Como casi todos los genios, Diego Cadavid tiene como talón de Aquiles su depresión. Contra ella combate a casi diario intentando sacudirse la tristeza que lo acompaña. Diego Cadavid es una rara avis dentro de la farándula nacional. Es mucho más que un galán. Cuando arrancó siendo el novio eterno de Daniela Franco en Padres e Hijos creíamos que iba a ser sólo eso, el clásico niño cara bonito sin talento. Su papel en El cartel de los sapos mostró la madera de la que estaba hecho.
Diego Cadavid se mantiene vigente no en Colombia sino en Latinoamérica. A los 42 años, en un país donde los canales pareciera que lo único que priorizaran es la juventud, Cadavid, con una carrera de 26 años, parece demasiado veterano. Igual sigue teniendo vigencia en producciones como Distrito Salvaje de Netflix o el General Naranjo de Fox, al lado de su amigo de mil batallas Manolo Cardona. En este momento se encuentra grabando la nueva versión de Café con aroma de mujer en donde regresará a los canales nacionales.
Su ausencia se ha sentido y de qué manera. Diego no necesita de la televisión para sobrevivir. Para eso está el grupo de Mills, exitosísimo, donde toca la batería y cada vez que puede sale de gira además de la fotografía. Es uno de los hombres más interesantes y deseados del país no sólo por su belleza y su inteligencia. Ya galanes como él no se encuentran tan fácil. Él es famoso por su talento, no por el simple hecho de aparecer sonriente en una red social. Diego es grande y por eso seguirá siendo uno de nuestros artistas fundamentales hasta que envejezca. Sin embargo la juventud eterna pareciera ser otra de sus cualidades.
¡Qué refrescante volver a ver una estrella como Diego en ese desierto en el que se ha convertido nuestra televisión colombiana!