En los noticieros nacionales ya es cotidiano ver el tema con que inicia las emisiones: Venezuela. Se ha vuelto tema obligatorio de tocar en las casas, la esquina, una charla entre amigos, en los colegios, en fin, conocemos más de lo que pasa en el país vecino que en las problemáticas que afrontamos todos los días los colombianos. No es de humanos discriminar al otro por el país en el que reside, es sabido que se le ve con malos ojos a los venezolanos, todos debemos poner de nuestra y entender que para crecer como sociedad debemos respetar a aquellas personas que deciden pasar la frontera por la escalada violenta por parte de las fuerzas oficialistas y grupos opositores (Esta violencia es invisibilizada por los grandes medios).
No es por exagerar, pero un país como Colombia donde se le exige más a un futbolista que a un político por hacer las cosas, donde el concepto democracia se limita al ejercicio del voto (Democracia es más que eso), un país que aborrece la lectura y en promedio no hay un libro leído por colombiano, se prefiere estar pegados en los televisores viendo productos poco educativos, para resumir es un país catalogado como el sexto más ignorante del mundo según “Index of Ignorance 2015”. Para el colombiano promedio su fuente de información son los Canales RCN y Caracol, medios que parcializan la información para hacer olvidar los males de nuestro país y tapar el gran flagelo que padece Colombia, ya no son las FARC-EP, sino la corrupción.
Para entender la situación venezolana se debe tener claro que así como Colombia, Venezuela tiene una posición geográficamente estratégica. Ambos países son la entrada a América del sur, ya sea por Panamá o por las islas caribeñas. Además de ello, Venezuela tiene las más grandes reservas de petróleo en el mundo, este dato no es menor porque según estudios a Colombia solo le quedan 10 años de este recurso, es decir, gobiernos buitres están a la espera de que el Gobierno bolivariano de Venezuela caiga para aprovecharse del recurso que ya no tienen. De hecho, desde hace años se repite la frase: “El gobierno de Venezuela caerá sino en días, en meses”. Es hoy y todavía no han podido acabar con el gobierno elegido democráticamente.
Así pues, no se puede entender el ataque mediático a Venezuela sin el apoyo económico del imperio más asesino de la historia de la humanidad. Los medios nacionales y transnacionales nos quieren vender la idea de que EUA es el defensor de la democracia y los derechos humanos, cuando son ellos los mayores violadores e irrespetuosos de las decisiones soberanas de países que no bajan la cabeza ante ellos, en otras palabras no son satélites del Imperio. El actuar del país norteamericano ya es repetitivo para quienes leemos historia, los argumentos son los mismos: dictadura, régimen, totalitarismo, violación de derechos humanos. Esta fue la misma táctica que emplearon para intervenir en países como Irán (1953), Chile (1973), Iraq (2003), Libia (2011), solo por mencionar algunos. El interés del país de Trump va encaminado a retomar el poder en América del Sur, poder que había perdido por las luchas de movilizaciones sociales y por el ascenso al poder de gobiernos progresistas.
Como van las cosas, está funcionando la táctica de desprestigio y aislamiento contra Venezuela, además el financiamiento a la oposición por parte del Departamento de Estado y El Fondo Nacional por la Democracia ha hecho que esos grupos se movilicen con mayor presencia, cabe decir que la punta de lanza de la oposición son grupos de jóvenes encapuchados que son denominados como “pacíficos” por los grandes medios, los mismos que llaman como “desadaptados” o “vándalos” a los estudiantes de las Universidades públicas. El lenguaje de los grandes medios ha subido de tono y los colombianos que vemos estos noticieros solo repiten como loros lo que escuchan de los periodistas.
Es lamentable la situación que pasa el hermano país, pero más allá de eso es una tarea de los líderes políticos priorizar el bienestar de la sociedad y llevar a buen puerto el futuro de ese país. Como colombianos podemos contribuir a un diálogo donde las dos partes concierten en temas básicos para la convivencia de los ciudadanos. Los constituyentistas pueden contribuir al diálogo devolviendo y garantizándoles los derechos políticos a líderes opositores, además de tomar decisiones pertinentes para aliviar la situación económica. Por otro lado, los líderes opositores deben desistir de llamar a la violencia, actos que son reprochables en cualquier otro país e igualmente deben respetar las reglas de la democracia venezolana. Por último, las partes no deben caer en la estigmatización política y polarización de la población.
El cambio de conciencia a partir de escritos es un ejercicio valido si se proponen ideas para la solución de conflictos, Colombia fue ejemplo de ello, pero cambiar la conciencia de un mejor periodismo requiere de una formación de periodistas críticos y reflexivos que no tengan sesgos políticos y que traten de darle una gama de información veraz para que el ciudadano vea de distintas maneras el hecho noticioso y sea el quien decida con que argumento quedarse, al respecto veo necesario citar lo dicho por Vargas Vila hace más de 100 años: “El escritor verdadero, no sigue la opinión pública: la guía. El verdadero escritor, debe aspirar a conducir, no a seguir”.
