Desde el pasado 10 de octubre el gremio de los carros amarillos lanzó la autodenominada campaña “bloques de búsqueda” contra el servicio de la plataforma Uber en la capital Colombiana, a su vez el Comandante de la Policía de tránsito coronel Juan Francisco Peláez respondió ante un medio de comunicación que “no va a permitir encerronas a servicios de Uber, bicitaxis o mototaxis”.
A partir de este atrevido pronunciamiento del gremio amarillo, nace un interrogante basado en los mismos argumentos que dicen tener ellos: ¿Por qué nosotros, como ciudadanos, no les hacemos un bloque de búsqueda a los taxistas que prestan un pésimo servicio? Creo que no sería muy difícil encontrarlos, solo bastaría entonces ponerse en cualquier esquina con un par de cuerdas y conos anaranjados para “retener” a los taxis y realizar pruebas técnicas para identificar taxímetros adulterados, o también crear redes de ciudadanas de whatsapp para perseguir a quienes no cobren lo que por decreto deben cobrar en el caso de las ciudades donde no hay taxímetro, entonces también retendríamos a quienes dicen “para ese lado no voy”; mejor dicho, sería mucho trabajo para los ciudadanos, puesto que la mediocridad del servicio abunda.
Es un cinismo absoluto que muchos del gremio amarillo presuman que su “legalidad” pueda convertirlos en los policías ejemplares del buen servicio de transporte y creerse con la moral suficiente para detener a un sistema tecnológico que tiene una filosofía basada en la satisfacción del servicio al cliente, la idea del bloque de búsqueda contra el servicio Uber limita con lo ridículo, puesto que en vez de usar dicho tiempo para seguir ganando dinero prestando un servicio mediocre o mejor aún utilizar dicho tiempo en módulos de capacitación en servicio al cliente y nuevas modalidades de comodidad y seguridad para los ciudadanos, piensan perder tiempo jugando a ser los policías ejemplares de la legalidad y buen servicio del transporte público.
Existen conductores humildes que se rebuscan acudiendo a empresas de taxis, mientras que otros en una minoría pagan también el costoso cupo de taxi con esfuerzo y se dedican al servicio del transporte, pero ninguno de ellos a pesar de su legalidad se siente en la obligación de prestar un excelente servicio, pues tanto como el empresario, el conductor trabajador y aquel que es dueño de su taxi, asumen que con el hecho de pagar el costoso “cupo de taxi”, nada ni nadie los puede sacar por prestar un servicio mediocre y ser parte del gran tumulto de conductores que se conforman simplemente en llevar y cobrar por una carrera a una persona, sin pensar en las características de la prestación de un excelente servicio.
Todo esto contrasta con el servicio de la plataforma tecnológica Uber, en donde cualquier persona puede manejar en sus espacios libres en su carro particular, prestando un servicio de transporte interesando en la eficiencia y calidad esperando ser calificado por el usuario, apareciendo así la calidad del servicio recíproca, pues conductores y usuarios se califican entre sí, manteniendo una armonía en los dos polos del servicio de transporte, donde conductor y usuario se disponen a mantener una relación de calidad, puesto que en el caso de los conductores una continua serie de calificaciones negativas lo llevaría a la destitución absoluta de la plataforma.
Señor taxista preocúpese prestar siempre un excelente servicio y sus clientes jamás se quejaran y tampoco tendra que preocuparse por que otros también estén haciendo ese trabajo que usted aún no ha comenzado hacer por estar persiguiendo a otros.
Twitter: DiegoVitola7
