La ética de la guerra y el derecho de criticar a la guerrilla

La ética de la guerra y el derecho de criticar a la guerrilla

"La derecha siempre ha culpado a las insurgencias por todos los males del país, ahora la izquierda quiere culpar al Eln por su propio fracaso a lo largo de los años"

Por: Gearóid Ó Loingsigh
febrero 28, 2018
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La ética de la guerra y el derecho de criticar a la guerrilla
Foto: Julián Ortega Martínez - CC BY-SA 2.0

Un artículo reciente que escribí molestó a varias personas de las ONG, hasta el punto que uno ya me dejó de saludar en la calle. Critiqué las exigencias que ellos hicieron al Eln y su exigencia de que el Eln declare un cese unilateral, algo que no pedían al Estado en ningún momento. ¿Quiere decir esto que no se puede criticar a la guerrilla, es decir al Eln? En este artículo pretendo mirar al tema de las críticas actuales y pasadas al Eln y también a las Farc. La respuesta corta, es claro que sí, uno puede criticar al Eln, pero no es un asunto tan sencillo como las ONG y algunos intelectuales pretenden.

Cada persona tiene el derecho de hacer una crítica a la guerrilla, eso es obvio. Pero el acto de criticar no es neutral y está lleno de subjetividades no reconocidas por los autores de las más recientes declaraciones en contra del Eln. Cuando criticamos algo revelamos, falencias, errores, falta de ética, incoherencias y hasta actos injustificables en el otro. Empero, también revelamos nuestra propia postura, nuestro marco teórico, nuestro paradigma y nuestra apuesta política y ética. A quien criticamos y como lo hacemos en determinados momentos, revela nuestras prioridades, que cambian con el tiempo. Los que han criticado al Eln por el secuestro, no siempre lo hacían, y algunos nunca hicieron semejantes críticas a las Farc. Cambian los tiempos, cambian las prioridades y la coyuntura, pero también cambian los impactos o consecuencias de nuestras críticas, sobre todo cuando surgen de la nada, en medio de décadas de silencio frente al tema.

No estamos hablando de críticas a la eficacia de la lucha armada, ni de la relación de la insurgencia con la clase obrera y el campesinado. Tampoco estamos hablando de cómo cambiar una estrategia militar por otra para avanzar las luchas populares. Aunque algunos pueden decir que sus críticas se hacen por los impactos negativos de la lucha armada sobre las luchas populares, no es así. No es un debate con la insurgencia sobre la mejor forma de organizar las luchas obreras y campesinas, las críticas que se hacen son simplemente críticas puntuales con ningún referente a las demandas populares, pues los críticos no quieren cambiar la sociedad colombiana, o por lo menos los cambios que proponen no son de fondo y se descarta cualquier lucha contra el Estado mismo.

Aquí pretendo abordar tres temas, no sumarse al acuerdo de las Farc, el secuestro y la violencia luego del fin del cese al fuego.

El acuerdo de La Habana

Muchas ONG e intelectuales criticaron al Eln por no sumarse al acuerdo firmado por las Farc. Tienen derecho a hacerlo si ellos ven con buenos ojos dicho acuerdo. Ante todo, fue una muestra de un sectarismo de un sector de las ONG que coqueteaba con los farianos y su proceso. El Eln era más chiquito decían, menos potente militarmente también. Todo es cierto, pero existen razones que lo explican. El Eln es más chiquito que las Farc por una razón sencilla, no se benefició tanto de la bonanza cocalera, así tenía menos capacidad de crecer hacia zonas donde no existían condiciones óptimas para sostenerse. Es cierto que tiene una capacidad militar menos desarrollada. No que es que el Eln dé poca importancia al asunto, pues a fin de cuentas es una organización armada, sino esa estructura híbrida político-militar que los define requiere que el guerrillero armado también se dedique al trabajo político. Los analistas lo saben, pero prefieren presentar el tamaño del Eln y su accionar como una debilidad y no como el resultado de decisiones políticas que ellos tomaron como organización.

Empero, algunos dirán, no importa el por qué, el hecho es que como organización más chiquita jamás conseguirán más que las Farc. Es curioso que intelectuales que afirman estar en contra de la guerra, aceptan la lógica militarista del conflicto, algo que demuestra que no estamos hablando de un debate con el Eln.

El Eln simplemente tenía otra perspectiva y otra propuesta, que incluía algo que las ONG siempre descartan, la participación de la gente, que no es igual a la asistencia de una ONG a una reunión en La Habana. Las ONG no son el pueblo organizado sino la usurpación de la vocería del pueblo.

