La carencia de agua sin potabilizar y de agua potable en Aguachica no está muy lejos de parecerse a la situación que se vive en La Guajira, aunque no tenga los mismos efectos.
Hace unos meses, tuve la oportunidad de ir a conocer ese municipio, ubicado en el departamento del Cesar, al nororiente del país, para estar al tanto de otras culturas colombianas, y entre otras cosas, visitar a mi esposo que se encuentra realizando un trabajo en el hospital regional.
En mi recorrido por Aguachica, empecé a divisar los problemas de escasez de agua de la ciudad, al llegar a donde se alojaba mi esposo, me di cuenta de que el agua que salía en la ducha del baño era apenas un "hilillo" muy delgado y apetecible de tan apreciado líquido. Lo primero que me advirtieron fue que no tomara de esa agua por nada del mundo, y que de ninguna manera le diera de tomar a mi perrita, quien me acompañó en el viaje. Por tal motivo, decidimos irnos con mi esposo para un hotel por esos días, pues allá deben mantener el líquido suficiente para los clientes y en todo momento.
Durante las salidas para conocer el municipio, vi vehículos, carros y motos con tanques de plástico, llevando agua a distintos sitios; como discotecas, restaurantes, casas, y diferentes locales comerciales, entre otros. El agua es suministrada por la Empresa de Servicios Públicos E.S.P.A., llega cada veinte días y se puede demorar hasta dos meses en volver, y cuando lo hace, en algunos barrios, tan sólo se demora ocho horas, en otros, se demora cerca de cinco días el suministro de dicho servicio público.
A pesar del poco suministro de agua potable por parte de la empresa de servicios públicos, los habitantes de Aguachica deben pagar un consumo promedio mensual de 30000 pesos, posteriormente, tienen que acudir a la venta de agua no apta para el consumo humano, a domicilio, quienes cobran alrededor de 15000 pesos por un tanque de 200 litros. Estos proveedores particulares, según los habitantes, consiguen el agua en un sitio donde sólo algunos tienen acceso y la extraen ¡como si fuera petróleo!, en pozos profundos que encuentran en aquellas zonas, existen cuatro pozos en la actualidad, que recomienda el Departamento Administrativo de Salud de Aguachica, puesto que es más limpia para lavar y bañarse y así evitar enfermedades infecciosas.
El servicio de venta de agua no potable es el negocio de muchos de los habitantes de Aguachica, diría yo, es una de las actividades económicas principales, junto con el mototaxismo, la explotación petrolera y de tagua. En el último día, que ya debía devolverme por cuestiones laborales, nos dimos cuenta de que en el apartamento donde se hospeda mi esposo, en el que conviven cuatro personas, también se había quedado sin agua, y apenas llevaban 8 días desde que habían cargado el tanque con agua comprada a domicilio. Es en ese momento cuando reafirmo la información que había obtenido por parte de los diferentes habitantes del municipio, y lo que pude percibir por esos días.
Por lo anterior y según algunos fallos analizados sobre escasez de agua potable en Colombia, quise mencionar la Sentencia T-418 de 2010, en donde se le ordena a la alcaldía del municipio de Arbeláez que adopten solidariamente las medidas adecuadas y necesarias para asegurar el goce efectivo del derecho al agua de las personas que habitan en el sector rural del Municipio y que, actualmente, reciben el servicio de agua por parte del Acueducto urbano.
Dicha sentencia, igualmente, menciona lo siguiente sobre el derecho a la vida, con respecto al servicio de agua:
El agua constituye fuente de vida y la falta del servicio atenta directamente contra el derecho fundamental a la vida de las personas. Así pues, el servicio público domiciliario de acueducto y alcantarillado en tanto que afecte la vida de las personas, la salubridad pública o la salud, es un derecho constitucional fundamental y como tal ser objeto de protección a través de la acción de tutela.
El anterior aparte de la sentencia T-418 de 2010, deja ver muy claro, la importancia del suministro de agua para el ser humano, por ende, surge una terrible preocupación por la indiferencia de algunos gobiernos municipales que, debido a la gran descomposición, pasan por encima de los derechos fundamentales de los habitantes, como lo son estos servicios básicos para su supervivencia.
En el municipio de Aguachica, se ha anunciado por los distintos medios, en los últimos años, sobre casos presentados en las diferentes alcaldías, las cuales han estado permeadas de corrupción, como ejemplo, el alcalde Henry Alí Montes Montealegre, quien fue acusado de presuntas irregularidades en la contratación de los comedores escolares con la Fundación Porvenir, debido a que no se adelantaron las acciones de control correspondientes, el alcalde Montes, fue capturado en abril de 2016 y quedó en libertad provisional después de permanecer tres meses en una cárcel de Bucaramanga, (la investigación continua), según el diario El Espectador de 2016, y el caso tan nombrado del exalcalde Gustavo Maldonado Estupiñán, quien fuera destituido y acusado disciplinariamente por haber violado el principio de transparencia, consagrado en la Ley 80 de 1993, al realizar 17 contratos de manera directa, por lo que la Procuraduría lo inhabilitó por aproximadamente 11 años, para desempeñar cargos públicos hasta el 24 de abril de 2018 y para contratar con el Estado, hasta el 02 de marzo de 2022.
Para finalizar, y después de pasar algunos días haciendo un análisis de este problema de falta de agua potable y no potable que se presenta en Aguachica, y que no me lo esperaba al llegar allá, lo primero que hice cuando regresé a Bogotá, fue tomarme un buen duchazo, y varios vasos con agua, agradeciéndole a la vida por contar con ese líquido tan indispensable para nuestra subsistencia. ¡Ni todo el oro del mundo podría reemplazar la escasez de este anhelado líquido!