Parece que que la discreción, así como el olfato para los negocios, hubiese sido heredada de generación en generación dentro de la familia Uribe. Aun cuando son poderosos en la industria de la moda y llevan más de un siglo en el negocio, su apellido no se relaciona con facilidad como mandamases dentro de la industria textil, como el del empresario Arturo Calle, los Vélez de Bosi o los Echavarría, dueños entre otras de marcas de Punto Blanco y Gef. Pero las marcas que los Uribe manejan, producen y comercializan en Colombia son de las que más se venden, principalmente entre los jóvenes. Chevignon, Naf Naf, Americanino, Esprit, Rifle, American Eagle, Mother Care, American Brands, LBT, entre otras están bajo el poder del Grupo Uribe.
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Hoy el Grupo Uribe está en manos de la tercera generación que ha heredado el buen manejo empresarial sin hacer mucho ruido que la tienen como unos de los más grandes importadores de ropa al lado de la gigante sueca H&M, el segundo grupo textil del mundo, que en Colombia importa al año uno 40 millones de dólares en ropa; Zara del multimillonario Amancio Ortega, emporio que hoy está dirige su hija Marta Ortega, que importa al menos 32 millones de dólares al año; Falabella de la poderosa familia chilena Solari, que trae al país alrededor de 30 millones en productos y los caleños de origen judío de Koaj, que importan más o menos 28 millones de dólares al año. Los Uribe solo en Colombia, importan unos 25 millones de dólares cada año, porque en sus tiendas en Venezuela, Perú Y Costa Rica, las cifras son otras.
La historia del Grupo Uribe arranca en 1907. Quien empezó lo hoy es un emporio de la moda fue John Uribe Escobar, un inquieto antioqueño joven que trabajaba al lado de su papá, Crisóstomo Uribe, en un pequeño almacén de telas que tenían en el garaje de su casa en aquella Medellín apenas en crecimiento de los primeros años del siglo XX.
El buen ojo y la visión bien puesta de John Uribe lo llevó a recorrer pueblos y ciudad con la única intensión de observar cómo se vestían los hombres y las mujeres de cada lugar. Con la información bien referenciada y habiendo identificado la necesidad de sus clientes, empezó a surtir el pequeño almacén de su papá con colores, tonos y materiales que la gente exactamente buscaba. Era un comerciante por naturaleza y recorrió también tiendas de ropa y otras textileras de las que logró hacerse su gran proveedor.
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Muy joven conoció a Margarita Echavarría, hija del exitoso empresario Alejandro Echavarría Isaza, nada más y nada menos que el fundador de Coltejer. Se casaron en 1909, cuando Uribe Escobar tenía 23 años. Tuvieron 5 hijos: Diego, Hernán, Juan Luis, Humberto y Gilberto. Con plata prestada por su suegro se independizó de su padre y montó su propio negocio: Paños Vicuña, un almacén que llegó a ser una de las principales tiendas de textiles de Antioquia y del país.
La repentina muerte de su esposa, cuando el mayor de sus hijos apenas tenía 12 años, debilitó a la familia, quienes por un tiempo se fueron a Estados Unidos a pasar su luto lejos del país que les recordaba los pasos de la esposa y madre. Los hijos se quedaron estudiando en Norteamérica y John Uribe regresó al país mucho más fortalecido a retomar su negocios, tiempo en el que se volvió el megaempresario de los textiles en el país.
Ya con sus hijos profesionales de vuelta en Colombia, 17 años después, crearon la sociedad John Uribe e Hijos. Era 1938. A partir de aquel momento el crecimiento de la sociedad fue imparable. Gilberto, el menor del clan, con sus hermanos a su lado, tomó la cabeza del grupo. Los cinco uribes se volvieron una máquina de hacer negocios y dinero. Fue en manos de los hijos que empezaron a importar con mucha más fuerza desde Europa y Estados Unidos. A través del ferrocarril de Antioquia, inaugurado en 1929, distribuían las telas a sus clientes, sacando a los intermediarios del negocio.
John Uribe Escobar murió en agosto de 1960 con 74 años como el más grande textilero en la historia de Colombia. Gilberto Uribe Echavarría sucedió a su padre al frente de la compañía, que luego de empezar con varios frentes de trabajo desde diferentes empresas, todas unidas, pasó a llamarse Grupo Industrial Uribe-textiles y confección. Fue bajo su liderazgo, que el Grupo Uribe se hizo con la producción, distribución e importación exclusiva de las marcas Americanino, Chevignon, Esprit, Naf-Naf, Rifle. También tuvo entre su portafolio la marca Mango, pero una discusión por competencia desleal los llevó a solicitar una indemnización por valor de $14 mil millones por finalización anticipada del contrato.
Al igual que su padre, Gilberto murió en 2013 siendo uno de los empresarios más poderosos de la industria textil y de la moda, pero también, al igual que él don John Uribe Escobar, fue un hombre de bajo perfil, esquivo con la prensa y con el que se conociera la realidad financiera de sus empresas y de su familia. Así también se lo enseñó a sus hijos: Andres, Carlos Gilberto, Alejandro, Juan Felipe y Pedro Jose Uribe Correa, quienes tras su muerte se quedaron con el control de la empresa, que siguió volando alto.
La discreción de los Uribe también es en cuanto a la información financiera que entregan. Desde que se convirtieron en grupo empresarial no reportan un total de ventas acumuladas. Cada una de las marcas que manejan tiene razón social por aparte, así como ventas y facturación. El 2022, último año de consolidación financiera, las empresas del grupo, que cerró aquel año como la cuarta empresa más importante en el segmento de la moda con ventas de 1,2 billones de pesos, el 26% por el negocio textil y el 74 restante por ventas de las marcas que representa.
Actualmente el manejo del grupo se ha ampliado a la tercera generación. Al frente de algunas de las empresas y dependencias están hijos, sobrinos y nietos de los Uribe Echavarría, pero el mando lo tienen los dos hijos mayores de Gilberto (qepd), Andrés y Carlos Gilberto, quienes por algunos años gerenciaron con las mangas recogidas, pero están a la sombra y controlan la empresa desde la junta directiva, guiando a los más jóvenes que tienen la tarea de seguir llevando el grupo por la senda del éxito como lo han hecho desde comienzos del pasado siglo.