Es evidente que los lineamientos de la OMS están al orden del día en el tratamiento de la pandemia de COVID-19, lo que resultaría posiblemente escandaloso oponerse a sus recomendaciones. Este es el caso de la vacuna que están desarrollando las diversas multinacionales farmacéuticas. Igualmente, es claro que la vacuna será un lujo para los países, pues su aplicación no podrá ser masiva a toda la población, sino que se precisa de limitaciones en cuanto a las personas o grupos de personas que se debe priorizar.
En ese sentido, se habla de la primera línea de vacunación, en el que estarán los profesionales de la salud y la población adulta mayor. En este punto es que considero que es equivocada la política asumida por la OMS, pues no atiende el problema de fondo, sino por las ramas. Es decir, se concentra en los efectos del contagio, más no en la raíz del mismo. Es claro, médicos y adultos mayores son los más expuestos al contagio, pero si nos damos cuenta ellos no son los principales agentes multiplicadores de la pandemia por COVID-19.
Ahí es donde evidencio el error de la OMS y su réplica en los Estados. Al no atacarse la raíz del contagio, sino sus efectos (agentes víctimas del contagio, es decir salud y adultos mayores), se pierde la eficacia de la vacuna. Es que para todos es claro que en las aglomeraciones o en el contacto social está el contagio. Estos son los agentes multiplicadores de la pandemia, pues afectan a médicos, cuidadores de población adulta mayor, adultos mayores y demás población. Aquí es donde debe orientarse la vacunación, en los agentes multiplicadores, de ahí que surge la pregunta: ¿dónde están estos agentes multiplicadores de pandemia?
Considero que responder a este interrogante es la que va a determinar la eficacia o ineficacia del plan de vacunación. Sobre esto, considero que los gobiernos y la misma OMS deberían orientar sus esfuerzos de vacunación en primera línea: en los agentes multiplicadores de la pandemia. Estos son, en concreto, las personas que atienden o prestan sus servicios a la mayoría de la población (médicos, meseros, tenderos, cajeros, trabajadores de tiendas de frutas y verduras, taxistas, conductores de servicio público, trabajadores de grandes superficies y pequeños supermercados).
Estos grupos poblacionales de trabajadores deberían ser los primeros en vacunarse, ya que son potenciales agentes multiplicadores del coronavirus (inclusive debería pensarse mucho en los jóvenes, pues es una población dinámica, activa, que no revisa las reglas de autocuidado). Pero no, buscando el problema en las ramas, se concentró en la población que más se encuentra aislada, pues no es un secreto que los adultos mayores se encuentran bajo el cuidado y protección de la familia o de las mismas instituciones de salud, entonces, queramos o no queramos, tienen un grado de autocuidado y cuidado más alto que la demás población.
Por ello, considero que al atacarse la raíz del contagio, se podrán evitar miles de muertes. Por ejemplo, los cuidadores de esta población y otras con grave riesgo de contagio, tienen que necesariamente movilizarse, comprar víveres, relacionarse con otros grupos poblacionales. En resumen, el plan ideado por la OMS y su espejo en los Estados, como en el caso de Colombia, vaticino que será un desastre y los escasos recursos con los que contamos no serán efectivos ante la grave amenaza que se cierne sobre todos nosotros. Eso sí, advierto, estoy llegando a la edad de considerarme adulto mayor, pero considero que mi contacto diario me obliga a pensar que son ellos y no yo los que deben vacunarse. Gracias.
