La ciudad de Santiago de Cali, como distrito especial, se está viendo inmersa en una transformación ambiental a gran escala, buscando a través de ella impactar la vida de sus habitantes.
De allí el impulso que se le está proporcionando a los parques y reservas naturales del municipio, destacando que, alrededor de la ciudad, se encuentra parte de la cordillera occidental y el tramo correspondiente a sus cerros tutelares denominados Los Farallones de Cali, donde está ubicado el parque natural más grande del departamento del Valle del Cauca, denominado Parque Natural Los Farallones.
Con una extensión de más de 196 000 hectáreas es lugar donde nacen unos 30 ríos y en donde se conservan algo más de 561 especies de aves, sin mencionar las especies vegetales y demás animales, insectos y microorganismos que allí se encuentran logrando hacer de nuestra ciudad un lugar ideal para el avistamiento de las mismas, dándole preponderancia y visibilidad a nivel mundial.
Lo anterior sobre turismo ecológico y ambiental atrae a lugareños y extranjeros nos recuerda que estas áreas naturales están, desde años en eminente peligro y alto riesgo de vulnerabilidad y desaparición a raíz de las actividades ilegales que en sus terrenos se desarrollan (minería ilegal, acciones y negocios relacionados al narcotráfico) que encuentran en la soledad y abandono en que se encuentran estos territorios el espacio ideal para efectuar sus ilicitudes.
Además del gran número de parques públicos y de reservas naturales, repartidas entre sus barrios y distritos residenciales, en los últimos años se han logrado concretar algunos proyectos ecológicos de importancia y que en el futuro cercano serán trascendentales para la ciudad y sus habitantes.
Entre estos proyectos se puede mencionar el correspondiente al Parque turístico de Cristo rey, incrustado en el mismo parque de Los Farallones, dentro del cual se van a construir 17 kilómetros de senderos peatonales para facilitar los recorridos ecológicos; igualmente se inauguró el parque lineal del icónico río Cali; igualmente se adquirieron varios terrenos que estaban en poder de la Sociedad de Activos Especiales por encontrarse en extinción de dominio, y algunos otros de propiedad privada, para en ellos construir parques naturales y de reservas.
Algunas de esas construcciones son los Parques de la Vida, para disfrute de las comunas 19 y 20, el Parque del río Pance, en la comuna 22, sumándose a la red de parques comunales y a los que se encuentran ubicados y regados en la mayoría de barrios de la ciudad. Muchos de los cuales se vienen voluntariamente inscribiendo en una red comunitaria de bosques urbanos, siendo esta una iniciativa ciudadana que persigue la participación directa de los residentes alrededor de los mismos para impulsar su protección, mejoramiento y transformación en lugares lúdicos, recreación, ejercicio y para el disfrute del restringido y escaso espacio verde y del medio ambiente natural que aún sobrevive en la ciudad.
En cuanto a las ciudades se han visto convertidas en recintos cerrados, amurallados, encementados, acerados y pavimentados como errado concepto de lo que significa urbanismo, considerando a la fauna, flora y seres humanos como si elementos extraños y aislado y como si fueran objetos insensibles a los beneficios de vivir en medio de la sombra y frescura que proporcionan individualmente los árboles y colectivamente los bosques que dan lugar y motivo para unos ambientes más relajados y saludables.
Situación que a nivel mundial también se está presentando en varias grandes ciudades, donde sus ciudadanos, sean del común, académicos o ambientalistas, ante los hastíos, angustias y desesperos cotidianos están volteando a mirar hacia la naturaleza como fórmula para encontrar mejores ambientes y estilos de vida.