El Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) terminó dándole la razón a los indígenas misak que derribaron el pasado 6 de mayo la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada presente en la plazoleta del Rosario, en La Candelaria. La estatua fue trasladada después de su derrumbe a una reparación, pero no volverá al espacio público: se irá al Museo de Bogotá.
La decisión tomada por el IDPC llegó luego de un diálogo con artistas, historiadores y la comunidad, parte de la discusión por la presencia de las estatuas en la ciudad. Más de dos meses de discusiones llegaron a la conclusión de enviar la estatua al museo distrital, donde será exhibida a partir del fin de año. La decisión no contó con la participación del Ministerio de Cultura, pues el monumento no era un bien cultural de interés nacional sino distrital.