Diego Latorre es uno de los hombres que mejor ve el fútbol en Suramérica. Puede ver a los dos rivales como ejércitos que se entrelazan en el campo de batalla. Es equilibrado, tranquilo, uno siente además que está aprendiendo algo, que ver partidos de fútbol es mucho más que perder el tiempo. Latorre es tratado en Argentina con el respeto que generan instituciones como Macaya Márquez. Nada que ver con lo que pasa con Iván René Valenciano o Carlos Valdés en Colombia.
Cada cierto tanto el Bombardero es tendencia por alguna tontería que dice, por alguna ligereza. Es incapaz de quitarse la camiseta del Junior. Valdés es un buen muchacho que simple y llanamente no tiene conexión con el público: escucharlo en un partido matutino de la Premiere es una irresistible invitación al sueño. Fabian Vargas es demasiado emotivo y, la verdad, a excepción de Oscar Córdoba y de Jorge Bermúdez, nada de lo que digan importa. Les hace falta preparación, carisma, lecturas.
Hoy tuvimos la oportunidad de ver el enredado Atalanta vs Real Madrid y salimos del partido creyendo que aprendimos un poco más de fútbol. No nos sentimos vacíos, como cuando narran Casale y compañía, Miguel Simón y Diego Latorre son una dupla maravillosa, periodismo al más puro nivel. Eso es lo que uno necesita al ver un partido de fútbol, tener la mínima impresión, al menos, de que no se ha perdido el tiempo.