Es legítimo proponer que el Eln se sume a un acuerdo ya firmado con otra organización, pero eso es aceptar no solo que el Eln acepte dicho acuerdo sino que no puedan haber propuestas distintas a una negociación bilateral a espaldas del pueblo, como la que hicieron las Farc. Por fortuna, los elenos siguen soñando con un proceso que involucre a la gente, algo deseable, aunque no sé hasta qué punto eso se puede hacer en una negociación entre una organización armada y el Estado (es debate para otro momento, el debate que las ONG no quieren).

Las Farc aceptaron un acuerdo sin reforma agraria y sin democratización, pues solo hay que mirar a la campaña electoral de las Farc que se suspendió por falta de garantías. Y sus propuestas frente a los cultivos ilícitos son totalmente divorciadas de la realidad (1). Las críticas al Eln por no aceptar ese acuerdo son a la vez una clara señal al Estado que las ONG y los intelectuales no piensan luchar por más, en ningún momento, y que el Estado puede proceder con sus políticas neoliberales sin preocuparse. Tienen derecho a criticar al Eln en ese punto si quieren, pero eso les pone del mismo lado del Estado y es aceptar la lógica militarista de la guerra, que ellos dicen que no quieren.

El secuestro

Cuando hablamos del secuestro, realmente estamos hablando de una modalidad de la retención forzosa de una persona. Existe el secuestro extorsivo, que es la retención de una persona y la exigencia de algo a cambio de su libertad; también existe la retención en un retén, una retención pasajera y puntual para identificar a una persona; también existe una retención prolongada de una persona mientras se investiga su identidad y el propósito de su presencia en una zona; también existe la toma de rehenes en un edificio. En el imaginario se suele confundir esas cuatro modalidades con el secuestro extorsivo, aunque son distintas. Las guerrillas suelen justificar esas medidas por las necesidades de la guerra y su seguridad y la de su base social y por otro lado en el caso de los secuestros extorsivos, como un castigo a los corruptos (caso de los hermanos Sánchez) y como su forma de exigir el pago de sus impuestos revolucionarios a las empresas o empresarios que operan en las zonas que ellos controlan o donde ejerzan cierto poder.

El secuestro, aun si es justificado (algo discutible) deja secuelas, psicológicas, físicas (en el deterioro de la salud del secuestrado) y económicas, no sólo por el pago del rescate sino en todo lo que se pierde, lo que los abogados llaman lucro cesante y daño emergente. Es una práctica común en la guerra en Colombia, y aunque las Farc y el Eln han justificado sus secuestros, no deja de ser algo terrible para los que lo padecen y se puede entender una empatía con el secuestrado.

Odín Sánchez

Odín Sánchez es un político colombiano corrupto condenado a 9 años de cárcel por conformar o auspiciar a grupos paramilitares y a pagar una multa de 11 mil salarios mínimos, es decir 5.885 millones de pesos (2). Ese dinero que debe al Estado tiene como destino la Unidad de Victimas. Su secuestro por parte del Eln (y sin lugar a dudas fue un secuestro extorsivo) se convirtió en un obstáculo grande para el comienzo de las negociones entre el Eln y el Estado colombiano (3). Sánchez tomó voluntariamente el lugar de su hermano Patrocinio quien llevaba tres años en manos del grupo guerrillero. Patrocinio también fue condenado, pero por peculado culposo cuando era gobernador del Chocó y recibió una multa de 10.000.000 millones de pesos por irregularidades en la celebración de contratos del sector de salud cuando era alcalde de Quibdó. El Eln inicialmente pretendía someterlo a un juicio político (4). Ninguno de los dos eran santos, pero eso no justifica automáticamente su secuestro, aunque puede ser un elemento a tener en cuenta.

Para muchos era impensable que el Eln siguiera secuestrando mientras se hablaba de paz y Odín Sánchez se convirtió en una especie de bandera contra la práctica y contra el Eln como tal. Arreciaron las críticas, tanto por el secuestro como por priorizarlo por encima de un proceso de paz con el Estado.

En una carta, 100 intelectuales, hicieron reclamos al Eln:

“Desde los años ochenta del siglo pasado, el Eln ha insistido en la necesidad de la humanización de la guerra y en la aplicación estricta del Derecho Internacional Humanitario. Y sin embargo, continúa practicando el secuestro, lo cual es inaceptable. Por ello, exigimos la liberación inmediata de Odín Sánchez y el abandono definitivo de esta práctica” (5).

