El general retirado Eduardo Herrera Verbel junto a Frank Pearl, Delegado del Presidente Juan Manuel Santos para los diálogos con la guerrilla del ELN, iniciaron la fase exploratoria en Caracas en el 2013. Comenzó un proceso paralelo , más discreto y más secreto que el de las FARC que duró dos años y medio antes de ponerse de acuerdo en las reglas para iniciar formalmente la fase pública de los diálogos en Otavalo y luego en Quito, Ecuador.
Los jefes negociadores escogidos por Santos fueron el exministro Juan Camilo Restrepo y luego el ex vicepresidente Gustavo Bell, apoyados por sendos equipos, mientras que por el lado el ElN los comandantes guerrilleros delegados fueron Pablo Beltrán y Antionio Garcia, los de más alto rango junto a Gabino, quien no participó directamente.
Con una prioridad claramente marcada por el diálogo con las Farc en La Habana, el Presidente Santos nunca le dio la importancia ni peso a este y escasamente recibía los negociadores en Palacio, tal como cuenta el General Eduardo Herrera Verbel en el libro que acaba de publicar Un proceso de paz inútil , del que da detalles en esta conversación con Juan Manuel Ospina
JMO: General usted conoce y además padeció ese intento de negociación con el ELN y sacó una experiencia muy valiosa. Comencemos: ¿Considera que hay posibilidades de que haya un acuerdo serio con el ELN?
General ®Eduardo Herrera : Con el ELN arrancamos a hablar en el 2013 en Venezuela, de allí salió un acata firmada con el compromiso del gobierno a segur una hoja de ruta para la finalización del conflicto. En noviembre del 2013 asisto a dos acuerdos preparatorios en Barinas Venezuela y en Caracas, el ELN quería que Venezuela fuera la sede de negociaciones, asi como La Habana, para las Farc. En enero del 2014 abrimos la fase exploratoria en Ecuador: dos años, más de 100 reuniones, más de 1000 horas de discusión para arrancar a hablar.
La retórica revolucionario era insoportable. Ellos llegaron con la idea de buscar retomar su ideario revolucionario del 64 y querían volver a traer el manifiesto de Simacota.
Terminamos el 30 de marzo del 2016 y era junio –habían pasado tres meses- y Juan Manuel Santos no nos llamaba ni nos decía nada. Por sugerencia mía le pedí audiencia al Presidente y me enteré ahí, que hay una tercería; otro grupo bajo la dirección de José Noé Rios estaba también trabajando en el tema. El acuerdo terminó y quedó a merced de su suerte. En ese momento coincidía con el cierre de las negociaciones de La Habana con las FARC y eso tenía la prioridad, muy por encima del proceso del ELN. Esto lo aprovechó el ELN para acomodarlo a sus intereses.
JMO: Esa lentitud del ELN, aparece como si estuviera comprando tiempo ¿qué movía al ELN para no avanzar? ¿Cuál era su verdadero propósito?
GEH: Una delegación de la guerrilla que quiere ver cómo explora la negociación con el gobierno no tiene la voluntad de frenar la guerra. Después de mirar ese desarrollo veo que el proceso de La Habana tenía mucha incidencia en el ELN de la que se creía. Querían buscar un proceso autónomo, desmarcarse del proceso de paz con las FARC; una negociación con identidad propia. Nosotros llegamos con una premisa: lo que se haga en Cuba y en Quito son los logros de la insurgencia, y no nos comieron cuento
JMO: ¿Ellos que estaban esperando?
GEH: No habían límite de tiempo en las conversaciones; nos gastamos 28 meses en el primer acuerdo. El ELN quería ver cómo se desarrollaba el proceso de La Habana, querían fortalecer su cohesión interna, pero lo más delicado era que el ELN no tenía claro su plan para dejar las armas y finalmente no habían tomado una decisión definitiva de ponerle fin al conflicto.
Era una negociación que estaba definida para generar condiciones para poder deponer las armas no con Santos sino con su sucesor; era casi un laboratorio de ensayo para ver si generaban las condiciones para favorecer sus intereses. Al menos entrar en la nueva administración con el cese al fuego, pero bueno, llegó Duque y cambió las perspectivas.
JMO: Su libro deja la impresión que así como el alma de las Farc era su componente militar, la apuesta del ELN era generar un movimiento de apoyo ciudadano, que se ocuparan de empujaran la revolución y no las armas ¿Eso es una caricatura de la situación?
GEH: No, para nada es una caricatura. El ELN busca ser un movimiento político, un sujeto social activo, ellos quieren ser un facilitador de las reivinidicaciones sociales. El ELN quiere negociar a través de la sociedad en una mesa, algo que es un imposible. Era como hacer las reformas y luego entregamos las armas. Ellos tienen claro que acuerdo firmado acuerdo implementado.
JMO: ¿Hubo modificación de la negociación de la administración Santos a Duque?
GEH: El atentado a la Escuela General Santander cambió todo, la intención del Presidente Duque de sentarse a hablar quedó atrás. Ni siquiera diálogos condicionados. El ELN está en Cuba pero la luz al final del túnel no está apagada. La puerta no se cerró pero nadie quiere moverse, nadie quiere dar un paso hacia adelante para reanudar la mesa.
JMO: ¿Cree que este gobierno podría reactivar la mesa?
GEH: En estos procesos no hay absoluto pero si hay problemas de tiempo, es complicado por el año electoral que se viene. No se ve fácil reanudar los diálogos
JMO: ¿Qué está esperando el ELN? ¿Usted piensa que habría intereses por el lado del ELN para darle fuerza a la expectativa de negociación?
GEH: El ELN tiene la intención de buscar una negociación política, así quedó establecido en un mandato hecho a finales del 2014. Si aceptan las condiciones es otra cosa, pero ellos tienen ese mandato para avanzar.
JMO: Hay un punto que necesito hablar: el eje ELN-Venezuela, ¿el chavismo y el ELN están en una relación muy estrecha?
GEH: La paz con el ELN pasa por Maduro, hay una afinidad ideológica y eso tiene un peso bastante grande en una mesa de negociación. Cuando esta paz esté por encima de las posiciones ideológicas. Si la paz depende de santuarios y de lo que tienen allá se hace más difícil. Venezuela cumple un papel fundamental por la lealtad que le tiene el ELN a Chávez.