Quiero contarles la situación que he vivido en las últimas semanas donde cada día confirmo más que la salud en Colombia es lo peor que puede existir.
Como lo he comentado en otras columnas, mi mamá tiene un cáncer metastásico en etapa terminal. Después de nuestro fallido recorrido por la EPS Sanitas buscando un buen médico de cuidado paliativo --que realmente sintiera el dolor de su paciente-- tomamos la decisión de buscar de forma particular un médico de esta especialidad.
El doctor Juan Carlos Hernández Grooso, de la Unidad de Cuidados Paliativos Presentes, la está atendiendo; su calidad humana y la de su equipo nos han ayudado mucho y aunque ha sido un proceso largo y difícil, la calidad de vida de mi mamá, entre lo que lleva esta enfermedad, ha estado mejor.
El pasado martes 4 de enero el doctor Hernández le ordenó tener oxígeno permanente porque sus niveles de oxigenación están muy bajos. Esto es algo relativamente normal en pacientes con cáncer porque la quimioterapia afecta de alguna manera el corazón. También le ordenó un examen de corazón. Y aquí comienza mi pesadilla nuevamente con la EPS Sanitas:
El mismo martes 4 de enero realicé el trámite para solicitar el oxígeno en casa. Estamos hablando de oxígeno para una paciente de 70 años que viendo sus niveles tan bajos de oxigenación, se puede quedar sin aire y morir en cualquier momento. Pero eso no les importa a las EPS.
Viendo la situación tan demorada, la Unidad de Cuidados Paliativos Presentes nos alquiló el oxígeno, porque son médicos que realmente sienten y viven de la mano del paciente y de su familia el proceso tan doloroso que es enfrentarse a una enfermedad terminal y, como si eso no fuera suficiente, tener que vivir rogándoles a las EPS durante el proceso por un servicio que es un derecho.
Después de llamar, rogar e ir, nos dieron la autorización el sábado 9 de enero en Oxígenos de Colombia. Realizamos la solicitud y sorpresa: no lo entregarían de inmediato sino teníamos que esperar entre cuatro y cinco días hábiles. En total ya llevaría nueve días sin oxigeno, si no fuera porque nos alquilaron uno.
Y sobre el electrocardiograma y los exámenes de corazón también llevamos nueve días esperando la autorización ¿y? nada.
Esto es el colmo. Sé que no debería sorprenderme pero cada vez me indigno más con este deplorable servicio de salud que tenemos en “el país más feliz del mundo”.
¿Y el Ministerio de Salud? Bien, gracias.
@AndreaVillate