Y, nos vemos abocados a la segunda vuelta, como si al país no se le hubiesen dado vueltas y revueltas en este certamen electoral: es la realidad política.
La segunda vuelta tiene como propósito, entre otros, la toma de posición por parte del elector para que, en una nueva reflexión equipare, compare y, por supuesto, decida sobre la alternativa que, según la primera mayoría, se vuelve a presentar, es decir, hacer una nueva mayoría, una opción viable, una postura de mayor solidez, para los siguientes cuatro años, es decir, a un período presidencial o, seguir , por segunda vez y, solo en segunda vez, la propuesta del que desea su reelección. Sería entonces un ejercicio de consolidación.
Propósito que, hoy por hoy, como van las cosas, no será posible, pues antes que posturas, programas o, en una palabra, temas de Estado, se ha ofrecido una malévola polarización a cuenta de suspicacias, enredos sin fin y, hasta denuncias que, en derecho penal juega como un programa de investigación; muy lejos de la opción al poder. Todo se distorsionó.
Así, lo que era una estrategia de poder se convirtió en una estructura de desgobierno y de desinstitucionalización. Miren ustedes a este propósito, lo que vimos con estupor la última semana, hablando de la aplicación de la Ley Criminal, bien vale parodiar al Maestro de siempre, Carrara: por donde entra la política, sale la justicia penal.
A todo ello nos arrojó la fábula de la reelección que, recordemos, es una figura espuria. Veamos: al examinar el Boletín 59 de la Registraduría Nacional del Estado Civil: (i) de un potencial de sufragantes de 32.975.158, solo ejercieron el derecho 13.216.402 (40,07 %); (ii) del anterior guarismo, su 97,24 %, fueron válidos, es decir, 12.851.650; y, (iii) el voto en blanco, se hizo presente con un 5,99 %, lo que indica que un subuniverso de 770.610 personas deciden no encontrar fórmula que los represente o les subyugue el pensamiento. Ahhh, lo crucial, el fantasma: la abstención que se encuentra en el 60 %; en palabras sencillas, más de la mitad de los electores hábiles, no desean participar en la decisión sobre su destino, una indiferencia que al final los va a afectar; obvias razones. ¿Se deben estudiar las razones de la abstención: mera indiferencia? ¿Ausencia de cultura política? ¿Saturación por el sainete de los últimos días? ¿Qué pasa en esa franja?. Si bien es cierto, la abstención es constante en el país, casi una costumbre inveterada, el aumento en la misma debe llamar la atención. Para el futuro, pero lógico, frente a la segunda vuelta.
A los ganadores (¿) que por fuerza de la votación, pasan a la segunda vuelta, los separan cerca de 500.000 votos. Una faena por desarrollar. Del cómo y hacia dónde se dirijan, depende el acertijo; sí señores, todo un acertijo: (i) la cifra de abstencióny (ii) el golpe electoral que ofrecieron las mujeres tanto del Polo como del Partido Conservador; realidad política, preludio de una dirigencia propia; pero ello no significa que los votos sean endosables y deben ser conscientes de ello pues de así considerarlo podrían caer en el espejismo caudillista y allí, el comienzo de su fin. El Polo y el Partido Conservador alternativas futuras y, no mercados de futuro, algo muy diferente.
El mecanismo de alianzas solo por el poder, si bien es pragmático, decepciona al elector; ¿una de las causas de la abstención? Nos preguntamos.
Que los ganadores de la primera vuelta se desempeñen en la captura de la opinión con propuestas atendibles, viables, razonadas y, sobre todo, la exposición de postura de Estado. Ello hace falta; puentes ideológicos para una mayoría de segunda vuelta, no sumas irracionales de irracionalidad; no subasta de tienda.
Y, aquí el papel de la juventud. A ellos nos referimos: la encuesta final se aproxima, la generación nueva se debe comprometer con su futuro, sin odios ancestrales, remordimientos de conciencia ajenos y, sobremanera, un indeclinable compromiso con su humana condición: el escenario está listo. Ahhh, y recordar: La paz es la seguridad, que no la guerra; la guerra es un negocio de pocos; la paz es un negocio de todos.