Alivia que la mayoría de los medios de comunicación y el mismísimo informe del Contralor General de la República no estén haciendo mucho eco en culpar del escándalo de Reficar a los trabajadores y a la USO.
Son los directivos de Ecopetrol y de Reficar los que han dicho en un par de ocasiones dicho disparate. Tratan de ocultar su enorme irresponsabilidad y su desinterés por usar responsablemente los recursos de todos los colombianos. Culpan al sindicato de una pérdida o un sobrecosto de más de US$500 millones, lo cual no solo es falso, sino que buscan desviar la atención sobre las verdaderas razones y los verdaderos culpables de un sobrecosto de más de US$4000 millones.
Más allá de los temas técnicos, económicos y jurídicos del considerado, por algunos medios de comunicación el “mayor escándalo de corrupción del siglo”, quiero referirme a lo ocurrido sobre los temas laborales que allí aún suceden.
Como todos saben Reficar fue planeada como una sociedad conformada en alianza entre Ecopetrol y Glencore que tenía el 51 % de las acciones y el compromiso de conseguir el capital financiero presupuestado para la modernización de la Refinería de Cartagena. Sin embargo, Glencore rápidamente deja tirado el proyecto, Ecopetrol le compró las acciones y se quedó con el 100 % de Reficar.
A pesar de ser la única dueña, Ecopetrol S.A. decidió que Reficar siguiera como filial por dos razones políticas: Impedir la entrada de la USO a afiliar y atender a los trabajadores de la refinería como permite la constitución y en segundo lugar no aplicar salarios acordados entre el sindicato y la empresa a los miles de trabajadores tercerizados que harían posible el proyecto.
Más de 30.000 trabajadores fueron contratados a través de empresas intermediarias para construir este gran proyecto, con bajos salarios, sin protección laboral, con nóminas paralelas y sin derechos sindicales. Pero desde el año 2012 decenas de trabajadores se levantaron contra las injusticias laborales del personal extranjero, no solo reclamando dignidad en el trabajo sino mejores condiciones laborales y salariales.
Ecopetrol nunca intentó acordar con la USO condiciones laborales dignas y sobre todo espacios de diálogo para mejorar la calidad del trabajo y la productividad del proyecto, la arrogancia no los dejó y por eso hubo paros y protestas.
Los días 16 de enero, 14, 15, 16 y 20 de marzo, 10 y 12 de abril, 16, 17 y 22 de mayo de 2012 decenas de trabajadores, que no pertenecían a la USO hicieron acciones colectivas de protesta que fueron fuertemente reprimidas. Cientos de despidos, vetos y sanciones se dieron en contra de los trabajadores. La compañía extranjera CB&I responsable de la obra, culpó a la USO y la demandó ante la justicia ordinaria. Logró que la Sala Laboral de la Corte Suprema de Justicia declarara ilegal dichas protestas.
En el año 2013 los trabajadores, nuevamente sin organizar, se levantaron en protestas y acciones colectivas. En esa oportunidad la USO abanderó la organización de esos trabajadores. Con alrededor de 300 trabajadores sindicalizados –de más de 13.000- empezó el proceso organizativo. En su representación, presentó un pliego de peticiones, con intermediación del Ministerio del Trabajo se acordó el inicio de las conversaciones y se hizo una tregua mientras se conversaba. Mientras tanto el sindicato afilió en torno al pliego de peticiones, más de 10.000 trabajadores en una semana. ¿Cuáles serían las circunstancias laborales que se vivían en la refinería para que se desatara la protesta y la sindicalización?
Las conversaciones se extendieron por 20 días como lo señala la ley. La misma norma posibilita una prórroga por un tiempo igual o menor. Las partes acordaron que fuera solo de tres días y al no haber arreglo el sindicato convocó a sus afiliados a una votación para definir un tribunal o una huelga. Una mayoría abrumadora decidió en favor de la huelga, un derecho constitucional de los trabajadores.
No obstante, esa decisión, la hora cero de la huelga la definiría el sindicato en un término no inferior a 2 días ni superior a 10 como lo dice la ley. Los negociadores de los trabajadores insistieron en un acuerdo hasta el día 10. Siempre hubo disposición de negociar. Eso no se logró.
¿Cómo van a costar tres días de huelga,
que además les fueron descontados a los trabajadores,
las escandalosas cifras de US$500 millones?
La huelga de Reficar ha sido una de las más grandes en la historia laboral colombiana y tres días después, cuando se firmó la convención, la construcción de la nueva refinería aún no estaba totalmente paralizada. Según los datos suministrados por la empresa, la convención firmada costó US$104 millones. Vale precisar que en huelga no se pagan salarios y eso ocurrió con la de Reficar. Si 27 meses de retraso del proyecto costaron US$1000 millones según la misma contraloría, ¿Cómo van a costar tres días de huelga, que además les fueron descontados a los trabajadores, las escandalosas cifras de US$500 millones?
La empresa CB&I y sus empresas contratistas y subcontratistas incumplieron los acuerdos y de nuevo vinieron las protestas y acciones reivindicativas de los trabajadores.
Fue tan mal tratado el conflicto laboral en Reficar que Ecopetrol negoció con la USO un acuerdo de relaciones laborales para el Proyecto de Modernización de la Refinería de Barrancabermeja –PMRB, proyecto estratégico que por lo menos esta administración de Ecopetrol ha dicho que no ejecutará.
Ahora la refinería de Cartagena opera a media marcha, se ha destapado un escándalo sin precedentes y el presidente Echeverry y la junta directiva de Ecopetrol mantienen la decisión de que Reficar siga siendo filial suya, a pesar de que va a ser operada y mantenida por personal de Ecopetrol insistiendo en impedir la presencia de la USO dentro de las instalaciones. El caso ha sido tratado por la OIT que en recomendación del año pasado dijo: “a) el Comité (de Libertad Sindical) pide al Gobierno que tome las medidas necesarias para asegurar que todas las empresas del sector del petróleo permitan, bajo modalidades que tengan en cuenta imperativos objetivos de seguridad y que no perjudiquen el funcionamiento eficiente de dichas empresas, el ingreso de dirigentes sindicales exteriores a sus plantas de personal, sea para reunirse con sus afiliados sea para informar a los trabajadores no afiliados de los posibles beneficios de la afiliación.”
Ecopetrol y asociados cerraron desde el principio las puertas del diálogo con los trabajadores provocando altos niveles de explotación y desprotección laboral que culminaron en protestas y huelgas que además no provocaron ninguno de los sobrecostos como se supo rápidamente después de que los culpables intentaran esconderse detrás de la USO y de los trabajadores.
La construcción de la nueva refinería dejó alrededor de 150 trabajadores con debilidad manifiesta debido a accidentes de trabajo y enfermedades laborales y frente a quienes no hay ninguna propuesta ni de CB&I, ni de Ecopetrol ni de Reficar. Por el contrario, dichos trabajadores tienen la amenaza de que terminen sus contratos de trabajo y cuya decisión está hoy en manos del Ministerio del Trabajo.
Ecopetrol y su junta directiva, la presidencia de la república, Reficar, Glencore, CB&I y decenas de empresas contratistas deben responder política y legalmente por los sobrecostos. Los órganos de control deben investigar, individualizar responsabilidades y sancionar conforme a la ley.
Queda claro que las administraciones de Ecopetrol y Reficar, lo que están buscando es desviar la atención, encubrir a los verdaderos responsables y convertir a la USO, en su chivo expiatorio. Esa infamia no se puede permitir y por el contrario debemos exigir verdad, justicia y reparación integral.
Esta opinión no refleja la de la organización sindical de la que hago parte.