Una decena de mineros brasileros cavaron por más de una semana para sacarla de la tierra. La piedra cargada con nueve esmeraldas de gran tamaño de color verde oscuro estaba a 200 metros de profundidad. La encontraron hace 22 años, en 2001. La llamaron esmeralda Bahía, porque esa ese el nombre de la región donde fue encontrada. Bahía es hasta el día de hoy la esmeralda más grande del mundo. Pero alrededor de ella no todo es felicidad; la historia que la rodea esta llena de oscuridad, tragedia y hasta maldiciones.
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Después de encontrar la piedra que pesaba casi 300 kilos los trabajadores de la mina Carnaiba tuvieron que transportarla con la ayuda de un par de bestias. Esta piedra se vendió de afán a un esmeraldero de la zona por unos cinco mil dólares, quien un par de meses después se la vendió a otros comerciantes de piedras de Sao Paulo por USD$20 mil.
La costosa piedra permaneció mucho tiempo debajo de unas escaleras y tapada con una manta de la lana mientras el dueño encontraba un gran comprador, que terminaron encontrándolo en Estados Unidos. Después de negociaciones telefónicas con los dueños de la esmeralda los gringos Ken Conetto y Tony Thomas volaron a Brasil y lograron negociar gigante piedra por USD$60 mil.
La piedra llegó a Estados Unidos en 2005. Ken Conetto, después de sacar del negocio a Thomas, se asoció con inversionistas que guardaron la roca en una caja fuerte de un banco en Luisiana. El huracán Katrina que azotó a Estados Unidos en 2005 hundió el banco y la caja fuerte con la piedra adentro, que logró recuperarse semanas después.
En medio de un intento de venderla en las Vegas, en 2008 la policía federal confiscó la esmeralda Bahía. Desde entonces ha permanecido bajo custodia en la oficina del 'sheriff' de Los Ángeles. Desde entonces al menos una decena de personas han intentado pedir la propiedad de la piedra, pero el juez no ha dado veredicto en favor de ninguno.
Hasta el gobierno Brasil entró a la pelea. Según el estado brasilero la esmeralda les pertenece por haber sido exportada de forma ilegal, pero el Michael Johnson de Los Ángeles, quien tiene el caso en sus manos desestimó las intenciones de Brasil por falta de pruebas. La piedra la han pedido los brasileños Elson Alves Ribeiro y Ruy Saraiva; también el comerciante Ken Conetto, quien fue el comerciante que llevó la costosa piedra a Estados Unidos y la habría vendido en el mercado negro gringo.
Según el empresario Tony Thomas la piedra le pertenecía y tenía la factura de compra, pero en un incendio en su casa, ocurrido en 2005, todo lo perdió y la factura también se fue entre las llamas. Según la historia que rodea la piedra, varios de los empresarios que se enamoraron de ella y que invirtieron para quedarse con la esmeralda perdieron sus inversiones, algunos de ellos quedando en la banca rota por cuenta de este negocio. Hoy la esmeralda más grande del mundo está tasada en más de USD$300 millones, pero no le pertenece a nadie según la ley, pero muchos siguen detrás de ella sin importar la mala racha que rodea a quienes pretenden hacerse su dueño.