Antes del 2017, el barranquillero Shadi Nain Saab Certain y el bogotano Emmanuel Enrique Rubio González gozaban a diestra y siniestra de la fortuna de sus padres en el anonimato. Aunque se frecuentaron en numerosas ocasiones en La Arenosa, nunca entablaron amistad alguna, pero tenían algo en común que no podían ocultar, se daban una vida de lujos y excesos que no era propia de dos jóvenes que no habían alcanzado los 25 años, viajaban alrededor del mundo constantemente, pero lejos de hacerlo en clase turista, lo hacían por alto en sus jets privados, los regalos de cumpleaños iban desde yates hasta pent-houses en Miami.
Shadi Nain Saab, hijo mayor de Alex Saab, fruto de su primer matrimonio con la barranquillera Cynthia Eugenia Certain Ospina, siempre fue el consentido de la casa. En 2015, con solo 19 años, Shadi Nain era el director de Group Grand Limited (GGL), la empresa más preciada de su papá, encargada de importar alimentos y víveres de México a Venezuela con sobrecostos y en mal estado que llegaba a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). La misma compañía que hoy tiene en aprietos al empresario barranquillero y a la espera de un juicio en Estados Unidos. Alex Saab ponía su energía en su hijo, empeñado en que se convirtiera en su máximo heredero.
Aprovechaba que no tenía visa americana para enviarlo a él en su representación a sus reuniones clandestinas en suelo estadounidense. Sin embargo, Saab Jr. se hospedaba largas temporadas en Estados Unidos por motivos muy distintos a las de su papá, soñaba con debutar en películas de acción en Hollywood y alcanzó a conseguir pequeños papeles como actor de reparto en cintas de renombre.
Con Emmanuel Enrique Rubio no era diferente, no soñaba con debutar como actor en Hollywood, pero en el mundo triple x, lo conocía por ser propietario de Latin Angels, una agencia de escorts colombiana. Le decían el Cuchi Junior en honor a su papá, conocido como El Cuchi y cuyo nombre real era Germán Enrique Rubio Salas antes de que se lo cambiará a Álvaro Pulido tras estar vinculado a negocios del narcotráfico. Al igual que Alex Saab, Álvaro Pulido involucró a su hijo en sus negocios designándolo como el apoderado de Group Grand Limited.
Emmanuel Enrique Rubio no escatimaba en gastos a la hora de ventilar su vida privada en redes sociales. El hijo de Alex Saab mantenía un perfil bajo, nunca abrió cuentas personales en Facebook, Twitter o Instagram, y poco se conoce sobre sus hobbies y estilo de vida, su nombre solo figura en los créditos de las películas en las que participó, pero Emmanuel Enrique era todo lo contrario.
Nunca vivía más de un mes en un lugar, le fascinaba escabullirse entre Bogotá, Miami y Europa con la fachada de un joven administrador de empresas que había amasado una gran fortuna por mérito propio. Cuando tenía 23 años adquirió un lujoso penthouse en el edificio SLS Lux de Miami por 4 millones de dólares. En sus tiempos libres, piloteaba helicópteros, su favortio era un Gulfstream 280, tenía una leve obsesión por los relojes Relox y posaba con Lotus de 400 millones de pesos en sus fotos mientras viajaba por Italia, España, Francia y Estados Unidos en compañía de su novia, la popular presentadora y modelo, Melissa Ramírez. La dicha le duró hasta el 2017, cuando se desató el escándalo.
Shadi Naim Saab y Emmanuel Enrique Rubio dejaron de ser dos despilfarradores profesionales cuando en el 2017, la exfiscal venezolana, Luisa Ortega, hoy perseguida por el chavismo, denunció a Alex Saab y Álvaro Pulido de suministrar alimentos con sobreprecios y en mal estado que iban dirigidos a los gubernamentales Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). La familia Saab y Rubio se enriqueció con cientos de millones de dólares.
Desde entonces, Emmanuel Enrique Rubio esquivó la justicia durante más de cuatro años, hoy vive en el anonimato. Su nombre volvió a sonar cuando el pasado 7 de octubre, el Departamento de Justicia de Estados Unidos emitió cargos en su contra y una circular roja por lavado de dinero en Emiratos Árabes Unidos que tenían como destino final a Estados Unidos. Además, de los contratos de Group Grand Limited en los que se le acusa de haber inflado los precios para su propio beneficio. El paradero de Shadi Naim se desconoce, escapó de Estados Unidos y se rumora que se refugia en algún lugar de Italia o en Caracas al igual que Camila Fabri, segunda esposa de su papá. Alex Saab intenta negociar con los gringos para evitar que su hijo favorito termine tras las rejas y evitar que la Interpol emita una circular roja en su contra.
La excéntrica vida de los herederos de Alex Saab y Álvaro Pulido quedó enterrada en el pasado, ambos enfrentan las consecuencias de los negocios ilícitos en los que sus padres los involucraros al convertirlos en miembros de la compañía Group Grand Limited.
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