Entre los firmantes aparecen el intelectual condecorado por el Ejército, Alejo Vargas, y también Andrés Gil, el vocero de la Marcha Patriótica y actual miembro del Comité Central de las Farc. No conozco ninguna declaración de la Marcha Patriótica ni de Andrés Gil frente a los secuestros de las Farc. Ya que es militante y miembro de su Comité Central, quizás nos puede poner al día.

Sin embargo, algunos comentaristas recordaron a Santos que existían otros secuestrados y que los Sánchez hicieron mucho daño al país y al departamento donde ellos siguen siendo una fuerza política importante. El columnista Oscar Sevillano afirmó:

“No es posible que el presidente Juan Manuel Santos condicione el inicio de unos diálogos, a la liberación de Odín Sánchez, cuando no es el único secuestrado por el Eln. Lo lógico sería pedir que se deje en libertad a todas las personas que el grupo armado tiene en su poder, porque estoy seguro de que el resto de colombianos que se encuentran en esa condición, son personas que a diferencia del excongresista, no pertenecen a un grupo donde existen personas corruptas, ni han tenido tratos con paramilitares”(6).

Finalmente el Eln liberó al criminal Odín Sánchez y su familia lamentó la situación que vivieron y el rescate que tuvieron que pagar, “Astrid Sánchez, hermana del exparlamentario afirmó que la extorsión los ‘dejó en la ruina’ y recalcó ‘nos humillaron, tuvimos que vender muchas propiedades para poder alcanzar una cifra y poder enviárselas a ellos’ (7)” Nadie preguntó porque nunca habían vendido esas fincas para pagar las deudas de Odín Sánchez con la sociedad colombiana.

El secuestro y el cautiverio, en general, son situaciones complicadas y lo natural es sentir alguna empatía con la víctima. Sin embargo, es difícil sentir empatía con un criminal de la calaña de Odín Sánchez.

El cabo Norberto

Yo me acuerdo mucho del caso del cabo Norberto. Me impactó mucho. La mayoría de la gente y seguramente muchos de los que condenaron al Eln en el caso de Odín Sánchez ya olvidaron al cabo. Yo no, yo sí me acuerdo.

El cabo Norberto Pérez era un militar colombiano que cayó en manos del Frente 44 de las Farc en marzo 2000, en pleno proceso de paz con esa entonces insurgencia. Su hijo Andrés Felipe, un niño enfermo quien durante el cautiverio de su papá fue sometido a varias intervenciones quirúrgicas. Su muerte era una cuestión de tiempo y el niño era consciente de eso y pidió a las Farc que liberaran a su papá (8). En ese entonces las Farc tenían centenares de militares y policías en su poder y antes de la muerte del niño liberaron a un grupo grueso de ellos, pero el cabo Norberto no estaba en la lista. No les habría costado nada liberarlo, uno más o uno menos, no cambiaba para nada la lógica de la guerra ni su insistencia en un intercambio humanitario. Las Farc pidieron un intercambio de un preso por el policía. El gobierno lo rechazó de plano. Cuando murió el niño, las Farc demostraron una arrogancia e insensatez y dijeron que:

"Andrés Felipe nunca ha tenido padre. A pesar del cáncer su padre lo abandonó desde los seis meses. Pero ahora, ante la inminente muerte del niño, todo el mundo quiere que padre e hijo se reúnan. Y entonces explotan sin piedad y sin misericordia las fotos de su dolor" (9).

Hasta rechazaron la intervención de Fidel Castro, diciéndole que muchos niños mueren en Colombia y lo más importante era el triunfo de ellos (10). Una estupidez, era el niño quien pedía ver a su papá, era el niño que terminó castigado. ¿Hubo alguna manipulación mediática del asunto? Seguramente que sí, pero no cambia la realidad, ya habían liberado a varios militares y policías, no les habría costado nada complacer al niño. Era un acto inhumano, y una estupidez política. Pudieron haber liberado al cabo y con él entregar una lista de guerrilleros cuyos familiares estaban enfermos y pedir un acto humano de parte del Estado. Les quedó grande la tarea. El Estado pudo intercambiar un preso por el cabo, y que no lo hiciera dice mucho del mismo Estado, que tanto les gusta a las ONG. Pero las Farc no pueden justificar su decisión, dejaron en manos de un Estado inmoral la suerte del deseo final de un niño muriendo de cáncer.

