En la galería La Balsa en Medellín que fue la galería La Oficina en otros felices tiempos de los vivos y los muertos, se encuentra expuesto hasta finales de septiembre el artista colombiano Isidoro Adatto Mandowsky (1989). Este bogotano, por su edad, debería tener un trabajo más consolidado. Su dibujo frágil nos muestra la poca seguridad de tiempos inestables donde líderes del mundo llevan la historia del siglo XXI al borde de situaciones inesperadas. Parejas encajonadas se relacionan dentro de espacios aislados. Donde las relaciones internacionales incumplen sus tratados de papel o como Inglaterra que -gracias al cielo reaccionó el parlamento británico- deseaban romper compromisos como el brexit o un presidente Trump que maneja el mundo con su arbitraria incondicionalidad de magnate del mundo pop. Y lo mismo sucede con el comportamiento errático de la tierra porque la naturaleza ruge su maltrato. Todo se encuentra bajo sospecha. La libertad es siempre un desvarío de la democracia, la caída libre está en frente del próximo paso.
Isidoro Adartto Mandowaky, Ciento novena y cinco kilómetros por hora, 2017, lápiz, fragmentos de piedra y bandas elásticas sobre cerámica, 30x30 cm
Aunque con la misma temática, el trabajo conceptual tiene más metáforas con la informática. El signo de la mano con el dedo pulgar es una reacción inmediata al compromiso.
El medio es tan amplio y sintético que la verdad está como siempre, en la condición del otro. No hay 500 amigos cibernéticos. Son personas que, como nosotros, nos comunicamos dentro de un universo mediático y podemos conocer los mil puntos de vista que existen sobre los interrogantes del mundo. Lo que me parece es que todo el trabajo de Isidoro Addato Mandowsky está en un estado incipiente.
Radenko Milak, Dream for light, Rhapsody for a New Exodous (University of Disaster),2018
A la Feria de ArtBo, la galería estará representando a Rodenko Milak un bosnio que participó en la pasada Bienal de Venecia y que sí tiene un trabajo consolidado. Al artista también le preocupa su realidad. La de Bosnia y Herzegovina, la del horror del maltrato, la inseguridad social dentro de las guerras y la desesperanza que esto representa para la vida cotidiana que está marcada por la tragedia. Él presenta, como lo hace el sudafricano Kentridge, dibujos animados donde el hombre sin salida atraviesa el desastre.
Pablo Mora, Registro/Escenario para utopías fallidas
El otro artista es Pablo Mora un abogado que resultó cansado de los procesos de su profesión y acabó buscado en los “clips” del óxido, la poco frecuente eficacia en todas las instancias judiciales que quedan archivadas en el tiempo. Todo se pudre mientras la verdad llega. El óxido es su figura poética para denunciar la descomposición en la que vivimos los colombianos. De nuevo nada es verdad. De nuevo la falta de justicia es uno de nuestros graves defectos. El poder es corrupto y nuestros representantes son unos falsos representantes de los intereses de un pueblo. Y ni hablar de la Paz.