Las cifras electorales de la elección de los integrantes de la Constituyente comunal bolivariana trastocaron todo el escenario proyectado violentamente por la ultraderecha, el imperio y las oligarquías latinoamericanas.
La coyuntura nos muestra cómo la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) avanza e impone el ritmo político en Venezuela mediante la destitución de la Fiscal Luisa Ortega, promotora de la impunidad de los autores de la muerte de centenares de ciudadanos; la creación de la Comisión de la Verdad y la Justicia; y la primacía de sus decisiones frente a los otros poderes constituidos.
La ultraderecha venezolana está en desbandada y las criminales élites de México, Colombia, Perú, Argentina y Brasil, junto a la OEA y el gobierno de Trump, sufrieron un golpe estratégico contundente.
El saldo neto del resurgimiento chavista con los más de 8 millones de votos por la Constituyente comunal bolivariana es el quiebre y la estampida de la derecha y ultraderecha fascista que en los tres meses recientes desato las más cruel violencia contra el pueblo venezolano, las instituciones democráticas y los derechos fundamentales de la ciudadanía.
La derecha escuálida calculó mal y se la jugó con una estrategia de muerte para dar el golpe de gracia al socialismo revolucionario, pero lo que encontró fue su hecatombe fatal.
Se plantearon la apuesta de todo o nada/ahora o nunca, y hoy están en una pelea intestina pensando en cómo avanzar y no acabar peor que al despegar la asonada que completa más de tres meses.
Pasó, dice Teruggi, lo que les suele pasar: se equivocaron en sus análisis.
Sobrestimaron la fuerza propia, subestimaron al chavismo, leyeron de manera errada el estado de ánimo de las masas, calcularon mal las coordenadas del campo de batalla (http://www.telesurtv.net/opinion/Mapa-de-la-derrota-de-la-derecha-venezolana-20170808-0062.html).
El resultado es que hoy las diversas facciones de esa resaca política puja por espacios en las elecciones regionales de diciembre.
Las castas latinoamericanas escogieron una reunión no vinculante en Lima para repetir la misma cantaleta de Almagro el de la OEA quien sigue su labor como peón del Imperio.
La Constituyente los tiene en pánico.
