Querido amigo Andrés Olarte, una vez más quiero expresar mi humilde opinión respecto a tu columna y una vez más quiero aclarar que mi intención no es atacarlo por las ideas expresadas en la misma, a decir verdad, me resulta grato el hecho de que se generen espacios de libre discusión como este, en el cual tanto usted como aquellos que lo leen puedan dar rienda suelta a los conceptos propios de su formación y experiencia cultural e intelectual, pero debo recordarle que de la misma manera y con la misma actitud que usted se expresó en su columna, debe estar abierto a las diferentes ideas, criticas, inconformidades y hasta a las faltas de respeto a su persona, todo aquel que escribe para los demás debe entender y aceptar dicha realidad.
Antes de empezar déjeme aclararle que no soy parte del movimiento antitaurino y que si alguna vez vi la imagen que usted describe tan gráficamente, no la recuerdo, hago esta aclaración con el fin de no dar lugar a la afirmación de que me desvío del tema y que no sigo el debate.
Falacia antitaurina, es el nombre que usted le da a la idea de una imagen a la cual de manera (inadvertida) le confiere una suerte de poderes místicos, capaces de influenciar enormemente en determinado grupo o colectivo social, asumiendo que el mismo carece de una total capacidad analítica, además de criterio para juzgar y cuestionar sus propias ideas, argumentos y dogmas así como las de terceros, que vacío intelectual tan grande el mostrado por usted al hacer dicha afirmación, dígame en la Alemania nazi ¿todos los alemanes eran nazis por el solo hecho de ser gobernados por Hitler? No, el nazi lo era y lo es por una cuestión ideológica muy profunda y a pesar de eso muchos incluso dentro de sus fuerzas militares se opusieron al régimen por considerarlo totalmente inhumano, de la misma forma el movimiento antitaurino se opone a una práctica tan inhumana, fundamentado en una profunda base ideológica bien definida y debatida, una foto con una frase no crea movimientos, no sea tan ingenuo. Usted desde una postura muy firme que denota una excesiva confianza y seguridad en su posición sobre el tema, se da la libertad de aseverar que el movimiento antitaurino no pasa de ser un montón de niños tontos cuya rebeldía no tiene justificación alguna ni bases culturales, morales o sociales, pues bien, usted ha dejado claro que no es más que un individuo cuya postura carece de total justificación, bases culturales, morales o sociales, las mismas que reclama de aquellos que se oponen a tal práctica, que en ultimas no es más que la máxima expresión de morbo, sadismo e inmoralidad ¿Cómo se le puede llamar arte a la manifestación del más perverso deseo humano por el dolor de un ser vivo? No hay moral en ocasionar de forma deliberada sufrimiento en un animal, ni mucho menos arte en la explotación del dolor y la angustia que el mismo siente mientras es sacrificado brutal y lentamente en aras de satisfacer la necesidad de dominio de algunos y de poder de otros, querido amigo lamentablemente usted ha caído en una gran falacia. Citando la introducción de su columna, “la falacia nace del desconocimiento o falta de autoridad intelectual para hablar de un tema específico. Por otro lado, hay unas falacias que nacen con el objetivo primordial de manipular, persuadir o engañar a los demás.” Teniendo en cuanta lo anterior déjeme explicarle por qué me tomo el atrevimiento de asegurar que usted es víctima de una gran falacia, en primer lugar, no se puede asegurar de una forma tan abierta que el pensamiento de un grupo en específico es errado cuando ni siquiera se conocen las bases ni los hechos que motivan el mismo, en ese orden de ideas usted desconoce y carece de total autoridad intelectual y moral para hablar de la oposición a la práctica taurina, no por el hecho de que la califique como tonta sino por el hecho de que un verdadero intelectual además de conocer uno o más temas en profundidad no se limita a una síntesis propia de los conocimientos adquiridos, por el contrario busca constantemente probar o desaprobar tales conocimientos a fin de darse cuenta de que los mismos son correctos o incorrectos, en otras palabras se toma la molestia de cuestionarse a sí mismo y tiene el valor de decir me equivoque o de aceptar con modestia sus aciertos, ya que su interés lejos de figurar o mostrarse a sí mismo como un gran letrado, es el de romper esquemas sin imponer propios y procurar un legado útil para las próximas generaciones, a eso sumémosle que un verdadero intelectual con autoridad, reconoce y acepta las ideas, concepto y posturas de otros aunque no esté de acuerdo con ellos, lamentablemente usted no cumple ni con lo uno ni con lo otro, por el contrario lo que hace es ratificar el viejo pensamiento retrograda he impositivo que tanto daño hace en una sociedad democrática en la cual cada quien es libre de creer lo que quiere y escoger sin imposición de terceros .
En segundo lugar, puedo asegurar que usted es víctima de una gran falacia dado que generalmente el que se autoproclama amante de la tauromaquia y lo ve como un patrimonio cultural y artístico que la humanidad entera debería admirar en gran manera, alberga tal pensamiento porque desde su niñez le enseñaron que eso era lo correcto, amigo, a usted le vendieron esa mentira y se la creyó, al igual que aquel que se la vendió, como al que vino antes que él, como ya lo aclare antes no hay ningún honor es esa práctica, aunque quienes la promuevan digan que si, el toreo no es más que el vestigio de una tradición anticuada que se niega a morir, vestigio porque cada vez son menos los que participan de ella y hacen uso de afirmaciones tales como “lo justo es darle una muerte digna a tan fiero animal”, “en eso se basa el espectáculo, en la lucha por la supervivencia del toro, en la elegancia, valentía y audacia del matador”, tales afirmaciones no son más que la total ausencia de argumentos de peso para justificar tal barbarie, y anticuada porque cada día son más los que la desaprueban por lo grotesco e inaceptable que resulta en sí. El intelecto como tal es la capacidad del ser humano para relacionarse con su entorno y demás especies, algunas especies matan para sobrevivir, otras matan por diversión, a esto último se le puede llamar total incapacidad de relacionarse con su entorno y demás especies.
Acepto todo tipo de críticas, comentarios, insultos y correcciones ortográficas, es lo justo, al fin y al cabo malgastaron su tiempo leyéndome.
Gracias.