¿Hasta cuándo los colombianos van a seguir tolerando esas prácticas de los Honorables Representantes y Senadores cuando se llega a la hora de hacer votaciones de gran trascendencia? Es decir, votaciones que se llevan a cabo bajo la lógica de, "yo me declaro impedido pero mis compañeros que en algún momento también se declararán impedidos, me salvan como yo los salvaré a cada uno de ellos”. Porque esa es la consigna vergonzosa que prima en el Honorable Congreso de la República. Con esta práctica, no se pierde un voto, sin importar la no independencia del mismo. Esto sucede siempre y hoy es una evidencia clara en la elección del nuevo Contralor General de la República de Colombia. Ni siquiera a aquellos que se declararon impedidos por tener investigaciones en la Contraloría se les reconoció esta situación, sino que, por el contrario, se les habilitó para depositar su voto.
Y no pasa nada. Se repite este permanente pecado entre los congresistas colombianos, contaminando de entrada las votaciones de temas relacionados con esta instancia de control político, sin ninguna sanción ni jurídica, y mucho menos social. Es decir, como lo dijo el representante Navas Talero, palabras más palabras menos, "(…) cada cual vota por su juez o por el juez de su pariente". ¿Hasta cuándo los colombianos no van a reaccionar frente a una de las mayores farsas del Congreso de la República? Como todos, o casi todos tarde o temprano tendrán algún tipo de impedimento para votar, lo mejor es nunca aceptar lo que frenaría su participación en las votaciones, de manera que cuando les llegue el turno pueden exigir el mismo comportamiento de sus colegas.
En todos los casos, este comportamiento es inexplicable pero donde es, además, un hecho escandaloso, es cuando se trata de elegir la cabeza de un ente de control, como en el caso del Contralor de la República. Si a esto que está viendo el país se le agrega la batalla por imponer un nombre de partes interesadas, la elección de este contralor tiene todos los vicios posibles. Y esto, sin considerar los problemas que, de distinta naturaleza, tuvieron los tres candidatos a esta posición.
Cuál será la independencia de contralor elegido, cuando, por un lado, debe estar agradecido por el apoyo del presidente Santos, y por lo tanto, será suave con la primera línea del gobierno; y por el otro, debe agradecerle a aquellos que, a pesar de estar impedidos se sometieron al 'honesto' escrutinio de sus colegas, y sacrificándose, lo ayudaron a elegir. Interesante sería hacerle seguimiento a las investigaciones en cabeza de estos miembros del Congreso y de sus parientes cuando el nuevo contralor empiece a ejercer.
Una simple observación. El Congreso en pleno, Cámara y Senado, se reunió en el Salón Elíptico para elegir al Nuevo Contralor de la República. Tomaron más o menos dos horas negando impedimentos, lo que ha dado como resultado final que todo ellos han sido rechazados. Pero lo que queda en evidencia, además del circo de los impedimentos, es que prácticamente la mitad del Congreso –o más de la mitad–, se encuentra impedido para elegir al contralor. ¿Qué validez tiene entonces esta elección? O, puesto de otra manera, ¿de qué Contraloría estamos hablando cuando está llena de funcionarios que son parientes de congresistas?
¿No son más que obvias las razones que explican el interés tan exagerado de los políticos y del Gobierno por tener el control de esta institución? Se ratifica: entes de controlen Colombia, son feudos del Congreso de la República. Clientelismo de la más clara estirpe. Y los colombianos callados.
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