Desde que se inventaron la expresión de que la política es dinámica, la mediocridad hizo mella en los partidos. Y no me refiero propiamente a su nivel de corrupción que siempre los ha invadido desde los albores de la época republicana, sino en la forma de cómo se es candidato de un partido un año y luego de otro al siguiente y después se definen por firmas con la excusa de ser independientes y no estar amarrados con ninguno, en lo que al final demuestra que son unos camaleones con intereses donde los partidos (su ideología, base estructural del pensamiento), están en crisis de extinción, lo que le dificultaría aún más al ciudadano ejercer su derecho al voto con total independencia, coherencia y un poquito de ética.
Y esa es la que no han tenido los candidatos por la sencilla razón de que la política la ejercen con ego, resentimiento y con el estómago. Y de esa forma se la transmiten a sus simpatizantes.
Miremos los casos:
El candidato del actual alcalde Carlos Caicedo, que abiertamente es Rafael Martínez, parece una copia: viste igual, habla igual, ¿comerá igual? Gesticula y tiene unas gafas iguales que le dan el semblante de una reacción temperamental igual. ¿Quién dijo que la continuidad de una administración y de un proceso está en parecerse en la parte estética y física a la persona a remplazar? La continuidad política radica en mejorar los errores cometidos por la administración pasada teniendo un discurso propio y una base argumentativa capaz de resolver temas que el actual alcalde no pudo, como en el asunto de salud o en resolver la falta de planeación en la accidentada programación de inicio de obras. Al actual alcalde Caicedo hay que reconocerle su liderazgo en muchos temas como la recuperación fiscal, liquidación de 16 entidades por más de 20 años en dicho proceso, recuperación del inmueble del mercado público, mejoras en bulevares, bailar con la más fea en el suministro de agua debido al fenómeno de la sequía en la ciudad, una situación que llevaba 25 años agobiando a los samarios y que se agudizó por la falta de planeación y decisión de gobiernos anteriores; entre otras iniciativas que se me escapan que el candidato no debe tomar como catálogo sino como referencia para diseñar su programa de gobierno autónomo, que vaya en beneficio de una colectividad y no de un caudillismo.
Otro candidato por recolección de firmas como el anterior, y que podía señalar como el antagónico, es Aristides Herrera, concejal del actual periodo, que tiene una base mediática creada sobre el tema del agua, tanto así que se ha hecho célebre por ser conocido como 'el man del agua' por sostener un proyecto para traer agua del río Guachaca con un costo de 42 mil millones de pesos que resolverá la crisis en 10 meses generando mil litros por segundos de agua. Será una obra como la que denuncia Jorge Isaac Noguera Bolaño, exconcejal de la ciudad, y que aparece reseñada en medios locales sobre el contrato que generó que la Contraloría General del Magdalena ordenara la apertura de un proceso de responsabilidad fiscal bajo el número 438 del 12 de abril de 2012, por la prestación de servicios de apoyo a la gestión en los temas inherentes a la implementación y coordinación de las políticas de infancia, adolescencia y juventud No. 290 de septiembre 2 de 2010, que nunca cumplió, y en donde se señala en la misma querella falsedad procesal y falsedad ideológica en documento público, porque no tenía el perfil ni la experiencia profesional para celebrar este tipo de contratación -ya que no se había graduado como abogado según el demandante- y porque, además, usurpó funciones públicas netamente indelegables y de responsabilidad del gobernador, como es la política de infancia y adolescencia que advierte en su Artículo 204 el Código de Infancia y Adolescencia. Que prospere o no esta denuncia depende de qué tan cierta es, pero queda una duda en el ambiente sobre esa panacea del agua que tanto afloran sin la consolidación de pruebas técnicas factibles. Lo otro es que de nada sirve traer el agua de Guachaca, Toribío o Magdalena si se tiene a la misma concesionaria responsable del desabastecimiento del suministro como es a la empresa española Metroagua, encargada de la distribución del agua, pero que en su contrato no le exige adecuación y mejoras de infraestructura, ellos solo cobran. En el 2017 se le acaba el contrato de concesión, ¿será que este candidato está dispuesto a cortar con la teta española?
