El último año no ha sido fácil para la Alianza Verde. Si bien es cierto que es el partido que porcentualmente más creció en las últimas elecciones del Congreso, también es uno que quedó con grandes puestos administrativos a lo largo del país, como la alcaldía de Bogotá y la de Cali. Pero este crecimiento trajo consigo unas grandes rupturas internas.
Ahora bien, desde el año pasado varias personas del partido verde se han mostrado insatisfechas por ciertas decisiones, principalmente de cara a las próximas elecciones del 2022. Este panorama político ha llevado a que se dividan diferentes facciones que pueden llevar a la decadencia del propio partido. Como dirían por ahí, “sube como palma y cae como coco”.
Además, con la última decisión de la Alianza Verde en Medellín de suspender al concejal Daniel Duque por sesenta días (sin voz ni voto en el concejo), dada su oposición directa contra el alcalde Daniel Quintero, se ha puesto en la palestra pública la evidente ruptura.
Por un lado, un sector verde que es fajardista, y quiere que sea el partido el que avale a su candidato para las próximas elecciones presidenciales de 2022. Por otro lado, varios sectores antifajardistas y antiuribistas, que no están de acuerdo con los acuerdos políticos que ha realizado la alcaldesa Claudia López con el precandidato Sergio Fajardo.
Para entender esto hay que ir atrás en el tiempo. Para las elecciones de 2018, los entonces candidatos Sergio Fajardo, Claudia López y Jorge Enrique Robledo realizaron un acuerdo político que aún sigue vigente para estas elecciones que vienen en 2022. Allí existe un apoyo rotundo y directo de los tres para sus futuras elecciones.
Esto ha generado polémica interna dentro del partido verde, ya que muchos sectores aseguran que apoyar a Sergio Fajardo es sinónimo de apoyar al uribismo, debido a la cercanía que tiene él a esta corriente política, directamente por sus financiadores de campaña, que vienen siendo exactamente los mismos.
Durante toda esta disputa que ha tenido internamente Sergio Fajardo en el partido verde, por poder coartar la mayor cantidad de adeptos y obtener el aval, ha empezado a mover sus fichas políticas en el territorio. Y en Medellín no ha sido la excepción. Junto a Daniel Duque, el precandidato ha empezado a generar las rupturas necesarias para crear inestabilidad en el partido y pedir cambio de junta directiva y hasta cambio de reglamentos, para poder tenerla más fácil en el momento que lleguen las consultas para los avales.
Esto ha sido directamente una jugada majestuosa, con la ayuda de ciertos políticos del Centro Democrático, como Alfredo Ramos, el cual ha ayudado a posicionar y generar oposición a Daniel Duque, aconsejándolo sobre los mejores caminos que puede tomar en este juego político.
Además de todo esto que se está viviendo en Medellín dentro de la Alianza Verde, también se ha visto que ciertas facciones de congresistas están insatisfechas por las decisiones del partido, han empezado a migrar a otras corrientes políticas, como Inti Asprilla y Katherine Miranda que se desplazaron al petrismo, asegurando que el partido está corrompido por dentro y no brinda las garantías suficientes dentro del marco de la democracia.
Amanecerá y veremos con el partido verde, que cada vez más empieza a parecer un aguacate podrido, pasando de verde a negro. Rupturas, escándalos, insatisfacciones y pocas garantías es lo que está cubriendo en este momento a este partido que se esperaba fuera una esperanza para la democracia colombiana.