Aunque los esfuerzos y el compromiso ambiental de la Federación Nacional de Cafeteros (Fedecafé) son reconocidos por muchos, en la cadena de tiendas Juan Valdez está haciendo falta un mayor compromiso con la producción ambientalmente responsable y la gestión de residuos.
El mejor residuo será siempre el que uno pueda evitar, sobre todo en plásticos de un solo uso, pues no todo es fácilmente reciclable.
Por lo mismo, es increíble que, a estas alturas, y mientras cadenas como Tostao ya usan palitos de madera para revolver el café, en las tiendas Juan Valdez sigan ofreciéndolos de plástico.
Y las tapas de vasos de café, en lugar de plástico, podrían ser, por ejemplo, de cartón reciclado.
Por otro lado, la marca presume haber llegado hace poco a las tiendas de barrio, pero lo está haciendo con presentaciones de café muy pequeñas, de escaso gramaje, donde termina habiendo más plástico que café.
Un principio básico del ecodiseño y de la producción responsable es privilegiar los empaques grandes sobre los pequeños, porque así se minimiza el uso de materiales y los posteriores residuos, algo que los directivos y el equipo humano de Juan Valdez están pasando por alto.
Y si la cadena insiste en mantener esta estrategia, debería idear formas de invitar a los compradores a que retornen esos empaques para recuperarlos y reciclarlos en la fabricación de nuevos.
También es urgente idear e implementar esquemas –puede ser con descuentos o puntos de fidelización– que ayuden a recuperar otros empaques plásticos que los clientes sacan de las tiendas, como los vasos de granizados, las tapas de vasos o los contenedores de alimentos, pues no basta con solo reciclar los que se quedan en las tiendas.
Por último, es importante advertir que los vistosos empaques de café molido o en grano son laminados de muchas capas de diferentes materiales (plásticos tipo 7) que los hacen imposibles de reciclar.
Para cuidar el medio ambiente sería mucho mejor (y los consumidores así lo entenderían) usar empaques tal vez menos vistosos pero elaborados con un solo material que al menos sí pueda ser reciclado.
Más allá del discurso, el verdadero compromiso ambiental de una empresa o de una marca se nota desde los detalles aparentemente más pequeños.