Hace algunos días mi esposa me comentó que llegó a su celular un mensaje de texto indicándole que había solicitado la suscripción a un servicio de mensajería. Le aconsejé no responder, ya que podía ser un intento de estafa, pues ella no tenía conocimiento de ello, ni había intentado afiliarse a ningún servicio. La sorpresa vino días después al notar que sus saldos de recarga disminuían sin ella hacer consumos. Fue ahí cuando conectamos de forma automática la causa y el efecto.
Hoy día millones de usuarios de telefonía celular son estafados y robados por las compañías de celular, esto a través de servicios de mensajería no solicitados y no autorizados. Muchos son víctimas sin darse cuenta de ello, ya que siempre los más vulnerables son las personas de escasos recursos que solo tienen para realizar una recarga semanal o que lo hacen cuando una urgencia les obliga a destinar sus limitados recursos en minutos de celular.
El caso me resultó sospechoso y aberrante por lo que se realizó la correspondiente reclamación a la compañía, pero creo que no es suficiente con exigir, ya que muchos colombianos son afectados diariamente por un robo continuo y permanente que las autoridades parecen sencillamente ignorar. Así pues, la pregunta es: ¿cómo es posible que una compañía de celular haga descuentos de los saldos de sus clientes por servicios no solicitados y de forma limitada respondan solo si estos reclaman? Surge la razón que afecta todo esfuerzo de nuestra sociedad para progresar: la corrupción y el deseo de ganar dinero sin escrúpulos, sin moral, ni ética.
El modelo en que se conjura la estafa es sencillo y solo requiere la complicidad conjunta entre las compañías de celular y terceros que ofrecen servicios de mensajería inútiles, de escaso o nulo valor. La compañía de celular ignora, omite o falla intencionalmente en controlar la suscripción a servicios de mensajería no solicitados, hace los descuentos y se reparte las ganancias con el tercero; solo si el cliente reclama, asume alguna acción al respecto para mantenerse en la “legalidad”.
No obstante, debido a que los servicios de telefonía en la modalidad prepago no cuentan con un historial físico que pueda verificar el cliente, este no es consciente de los descuentos y muchos de los recursos son captados como productos vendidos por el tercero y comisiones para cada compañía de forma deshonesta. En este sentido, todo ello resulta aberrante, ya que sacan ganancias de clientes de escasos recursos y no solo de forma inmoral sino también descarada.
Espero que haciendo pública esta denuncia las autoridades investiguen y tomen las medidas necesarias para proteger a millones de personas de la peor clase de bandidos que roban a los más vulnerables.