La palabra coaching se deriva del idioma inglés y se relaciona con entrenamiento deportivo. No obstante, de un tiempo para acá, sobre todo con la incursión nefasta de la ideología del neoliberalismo, se relaciona con un cúmulo de técnicas que tienen como objetivo general “mejorar el desempeño cognitivo como mental” de los individuos en diversos campos como lo son las: organizaciones, las intervenciones psicoterapeutas, la nutrición, etc. No obstante, sus sustentos argumentativos son pobres tanto desde el punto teórico como desde las categorías y conceptos que utilizan.
Entre sus supuestos están todos los humanos forman de un todo o de un sistema. De igual modo, las actividades de dicho humano son imperativas para continuar con el sistema. Asimismo, dentro del sistema, los individuos están subyugados o sometidos a las influencias de otros individuos; es decir, todos influyen a todos. De la misma forma, dicha influencia se basa en los canales de información y esta información realimenta las acciones de las personas; lo cual permite “valorar" sus propias acciones. Por último, los individuos pueden usar o no dicha información para "mejorar" sus actividades o funciones en el sistema o el todo.
Sin embargo, estos supuestos exhiben varios errores. Los supuestos viven en mundo imaginario, es decir, ahistóricos, ya que establecen que el individuo debe mirar hacia adelante y hacia al futuro; lo cual es contradicción desde la psicología, la sociología, la historia y sobre todo la economía, etcétera, en virtud de que los individuos son productos y edificadores de la historia. En promedio, en las sectas de coaching establecen frases como “romper paradigmas” (ya de por sí evidencia que el coach no han leído La estructura de las revoluciones científicas de Thomas Kuhn, 1962 quien fue el que acuño la categoría), “dejen de guiarse por el pasado” y “hay que mirar hacia el futuro”; discursos que conmueven a las mentes simples porque los animales humanos no somos nosotros sin nuestro pasado como las relaciones socioeconómicas del presente.
En efecto, sus marcos teóricos son descontextualizaciones desde las teorías de los Sistemas de Bertalanffy, cuyo argumento se basa en biología, y luego desde entornos sociales. Al mismo tiempo se “sustentan” con axiomas de la Psicología de Gestalt o los axiomas de comunicación de la Escuela de Psicología de Palo Alto, desde Walzlawick. Todo esto aceitado con pseudodiscursos “positivistas” de la Programación Neurolingüística y modelos motivacionales desde los postulados de Maslow. En pocas palabras, son una mixtura de teorías psicologías, técnicas de adoctrinamiento y convencimiento, e ideas reduccionistas desde la administración de empresas que desembocan en el “éxito”.
Otro error es la simpleza desde su realimentación o en inglés feedback. Dicha técnica viene desde la psicología cognitiva y busca reconocer y desarrollar cómo capacitar a los que están en terapia frente a eventos "negativos”. En el coaching se pasan por la galleta esto y conciben que los individuos pueden superar obstáculos predeterminados por las condiciones sociales o laborales si lo hacen por sí mismos, ¡lo cual es una falacia! El autoconvencimiento nos puede hacer creer que tenemos algún talento más no quiere decir que puede cambiar, influenciar la realidad de las condiciones externas del individuo. No existe la “felicidad absoluta” como el control de los pensamientos. De ahí, que el Bienestar Mental según la OMS es “un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. ¡Es decir no hay felicidad absoluta! Emulando a Estanislao Zuleta, los problemas son la vida misma y la inteligencia es la capacidad de solucionarlos no de maquillarlos al evadir la realidad.
En particular, es una ideología, una pseudociencia que se basa en la “felicidad” de los que mandan; es decir, los coaching que conciben convertir al aprendiz, Padawan. Este último es un ser de “luz” que no asume su ser histórico, una persona dócil y pusilánime. Un ser que sonríe, que no se queja, que persiga sus “sueños” siempre y cuando pague las etapas de revelación que ofrecen estos “gurús”.
En promedio los que se consideran coaching, son personajes que han recibido cursos intensivos sobre emociones en algún programa de Programación Neuro Lingüista (PNL) o de Inteligencia Emocional. Muchos de ellos son miembros de asociaciones con ánimo de lucro que los certifican como coach y por consiguiente se autodenominan Expertos del bienestar, la felicidad, las emociones o de la salud mental. Es más, cualquiera puede ser coach y darte consejos, asesoramientos. No hay regulación frente a esta estafa, simplemente si realizas un curso, te autoproclamas como coach. Si uno tiene problemas legales va donde el abogado, si son cognitivos va donde el psicólogo. Si tiene problemas financieros con el economista. El coach con el curso te puede asesorar en lo antes dicho porque ellos saben de todo y por todo.
El coaching como toda pseudociencia es más popular que la ciencia. Porque esta última no te da respuestas que quieres escuchar, sino que te da respuestas. ¡El coaching no! El coaching te dice lo que quieres escuchar. El coaching no te hace responder por tus actos. El coaching no te hace asumir el ser histórico que eres. El coaching te ayuda a estar “feliz” contigo mismo. Es una droga del capitalismo para las mentes simples, en términos de Descartes. El coaching es un negociazo porque es más fácil vivir en fantasías que aprender, desaprender y reaprender. El coaching es otra secta donde los que la siguen son “puros” y “felices” y los que no son gente “mala” y “negativa”. Construcciones sociales que hace mucho rato Nietzsche desacreditó en su libro Más allá del bien y del mal.