso, procesos en el que lo entierran en un letargo y siniestro mundo de ostracismo de donde jamás podrá regresar avante. Un pequeño crédito terminará convirtiéndose en el acabose de su vida,  bien sea por infarto al miocardio o depresión y suicidio,  lo importante para ellos es prolongar el servicio de la deuda hasta el final de los tiempos e incluso –si pudieran- más allá de la muerte.

El voraz y salvaje capitalismo cimentado en las rentas de capital del sector financiero, actualmente ha llegado al extremo de superar en ganancias a todos los sectores de la economía colombiana, incluso la del narcotráfico, economía de la que se nutre por los altos volumen y los enormes montos de sus transacciones. Tras las exageradas utilidades que obtienen, no por sagaces ni brillantes sino por las leyes amangualadas a su medida por unos politiqueros que de una u otra forma tienen que pagar los aportes entregados para sus campañas, reciben constantes apoyos gubernamentales.

Por ejemplo: en el gobierno anterior y en plena pandemia cuando la gente moría por no tener un pan para llevar a la boca, se les entregaron enormes recursos disfrazadas de apoyo al el crédito social, cuando realmente se estaba pagando el favor de elegibilidad. Fortaleciendo de esta manera su poder casi imposible de ser controlado, incluso, hasta por el mismo Estado, cuyos gobiernos sucumben ante los compromisos y las exigencia de banqueros y grandes industriales quienes generalmente terminan siendo los mismos. 

En una historia no muy lejana de nuestro país, mientras el Banco de la República mantenía vigente una tasa de referencia del 1,75% léase bien: uno punto setenta y cinco por ciento anual  a esa tasa le prestaba el Estado a través del Banco de la República a las entidades financieras por la liquidez que les suministraba en septiembre del 2020 ellos nos cobraban una tasa del 26%. Hoy cuando la tasa de intervención de política monetaria ha llegado al 13% ya los bancos están cobrando tasas del 44 y hasta 46% en créditos de consumo, adicionalmente a las tasa que imponen estos avaros se le suman valores como estudio de crédito, uso de tarjeta, expedición de extractos, seguros, uso de cajeros, plataformas y otros,  cuyos costos podrían sumar hasta tres puntos más en los intereses.

En el caso de las tarjetas de crédito, un instrumento de desembolso inmediato que cobra una tasa que bordea los límites de la usura, es todavía peor, tienen el descaro de cobrar un costo adicional que le pusieron el eufemismo de cuota de manejo… ¿manejo de qué? ¿Acaso ahora son conductores? Hasta donde creen que pueden llegar con el maltrato y exceso de poder, las ovejas se esquilan, más no se despellejan. Se olvidaron acaso ya de las desgracias vividas por el Rey Luis XVI de Francia y su reina consorte María Antonieta de Austria o la del Zar Ruso Nicolás II, su esposa Alejandra y sus inocentes hijos y otras historias tristes no contadas aún. Cambiemos de políticas, una revuelta social propiciada por el descaro y el abuso puede terminar con una hegemonía de la noche a la mañana. 

El catedrático de análisis social y cultural de la Universidad de Nueva York, Andrew Ross, escritor, sociólogo y autor de innumerables estudios sobre el particular, considerado por los especialistas en temas económicos y financieros una autoridad en el ramo.

Sostiene que el principal objetivo del negocio crediticio es obtener el mejor beneficio posible, manteniendo al cliente endeudado la mayor parte del  tiempo. El carácter social del crédito es una farsa del sistema, por ello cuando una persona obtiene un crédito bancario automáticamente está firmando su sentencia al desastre económico, peor aún, nos han inculcado tanto este sentimiento de aprecio por el dinero ajeno, no robado, que una vez recibida la notificación de que se nos ha aprobado un crédito, saltamos de la emoción sin entender que esto realmente es un salto al vacío.

Una cosa es bien cierta, ninguno de los más de trece millones de colombianos que actualmente tienen un crédito, lo terminará de pagar y mucho menos quienes han accedido a un leasing habitacional, excepto que se gane el gordo de la lotería, cosa por demás casi imposible.

El crédito es un peligro social que devasta nuestra economía. Para el sistema financiero y mientras mantengas la deuda eres el activo más importante, para un banco aquel usuario que nunca puede pagar a tiempo las cuotas de un crédito y que ante el desastre de la economía mundial y el acoso de los chepitos telefónicos recurre a la refinanciación.

Donde además de mora, aumento de tasa y tiempo, le cobran servicios y gastos de refinanciación más costo de cobro y cartera de sus famosos call center. Se constituye en el cliente favorito, pues con bajos prestamos dejan mayores dividendo que el empresario del crédito de los mil millones.

Este tipo de usuario es el cliente más importante para el banco por tres sencillas razones: primera, de ellos existen millones en el mercado financiero lo cual genera un flujo alto y constante de ingresos al banco. Segunda, acepta ipso facto la tasa propuesta  por el financista y tercera, sin saberlo y sin poder entenderlo, siempre se mantendrá endeudado. “…y es que es una delicia tener a un pobre hombrecito pagando interese durante veinte años, eso es mil veces mejor que una vaca lechera de 50 litros, así ésta también produzca leche en polvo”.

Ya es hora que en las escuelas se enseñe al niño a ser financieramente independiente, a ser empresario, a invertir desde pequeño, a leer críticamente y a pensar por sí mismo; a fin de que la futura sociedad tenga mejores garantías de vida, sea más equitativa, que alcance el equilibrio social y desarrollo pleno.

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