La estrategia de desprestigio detrás de la revocatoria a Quintero

La estrategia de desprestigio detrás de la revocatoria a Quintero

El alcalde ha sido objeto de críticas y ahora enfrenta un proceso de revocatoria. Algunos afirman que es una táctica del clan antioqueño político y empresarial

Por: Fredy Alexánder Chaverra Colorado
agosto 27, 2021
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La estrategia de desprestigio detrás de la revocatoria a Quintero
Foto: Daniel Cordero

Cada tanto, algún hecho coyuntural o tergiversación mediática, mueve la indignación de quienes vienen promoviendo la revocatoria del alcalde de Medellín. A Quintero no le pasan ni una y cada uno de sus movimientos está siendo “fríamente calculado” por quienes están obsesionados por sacarlo de La Alpujarra y generar una persistente agitación social ad portas de un histórico ciclo electoral. Ya se va convirtiendo en un lugar común aquello de que: “Quintero dio papaya”, “el alcalde no es paisa” o “solo trae gente de Bogotá”. Y a pesar de que Quintero ya no se presta como el innecesario altavoz de la revocatoria, el proceso sigue caminando entre la rabia y una sostenida estrategia de desprestigio.

-La revocatoria, una instrumentalización permanente

La plana principal de los revocadores está integrada por: energúmenos uribistas, ilustres quemados, antiguos contratistas y voceros del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA). Lo que inició como una bola de nieve ha venido tomando fuerza y va convirtiendo en posibilidad la eventual presentación de la cantidad suficiente de firmas para activar un proceso electoral atípico. Algo sin precedentes en una ciudad capital, y especialmente en Medellín, donde históricamente todos sus alcaldes han gozado del beneplácito popular (a excepción de Quintero, que registra los negativos más altos en la última década). Aunque el inicio de la temporada electoral va restándole interés a la revocatoria, cada tanto, la fortaleza de sus promotores se activa a base indignación y agitación en redes.

El más reciente episodio se relaciona con la polémica que se armó tras la inconformidad de algunos silleteros con la organización del icónico desfile, evento central de la Feria de las Flores y símbolo de la antioqueñidad, pues lo que obedeció a una simple falla logística y a un clásico “problema de comunicación” fue convertido en un pequeño escándalo, sobredimensionado por los revocadores para sustentar el supuesto “odio de Quintero con los paisas” o recriminarle su falta de identidad con las tradiciones de la ciudad que gobierna. Al día siguiente, quienes vienen recogiendo las firmas para los comités prorrevocatoria en varios puntos de la ciudad utilizaban el supuesto odio de Quintero contra los silleros como gancho para buscar firmas.

En varias oportunidades, y con la intención de comprender las motivaciones de quienes andan recogiendo firmas, he conversado con ellos y les he preguntado sobre las razones para tumbar a Quintero. Por lo general, y no creo exagerar, una gran mayoría me han dicho que solo “están trabajando” y que los buscaron para recoger las firmas. Recientemente, en un puesto de recolección a la salida de la estación Suramericana del Metro, un joven me dijo que necesitaba comer porque estaba sin trabajo y que le habían ofrecido un dinero (no me dijo quién) para recoger firmas. También vi un par de venezolanos. Creería que buena parte de quienes recogen las firmas son la expresión más visible de las fuerzas políticas y empresariales empeñadas en derrocar al alcalde.

A esa instrumentalización de personas necesitadas se agrega un afán excesivo por personalizar el proceso de revocatoria, convirtiéndolo en una especie de plebiscito contra Quintero y desnaturalizando el accountability de un mecanismo de participación ciudadana. A los revocadores en nada les importa el avance en la ejecución del Plan de Desarrollo o los resultados administrativos de un alcalde que, como todos, tiene ejecutorias para mostrar y errores para enmendar. Va quedando en el aire el carácter revanchista de la revocatoria, su proyección como plataforma electoral de cara a las próximas elecciones nacionales y su condición como motor de arranque de la estrategia de la derecha local por retomar el control de la ciudad a partir de 2023.

-Entre Quintero “dio papaya” y que la gente firme berraca

No me cabe la menor duda de que Quintero se va convirtiendo en el alcalde más vigilado y escrutado que ha tenido la ciudad. Medellín pasó de tener un mandatario como Federico Gutiérrez, sin mayor oposición y quien siempre sostuvo una buena relación con las élites políticas y económicas locales (incluido el medio El Colombiano) a un alcalde vigilado con inquina y que además debe asumir en propiedad el costo político de los errores de su equipo. Si ese fuera un rasero empleado con Fico: ¿Dónde quedaría su responsabilidad tras la captura y procesamiento de su primer secretario de seguridad por nexos con grupos armados?

A pesar de que el control ciudadano a la gestión pública es un pilar democrático, para los revocadores se ha reducido a esperar la “papaya” para profundizar en su estrategia de desprestigio. Muchos son expertos en atizar la indignación, crear realidades alternas y promover noticias falsas, así buscan que la gente firme y luego salga a votar berraca. Al fin de cuentas, así ganaron el plebiscito y les queda más fácil abusar del desconocimiento de la ciudadanía con los alcances y contornos de un mecanismo de participación.

Pues ¿quién se pone a revisar informes de rendición de cuentas para determinar si el alcalde debe ser revocado por incumplimiento en los indicadores del Plan de Desarrollo? Sale más efectivo repetir hasta el cansancio que Quintero odia a los paisas que le está entregando la ciudad a Petro o que le está allanando la entrada a la guerrilla.

La revocatoria a Quintero sigue confirmando lo que siempre ha sido: un cascarón instrumentalizado por el uribismo y un poderoso sector económico, indignado por el desmonte del impune esquema de cooptación empresarial eufemísticamente llamado “gobierno corporativo”. Tan solo es una sostenida estrategia de desprestigio y desinformación, impulsada por el maleable ecosistema de las redes. Advenido en el entretiempo de las elecciones nacionales (como plataforma electoral del grupo de los Paolos) y antesala de la retoma del poder local en 2023.

Personalmente, considero que apoyar esa revocatoria implicaría respaldar al uribismo, al engaño, la mentira y la instrumentalización de personas necesitadas. Así tenga diferencias con las formas del alcalde y algunas de sus decisiones, algo que he expresado en este y otros portales, nunca me prestaría para la bajeza de una revocatoria con sabor a impostada indignación. Así que, públicamente, le pido a sus promotores que no me sigan invitando o solicitando apoyo. Ahora, mi única motivación se reduce a sumarme a las mayorías ciudadanas que buscarán derrotar al uribismo en 2022 y así acabar con su régimen de terror y corrupción. ¿Se le miden?

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