El presidente de Cabo Verde, Jorge Carlos de Almeida Fonseca tiene en sus manos la suerte de Alex Naím Saab Morán, reconocido por Nicolas Maduro como su agente. El barranquillero está recluido en la cárcel central de Ribeirinha, su solicitud de habeas corpus fue negada, y Estados Unidos cuenta un plazo de 18 días, prorrogables a 40, para formalizar el pedido de extradición.
El presidente Fonseca es un jurista de muchos quilates, egresado de la Facultad de Derecho de Lisboa. Ha sido investigador en derecho penal del Instituto Max-Planck de Friburgo de Brisgovia (Alemania), profesor universitario, ha publicado una docena de libros y más de cincuenta trabajos en revistas de más de diez países en áreas del derecho penal, procesal penal y constitucional. Participó en la elaboración de la Constitución de su país, es considerado uno de los fundadores de la II República y logró que Cabo Verde hiciera parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Además, es poeta.
Su país fue colonia de Portugal desde su descubrimiento en 1462 hasta 1975. Es un archipiélago de diez islas grandes y cinco pequeñas situado frente a Senegal. En la Isla de Sal está el aeropuerto internacional donde fue capturado Alex Saab en su parada para recargar gasolina rumbo a Irán, en la de Santiago está la capital Praia y en Sao Vicente, Mindelo, la ciudad donde nació el presidente. Son apenas 543.000 habitantes, unos pocos más que los de Usaquén en Bogotá. Y es, sobre todo, uno de los países más democráticos del mundo. En el ranking de The Economist figura en el puesto 23. En África es el primero.
Cabo Verde es una democracia representativa, con un sistema político profundamente bipartidista en el cual el Partido Africano de la Independencia de Cabo Verde (PAICV), antiguo partido único del país, y el Movimiento para la Democracia (MpD) son los principales. Fonseca, 69 años, católico, pertenece al MpD de centroderecha, fundado bajo la plataforma de la democracia cristiana, y afiliado a la Internacional Demócrata de Centro. Desde 2011 ocupa, en su nombre, la presidencia por votación popular.
El presidente cabovardiano está en medio de grandes tensiones cuando tiene que decidir sobre la extradición de Alex Saab. Venezuela argumenta que al ser un agente suyo tiene inmunidad diplomática. Su interés en el caso se hizo evidente cuando inmediatamente se conoció el arresto la Cancillería expidió un comunicado calificándolo de “arbitrario” e “irregular”. A sus aliados, en especial a Rusia, Irán, Turquía, y además China y Cuba, tampoco les conviene la extradición, por eso estarían con el ojo en el gobierno africano. Cabo Verde es uno de los 20 países que han recibido misiones médicas de Cuba para enfrentar la pandemia, pero la embajada cubana ha dicho públicamente y por televisión que no está involucrada en el asunto. Las relaciones de la nación africana con China se fundamentan, entre otras, en el Foro de Macao. China le ha condonado una deuda de 1,4 millones de dólares. Una pequeña suma, para un país pequeño, cuyo PIB es de USD 1.977 millones (2018).
Para su defensa en los estrados Saab contrató a José Manuel Pinto Monteiro un polémico abogado de larga trayectoria. En 2018 Pinto defendió al holandés Bernard Moreira, cuya extradición era solicitada por Luxemburgo, acusado de formar parte de una red internacional de narcotráfico, y al expresidente del Colegio de Abogados Arnaldo Silva, quien era acusado de fraude, falsificación de documentos, organización criminal, corrupción activa y lavado de dinero.
La defensa se sustenta, en primera instancia, en la discrepancia entre la fecha del arresto y la emisión de la circular roja de Interpol por lavado de activos, alegando que el arresto ocurrió el 12 de junio y la alerta se emitió al día siguiente. Ya fue desestimado el habeas corpus. El procurador José Landim, quien se posesionó en octubre pasado, declaró al diario local A Nacao que Cabo Verde no tiene acuerdo de extradición con Estados Unidos, pero que opera bajo el principio de reciprocidad como miembros de la ONU en causas de corrupción, crimen organizado y narcotráfico, entre otras. Con este argumento se comenta que la puerta está abierta.
Se cree, casi con certeza, que Saab ha sido clave para canjear oro por gasolina con Irán,
y por alimentos con Turquía.
La extradición es una opción que Venezuela quiere desechar a toda costa. Y no solo por la información sensible que Saab tiene en su equipaje. Según la exfiscal de Venezuela Luisa Ortega Díaz “Saab se convirtió en el “socio estratégico” de Maduro y su esposa, además de ser un personaje clave para la importación de gasolina a Venezuela”. Se estima que entre 2017 y 2018 se hizo con al menos 1.300 millones de dólares en contratos para los Clap, y que después construyó un tejido de unas diez empresas con socios y familiares, en tres continentes, con negocios que van desde alimentos y medicinas hasta gimnasios, oro y contratos con Pdvsa.
En épocas de escasez se comenta sottovoce que Saab, nacionalizado venezolano, ha sido el hombre del oro para Maduro. Y que, casi con seguridad, ha sido clave para canjear oro por gasolina con Irán, y por alimentos con Turquía. El portal Arnando.info acaba de revelar que el mismo avión privado Bombardier Global 5000 T7 JIS en el que lo capturaron en Cabo Verde ya había estado en Teherán en marzo, coincidiendo con el momento en que se agudizó la falta de combustible.
Mientras Fonseca decide si extradita a Saab y a dónde, y corre el tiempo para Washington en este nuevo capítulo de su forcejeo con Venezuela, se siguen moviendo las fichas de un insólito tablero que puso a un presidente poeta y a un pequeño país africano en el centro de la geopolítica mundial.