¿Qué tiene que ver esto con Odín Sánchez y el Eln? Todo, negociaron con las Farc a pesar de los prisioneros de guerra y los secuestrados por motivos económicos en su poder. A pesar de semejante innoble acto, Pastrana no rompió los diálogos con las Farc, aunque lo haría unos meses más tarde por el secuestro de un político (también indicando sus propios criterios y prioridades en el conflicto, pues que mueran los pobres es una cosa, pero los ricos no se deben tocar).

Redepaz sí criticó a las Farc, pero muchos de los que hoy día alzan la voz en contra del secuestro guardaron silencio frente al caso, un silencio que dura hasta la fecha. Ninguno pidió romper los diálogos y cuando finalmente se rompen muchos no echaron la culpa a las Farc. Claro eran otros tiempos, mucha gente viajaba al Cagúan para hablar con las Farc, tomarse fotos y tragos juntos con los comandantes, y a su regreso con un tinto u otro trago por medio, entretenernos entre sonrisas y guiños con sus cuentos sobre los camaradas. Pobrecitos, Gabino nunca les brindó un whiskey.

También entre los que critican al Eln figuran varios que todavía hablan bien de la toma, por parte del M-19, de la embajada dominicana en 1980, un secuestro extorsivo que exigía la liberación de presos políticos pero también el pago de un rescate. Hablan entre risas de lo bueno que fue ese golpe, lo audaz. Pero no deja de ser un secuestro, pero no les preocupa, porque era un secuestro que no solo justifican, les produce todavía cierta alegría. Claro, una alegría con tinto o trago por medio. Los cobardes jamás lo dirían públicamente, pues algún gobierno o agencia internacional no demoraría en cortarles el chorro.

El secuestro si es condenable desde varios puntos de vista, pero no de todos. Los que condenan el secuestro por parte del Eln, justifican la cárcel, no son abolicionistas, si se puede privar de la libertad a alguien no es una cuestión únicamente moral, aunque atravesado por aspectos morales, sino una cuestión de legitimidad y de poder, depende en últimas instancias de quien priva a quien y porque. Los intelectuales aceptan ahora la legitimidad única del Estado y están en su derecho, pero eso es reflejo de una postura política y una actitud no solo frente al Eln sino a la sociedad colombiana. El gran error del Eln fue no darle un trato más político, exigir que Sánchez pagara sus deudas, exigir al Estado un compromiso de hacerle cumplir integralmente con la parte económica de su condena.

Por supuesto hay algunas personas que llevan años condenando a cualquier modalidad de retención forzosa por parte de la guerrilla. Son coherentes por lo menos. Pero muchos de los que se han erguido, en el marco del proceso de paz con el Eln, como defensores de la dignidad humana y en contra del secuestro, no pueden decir eso y debemos dudar de la sinceridad de sus declaraciones y cuestionar porque lo hacen ahora y no lo hacían antes. ¿Sus amos de la UE y el gobierno colombiano se lo pidieron expresamente o lo intuyeron?

La violencia

Ya traté el tema de la violencia en un artículo anterior (11). Pero aquí vale la pena examinar algunos aspectos políticos de algunas denuncias hechas contra el Eln. Cuando el Eln se negó a pedir un voto a favor del referendo sobre el Acuerdo de La Habana firmado entre las Farc y el Estado, Lucho Celis los denunció, afirmando que eran iguales a los uribistas (12) porque en el mundo de Celis y demás personajes del mundo de las ONG, el Eln debía sumarse a ese acuerdo porque beneficiaba según Celis a la sociedad, aunque también a las pensiones, planes de medicina prepagada entre otras inversiones de las ONG. El negativo del Eln afectaba negativamente al negocio de la paz. Pero también es que las ONG no aceptan críticas, no aceptan discusiones, cuando usurpan la vocería del pueblo, solo puede haber un discurso: el de ellos.

Una vez más nos encontramos ante dicho discurso. En un artículo reciente Alberto Chaves exigió al Eln que cesara su militancia en la extrema derecha. Afirma sin sonrojarse:

“Entiendo que rechacen el Estado como legítimo y que poco o nada crean tener que ver con cómo se desenvuelve la vida pública del país; entiendo que vean igual de nocivo un gobierno de unos o de otros siempre que no sean ustedes los que gobiernen. Pero para mí no lo es: temo pensar en un país que regrese a celebrar el terrorismo de Estado, en un país gobernado por los simpatizantes del paramilitarismo. Cesen ya de militar para ellos, que cada acción violenta les es tan favorable como nociva a sus futuras carreras políticas- si es que las han vislumbrado alguna vez. Permítanle al país hablar de la transición y quítenle a la clase dirigente el comodín de hablar de la guerrilla como el único tema por abordar. Permítannos hablar del conflicto mirando hacia atrás y no adelante”(13).