Otro caballito de batalla que ha tomado el candidato es contra la tala de árboles en las avenidas por parte de la administración de Carlos Caicedo. Es bueno el culantro, pero no tanto cuando se quiere tomar dos pilares publicitarios como ejes de campaña; solamente es buscar la historia y darse cuenta que los hoy emblemáticos sitios de travesía y conservación ambiental vivieron su proceso de transformación donde costó el sacrificio para percibir lo que al final se admira y enorgullece a sus habitantes. Uno de los ejemplos es El Paseo de la Reforma, que es una de las avenidas más importantes y emblemáticas de la Ciudad de México que se construyó en 14.7 km de largo, y que arrasó y desapareció con transformaciones urbanísticas radicales casi en media ciudad. Sucedió igual con varios bulevares europeos, el mismo Metro de Medellín sufrió su polémica y hoy es un ejemplo de la reducción de CO2. La transformación de París, entre muchas más. El problema no está en talar el árbol como mecanismo de progreso, sino en reponerlo en iguales condiciones y es ahí donde se debe enfrascar el debate, en verificar si de verdad la administración distrital está cumpliendo con los protocolos específicos para garantizar dicha reposición, porque si se enfrascan en qué quitar o no, entonces nunca se podrá consolidar una ciudad como tal. Grandes obras como la construcción de una bocatoma en Guachaca también llevará a tumbar uno que otro arbolito de tradición, como también sucedió con la construcción del Centro Comercial Buenavista, y bastante que lo visitan. No en el lenguaje con que se viene haciendo, donde el debate pierde la decencia para convertirse en el discurso del bochinche que remplaza la propuesta. Esto me recuerda a la campaña de senado y cámara de hace unos meses a cuyos representantes elegidos por el Magdalena ya se les olvidó las calenturas del discurso y de que Santa Marta sigue sin agua y la erosión costera se come a Ciénaga.
Pero esta campaña tiene un toque especial que le dio el diputado por la Alianza Verde, Robinson Morelo, cuando decidió, por autonomía, respaldar la campaña de Herrera en vez de la de Martínez, que era la que apoyaba el consenso de la Alianza. Morelo, nombrado jefe de debate, no cayó bien entre cabezas representativas como Claudia López, que, aunque le cueste admitir al diputado que hay una falta de ética al no acatar las decisiones de su partido, para eso hay un código de ética que muchos no leen y es tan sencillo interpretar en una sola clase: si no me gustan las decisiones o me llama mejor la propuesta de otro sector, renuncio a mi colectividad para vincularme con total libertad a la otra, pierdo mi envestidura y asume el segundo en lista, tan sencillo como pintárselo a un niño; las curules no son de los candidatos, sino de los partidos.
Los otros dos candidatos: uno liberal y el otro de La U, creo que ya cumplieron su ciclo y del partido Conservador, el joven Rubén Jiménez, mejor le hubiese ido aspirando al Concejo para que tomara experiencia en esa jauría de hienas.
Otro asunto son los precandidatos que arman su bulla de campaña y cuando consolidan un grupo de electores lo venden al mejor postor convirtiéndose en una microempresa electoral y después justifican: “Me uní a esta campaña porque es con la que me identifico”. ¡Qué grande y generosos son!
Por los lados de la gobernación el circo, perdón el debate, es peor:
Jorge Luis 'el Negro' López, por el partido Centro Democrático, anunció estar amenazado. Rosa Cotes notificó no participar en debates. Me pregunto: ¿Cómo un candidato no va a los debates siendo estos la razón de ser de la política? Y está 'Jotica' Vives, bueno él es un Vives cuyo apellido está en el ocaso de la política en el Magdalena, un reto que se va a probar él mismo, que tanta convocatoria todavía despierta.
En un par de días el asunto se calentará más: la ética será un saludo a la bandera y todo estará en manos del elector que definirá a cuál menos malito escogerá. Ojalá y lo haga sin las dádivas en las manos para ver si algún día los candidatos le ponen la seriedad que necesita la política, porque si ellos no le ponen ética, al menos hágalo usted para ver si así aprenden y dejan de vernos como marranos con derecho a votar.