En los últimos días ha sido noticia de primera plana el bochornoso escándalo en el que se vio envuelto el congresista costeño Álex Florez Hernández al estar bajo los efectos del licor que ocasionó la airada reacción del señor contra los colaboradores de la recepción de un hotel en Cartagena donde se alojaba y agentes de Policía que llegaron al sitio siendo llamados por el personal del establecimiento.
Inicialmente, el senador lanzó palabras contra los uniformados llamándolos corruptos, asesinos, y una combinación de groserías en medio de su estado de beodez, esto debido a que presuntamente los encargados de recibir huéspedes no dejaron ingresar a una señorita que lo acompañaba, por no tener la cédula de ciudadanía física, en su lugar la dama presentó una fotografía de su documento, razón por la cual, los trabajadores haciendo cumplir el reglamento del hotel que manifiesta que los clientes o acompañantes deben llevar su documento de identidad original al momento de alquilar una de las habitaciones de la edificación, lo que desencadenó la serie de hechos ya conocidos y mencionados en el presente artículo.
Pero esto no debería ser motivo de burla o sensacionalismo por parte de los medios de comunicación (tradicionales), que han repetido la noticia cientos de veces y que han posado de detectives buscando información bajo las piedras que siga comprometiendo al senador Flórez en el altercado que tuvo recientemente, ni de los congresistas hoy opositores que buscan desestabilizar al Gobierno de Gustavo Petro usando como pretexto lo ocurrido, ni de la ciudadanía del territorio colombiano que poco indaga y prefiere escuchar/leer los datos falsos que emiten periodistas sin ética que trabajan para las casas editoriales, sino un asunto que le incumbe a su familia, pues sus miembros podrían estar teniendo dificultades emocionales por cuenta de su adicción al trago y al suceso reciente.
En la actualidad existen organizaciones no gubernamentales y centros médicos que brindan atención y apoyo psicológico, o en algunos casos psiquiátrico, tanto a las personas que sufren de problemas asociados al consumo excesivo de bebidas alcohólicas, como a su entorno inmediato que sufre las consecuencias de los actos realizados por algún miembro de su familia, especialmente si son padres o hijos, que no los deja descansar profundamente todas las noches al pensar en el vicio adquirido. Por ello, la familia del hombre es la única que puede salvarlo de las copas para que sea un ciudadano libre de lo mundano, y le permita realizar su trabajo legislativo en beneficio del país.