Es obvio que no entiende a los elenos cuando habla de sus carreras políticas futuras, pero lo nocivo del texto es que les acusa de militar en la ultra derecha. Es cierto que las acciones armadas de una organización pueden generar impactos negativos sobre movimientos sociales, yo mismo lo he descrito en varios libros míos, el último sobre el atentado de Machuca, hecho que facilitó la entrada de los paramilitares al nordeste de Antioquia. Pero no lo explica del todo, hay que tener en cuenta otros factores, como el actuar de las fuerzas militares del Estado, los políticos como César Pérez, hoy condenado a 25 años de cárcel por la masacre de 1988 (10 años antes del atentado). Como en ese caso de Machuca, ahora hay otros factores a tener en cuenta, como el papel de las iglesias evangélicas y el papel de la iglesia católica, fieles baluartes de los más rancios corruptos y asesinos del país. El Eln no tiene la culpa de todo eso, tampoco tiene la culpa de que la izquierda en las ciudades y pueblos donde ha gobernado replica fielmente las prácticas corruptas de la derecha, el robo del erario, el tráfico de influencias, la venta de puestos de trabajo (hasta en el congreso). Todo eso influye a la hora de votar. El pobre mira al derechista corrupto ofreciendo 50 mil pesos por el voto, y mira al izquierdoso corrupto que no compra su voto y además niega que es corrupto cuando el pobre sabe que roba igual el derechista. El Eln no son los responsables de esta situación, eso es producto de la izquierda legal, que siempre ha competido con la derecha para ver quien roba más. El candidato del Uribismo es Alejandro Ordóñez, quien en su momento recibió el apoyo de la izquierda legal para llegar al puesto de Procurador General. De no haber llegado a ese puesto es dudoso que hoy día sería candidato de la ultra derecha. Esa izquierda no inspira. Pero claro el Eln es el culpable de todo.

Esa izquierda cuyos abogados no quieren recibir casos penales contra dirigentes populares, pero esperan mientras otros abogados menos adinerados y más comprometidos llevan los casos y luego caen como halcones sobre su presa en el aire para llevar el caso civil o demanda administrativa. Pues uno no se lucra tanto con los casos penales como los civiles. ¿Es esa la izquierda que reclama ética al Eln? Sí.

Como he dicho, el Eln tiene responsabilidades en muchas cosas y es legítimo condenarlo, pero siempre con coherencia. Las más recientes críticas no lo son. La derecha siempre ha culpado a las insurgencias por todos los males del país, ahora la izquierda quiere culpar al Eln por su propio fracaso a lo largo de los años. ¡Cómo han cambiado las cosas!

Notas:

(1) Véase Ó Loingsigh, G. (2016). La paz y las drogas,  en Revista Salmón No 27, Ibagué, Colombia.

(2) Noticias RCN (29/08/2016). Odín Sánchez, secuestrado por el Eln, debe 5.885 millones de pesos al Estado.

(3) El Espectador (27/10/2016). Odín Sánchez, el inamovible de Santos para la negociación con el Eln.

(4) El Tiempo (02/02/2017). Odín Sánchez, el polémico político que terminó secuestrado por el Eln.

(5) De Currea-Lugo, V. Et al. (09/01/2017) Carta Pública a la Mesa Gobierno-Eln

(6) El Espectador (02/11/2016). Odín Sánchez, ¿un secuestro conveniente? 

(7) Noticias RCN (02/02/2017). Odín Sánchez: "no fue un gesto humanitario sino un secuestro extorsivo".

(8) El Tiempo (19/12/2001). Otra insensatez de las Farc.

(9) Caracol Radio (18/12/2001). Adiós Andrés Felipe , las Farc no escucharon su clamor.

(10) Semana (12/06/2007). Así han respondido las Farc a los pedidos presidenciales.

(11) Véase Ó Loingsigh, G. (31/01/2018). El Eln y el cese al fuego.

(12) Véase Ó Loingsigh, G. (29/08/2016). Las Farc, la paz y sus aliados.

(13) Chaves, A. (13/02/2018). Carta abierta al Eln: Cesen su militancia en la ultra derecha.

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