Al igual que Andrés Felipe Arias, el abogado Diego Cadena pretende dos cosas: primero, inmolarse y sacar a Uribe ileso de un proceso que lo tiene al borde de la cárcel; y segundo, declararse perseguido político por parte de la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia. Todo esto no sonaría tan familiar si no fuera porque ya pasó hace unos años: la estrategia Arias versión hámster.
Absolver a Uribe se convirtió en la prioridad número uno de la estrategia y, como lo relataba Daniel Coronell en su columna #LaSoledadDelHámster, el cambio de versión en donde Uribe desconoce los pagos —mal llamados subsidios— otorgados por Diego Cadena a favor de varios paramilitares pretendería salvar a Uribe de cierta responsabilidad. Pareciera que la innovación en la defensa jurídica de expresidente se estancó 10 años, pues volveremos a escuchar en los estrados lo de siempre: "Todo fue a mis espaldas".
En un error de cálculo, las toldas uribistas han querido desviar la atención del proceso amedrentando injustamente a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia como miembros del horroroso cartel de la toga. Sin embargo, la estrategia de desacreditación que les funcionó hace unos años con Andrés Felipe Arias fue, coincidencialmente, gracias a los magistrados salpicados en ese cartel judicial que afectó, sin lugar a dudas, la credibilidad de la rama judicial. Hoy en día el panorama es diferente, según una reciente encuesta del CNC para Canal Uno, la mayoría de los ciudadanos apoya el llamado a indagatoria del expresidente; y en segundo lugar, el hámster no es un pez gordo por el cual vale la pena luchar, más bien, sirve como presa útil para desviar la atención sobre Uribe Vélez, ¿qué más da que inmolarse para defender al Gran Colombiano?
Paralelamente, la estrategia de Arias mezclaba la desacreditación a la justicia con el show de perseguido político huyendo a Estados Unidos, todo esto mientras la Corte los condenaba a 17 años de cárcel por peculado por apropiación a favor de terceros y celebración de contratos sin los requisitos legales. En el caso del hámster, la estrategia no cuaja porque no es una figura política relevante, aún a pesar de ser del círculo más cercano al expresidente. La escapadita de Diego Cadena a Miami días después de la indagatoria a Uribe Vélez deja más preguntas que respuestas, esto de no ser porque el propio Uribe confirmó que el objetivo de su defensa era distanciarse de su hámster, es decir, salir a desconocer los pagos que le hacía su apoderado a favor de varios paramilitares.
Estaremos entonces ante una larga disputa jurídica en donde el uribismo será víctima de su propio invento, ya que no se explicaría en ningún país del mundo que exista persecución política entre los mismos alfiles del gobierno. Al hámster le podrían quedar pocas horas, pero quien sabe si podría acabar en Miami rogándole a Trump su libertad o en la Escuela de Caballería del Cantón Norte acompañando a cierto exministro para no hablar.