A propósito de la salida de Obama de la Casa Blanca, me choca enormemente el bombardeo de publicidad a su "caballerosidad" con su esposa Michelle.
En las redes sociales nos estamos encontrando constantemente con memes, videos y galerías fotográficas exaltando el trato del ahora expresidente de Estados Unidos a su esposa; como la mira, como la besa, como la toma, como la huele, como la atiende, como la trata. A todos, especialmente a todas, nos ha quedado perfectamente claro el mensaje de que Obama es el esposo y padre "perfecto".
Si Obama es en realidad así o no con su esposa, es algo que en su intimidad poco me importaría, el tema aquí es la artimaña mediática montada para proyectar al "humanista" que además llora en sus discursos y prometió cerrar Guantánamo, retirar tropas de Irak, poner fin a la guerra en Afganistán y mejorar las relaciones con América Latina, entre otras propuestas donde su objetivo central es el relacionamiento con los pueblos.
Ojalá su trato amoroso con su familia sea real y no haga parte de la estrategia mediática para posicionar la imagen de un hombre filántropo, porque lo que concierne a algunos de sus propósitos presidenciales, se ha quedado corto con su "amor" y su compromiso, pues siguen muriendo cientos de personas en Medio Oriente a causa de las guerras auspiciadas por Estados Unidos, Guantánamo sigue existiendo como recinto carcelario de torturas y tratos inhumanos, en América Latina sigue el apoyo a los gobiernos de extrema derecha para tumbar y deslegitimar proyectos políticos que buscan justicia e inclusión social; para la paz de Colombia, no le alcanzó su gestión para darle el perdón presidencial a Simon Trinidad.
Obama, tu caballerosidad ¡me sabe a mierda!