Personas afines al uribismo y de la derecha colombiana no vacilan en rotular con el seudónimo de Timochenko a quien manifieste apoyo a la consolidación a los acuerdos de paz de La Habana y opten por una opción de gobierno de los sectores alternativos para la presidencia, especialmente a quienes expresan simpatía por la candidatura de Gustavo Petro.
Con el remoquete de guerrillero castrochavista intentan generar temor y frenar la decisión libre y democrática de los ciudadanos de depositar su voto como una forma de expresión y aprobación por una propuesta de gobierno que se identifique con su forma de pensar y modelo de sociedad a la que se aspira.
Valerse de la injuria y la calumnia para querer neutralizar a quienes difieren con la continuidad de la actual clase política en el poder, asociándolos con la guerrilla o gobiernos dictatoriales, en un angustioso pánico ante el temor de un revés en las próximas elecciones presidenciales del Centro Democrático y de Cambio Radical, no es más que una forma de instaurar un sistema despótico y de constreñimiento al ciudadano para que no se exprese libremente en las urnas.
El avance de Gustavo Petro en las encuestas y el masivo respaldo que viene recibiendo en la plaza pública prenden las alarmas de la derecha colombiana, promoviendo a través de las redes sociales y medios de comunicación una campaña llena de mentiras, alertando a los ciudadanos sobre la existencia de una supuesta conjura comunista que desaparecerá la democracia y las instituciones del estado; en una clara campaña anticomunista, pervirtiendo el sentido de la justicia, haciendo estragos en la conciencia moral de la sociedad.
Los señalamientos contra la figura de Petro y sus seguidores son una cortina de humo para encubrir escándalos en los que se ven envueltos miembros de esas colectividades, como: la apertura de investigación por parte de la Corte Suprema contra Álvaro Uribe por la manipulación de testigos y sus relaciones con el paramilitarismo; la captura por vínculos con el paramilitarismo y enriquecimiento ilícito del exgobernador de Santander, Hugo Aguilar, cuyo hijo Richard Aguilar es candidato al Senado por Cambio Radical. Todo inventando acusaciones macartistas que no se pueden ver con indiferencia, puesto que con esas imputaciones maliciosas se pone en riesgo la integridad y la vida del candidato y de quienes acompañan ese proyecto político.
La táctica de estigmatizar a las personas, señalándolas como simpatizantes de las Farc o atacando su integridad moral, acuñándoles el seudónimo de Timochenko, incitan a la agresión, los lleva a comportarse como inquisidores de los opositores a su proyecto de derecha. Sobra recalcar que el macartismo puede terminar en hecho lamentables de violencia entre ciudadanos, guiados por el odio y la intolerancia.
La mejor manera de enfrentar estos actos descalificadores que atentan contra la integridad moral, la tolerancia y el respeto en la diferencia, que tienen como fin extirpar del escenario político a sus adversarios políticos, es enfrentar con propuestas que apunten hacia un país de inclusión social, tolerancia, respeto a la libertad de expresión y pensamiento político, principios que nos conduzcan a reconstruir los valores éticos y morales y avanzar hacia una sociedad reconciliada y en paz.