Pensar diferente, es mucho más que una tarea difícil. En algunas pone en riesgo la vida de quien se atreva. Ya tristemente nos lo mostró la historia, cuando un hombre fue quemado en la hoguera por pensar distinto y decir que la tierra no era el centro del universo. Para colmo, la sentencia la impuso “su santidad” el Papa Clemente VIII.
Otra de las mucha perlas de tanta estolidez, ocurrió en 2022; una mujer, Isabel Vaughan, fue arrestada por ser sospechosa de estar orando. SÍ, parece un chiste, pero no. Fue arrestada por un delito puramente “orwelliano” el cual tiene hoy existencia fuera de lo novelesco, fuera de la ficción: pensar distinto, es un crimen, es un crimen mental; “CRIMENTAL”.
Plantarse en silencio ̶ sí, siempre estuvo orando en silencio ̶ cerca de un centro de aborto en Inglaterra. Pareciera que la policía del pensamiento hoy ya no pertenece a la orwelliana de ese “1984” que todos deberíamos leer. Como las anteriores, las hay por miles.
Hoy deberíamos sentir infinita gratitud, porque aún podemos expresarnos libremente, ̶ aunque soplan vientos de “regulación” ̶ no importa cuán verdadero sea lo que expresamos. “La libertad es, Sancho, uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos”, dijo Don Quijote. Yo seguro iría más lejos: la libertad es el bien más preciado que el hombre tiene pero tan solo se extraña igual que la salud, cuando se pierde.
Pienso yo en silencio muchas veces, que si la utopía es como el horizonte, inalcanzable, que no sea la distopía la que nos impongan y luego seamos tan ciegos abrigándola en completo silencio, por pura indiferencia, por pura ignorancia, por pura estupidez.
Como es la inmensa mayoría la que desbordadamente se contagia con la pasión por el “deporte rey”, no citaré a Borges por evitar excesivos señalamientos.
Pero gracias a esa libertad que tanto valoro, hoy puedo sin temor hacer uso de ese derecho para hacer algunas reflexiones que seguro incomodarán a más de uno. Ya habiendo pasado unos días de la final de la Copa América, me voy a atrever a escribir sobre tan arriesgado tema por aquello de declararme de hace mucho tiempo, antagonista no del deporte en sí, sino de la exacerbada pasión que despierta.
Me sentaba un día cualquiera, de esos de multitudes al frente de un Smart TV pantalla gigante, “Smart” porque parece que son más inteligentes los aparatos que los humanos ̶ la IA nos superará dicen los sabios al respecto ̶ me sentaba viendo aquel paisaje tan dorado por aquello del tapiz de camisetas amarillas, y veía con una enorme tristeza y desilusión, el contraste que existe entre la infinita pasión y total “sabiduría” en torno a esos encuentros mundiales, y la absoluta ignorancia voluntaria ante los que realmente debería importarnos.
El sistema en general está podrido, pero se ignoran por completo, las causas, sus gestores y las fatales consecuencias para la humanidad que lentamente se dirige el abismo con sus ojos cerrados y apretados fuertemente todo a voluntad. No le pregunte a nadie sobre cómo funciona el sistema financiero, sobre los orígenes de las crisis financieras, sobre la reserva fraccionaria, ni qué decir sobre quiénes son los amos del dinero, porque la mueca ignorante será indescriptible.
No pregunte sobre la mentiras de la iglesia romana ante el escándalo tapado por la muerte de Albino Luciani, Juan Pablo I, tras apenas un mes de pontificado. No pregunte sobre las atrocidades cometidas por las farmacéuticas, algunas “sutilmente” castigadas por “la ley” en penas vergonzosas y no pregunte por el extraño sistema educativo, porque inexplicablemente nada de eso importa pero… en contraste a la desidia por lo verdaderamente importante, podemos contemplar ese paroxismo futbolero que hace “sabios” a todos por igual, la que hace posible que cualquiera le recite si la lesión de nuestro héroe de turno es “rotura del ligamento cruzado interior”, o si es “lateral izquierdo” o si es “menisco”, para luego sentenciar con la sabiduría total, si el jugador quedará temporalmente inhabilitado o no podrá “volver a las canchas”.
¿Qué cuál es el origen del conflicto palestino israelí? ¿Perdón? Estamos es en Copa América. Los rostros pintados, las pelucas rubias, las camisetas de “la selección” bien caras, así en la casa los hijos anden en remiendos, llorar inconsolablemente por la pérdida del encuentro o la copa misma, no daría tanta tristeza y hasta rabia, si se le dedicara un tiempo similar y un interés al menos parecido a los que nos deberían importar, porque la verdad es que los gobernantes todos, de derecha e izquierdas, corruptos todos, son felices cuando llegan los torneos, gracias a las cortinas de humo y que el pueblo aumenta su desidia por lo que ellos, ̶ los gobernantes ̶ siempre quieren ocultar.
Ya quisiera ver uno, a una humanidad unida en torno a una protesta contra un mandatario que se atrevió a elegir como ministro de economía al quizás más impopular en la historia reciente de la patria, en los momentos donde pasaba mucha gente por la desesperación de un encierro y una economía estancada y un “quédate en casa” un tanto no, sino exageradamente burgués.
Protestaban los que veían como su economía del semáforo desaparecía, mientras el estúpido que gozaba de un estatus económico seguro, no solo se atrevía a preguntar sino que increpaba al protestante, cuando la protesta debió ser no mayoritaria sino total.
Ya quisiera ver uno, a un país entero en torno a una protesta ante un gobernante que en su afán se alió con los más corruptos de todo el mundo, pero la indiferencia nos anestesia y hace seamos partícipes de nuestras propias desgracias, las de todos, porque solo cuando logremos identificar que el “divide y vencerás” es la estrategia de quienes gobiernan a la sombra.
Pero… ¡Que importa! Ya viene en el entremés, un torneo más, mientras se calientan las selecciones para las eliminatorias al mundial 2026, que coinciden con las elecciones para elegir a quien nos va a gobernar, ojala sin odios ni resentimientos. Ojalá le demos la importancia que merece cada que.
“Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana; de la primera no estoy tan seguro” , dijo una vez uno de los hombres más importantes que esta tierra ha visto.